Julián Herbert toma la crítica para explorar la narrativa de sus colegas en nuevo libro
‘Overol: Apuntes sobre la narrativa mexicana reciente’ recoge ensayos en los que el autor saltillense analiza la obra de distintos escritores y escritoras nacionales, sus relaciones literarias, exploraciones y otros hallazgos
Tras haber reflexionado sobre su práctica como escritor en el libro “Suerte de principiante” (Gris Tormenta, 2024), Julián Herbert ahora voltea la mirada hacia sus colegas en la narrativa por medio de la crítica literaria —una que como su obra, también se funde entre los géneros— en “Overol: Apuntes sobre la narrativa mexicana reciente” (Random House, 2024).
El libro, que también se relaciona con su publicación de 2010 “Caníbal, apuntes sobre poesía mexicana reciente”, se divide en tres partes: “Contexto”, “Lecturas” y “Relecturas”, a través de los cuales analiza la obra de algunos exponentes del género en el México actual —y una tercia de autores del siglo 20 influyentes en su pluma—.
“La primera parte es sobre ciertos temas que creo que están en el ambiente. La tensión entre ficción y no ficción, el uso del punto de vista en la novela coral y la presencia de las escritoras, representada por Valeria Luiselli y Fernanda Melchor”, explica el escritor en entrevista con VANGUARIDA, “la segunda sección escribí sobre distintos autores de literatura mexicana de una época reciente, que van desde autores nacidos en el 64 hasta nacidos a mediados de los 80 y la última sección son tres ensayos breves sobre escritores que considero importantes y parte de mi tradición, que son Luis Zapata, José Agustín y Gustavo Sainz”.
El autor, @julian_herbert, comparte una colección de textos que reflejan sus intereses críticos principales: la tradición formalista, la narratología, la poética cognitiva, entre otros temas. 📖✍️ Conoce más en OVEROL.
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La gran mayoría de estos textos fueron publicados en su totalidad o por entregas en diferentes revistas, como parte también de un esfuerzo para retomar el lugar de la crítica literaria en México, además de explorar el punto medio entre la tradición más académica y la de reseña. Dos los ensayos, además, son inéditos; “La angustia de las legitimidades” planta la tesis del libro al final del primer capítulo y “Breves estaciones” despliega 10 reseñas de escritores al final de la segunda sección.
Para Herbert una de las preguntas base de esta publicación es el ¿cómo leemos?, pues a diferencia del ¿qué leemos?, el cual considera “dictado por el mercado, por las reseñas, y mucho por los editores, que nos ponen en las mesas de novedades qué leer”, esta primera permite un diálogo y análisis más profundo, que se relaciona más con “[cómo] estructuramos el sentimiento de la realidad con el cuerpo y con los procesos de la memoria y me interesaba mucho regresar a esta noción de cómo formalizamos el lenguaje, cómo el lenguaje construye un sentimiento de la realidad”.
“A veces las reflexiones alrededor de la literatura se llenan de lugares comunes, cosas como el lenguaje, si es popular o culto, o las angustias sociales, la pertinencia de reflexionar sobre el racismo y las identidades y a mí lo que me interesa es cómo hacemos eso. Por ejemplo, la discusión sobre las identidades: sexuales, raciales... existe en un cuerpo y en un contexto de memoria y esa sería la pregunta más compleja, el cómo leemos ciertas cosas, en este caso la narrativa, para construir con ella realidad”, agrega.
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De manera paralela, reconoce que este ejercicio también se inscribe en una tradición latinoamericana de escritores que realizan crítica literaria. Por lo mismo enfatiza que no se asume desde una posición de autoridad, sino que más bien se piensa como “lector instruido y con la habilidad de saber cómo funcionan las entrañas de una novela”.
“Yo pienso en la crítica como un género literario, entonces lo primero para mí está en la experiencia de la escritura. No creo mucho en esa crítica como algo que solo sucede pedagógicamente sino que la crítica por sí misma es un objeto literario. La clase de crítica a la que yo aspiraría es a la que también se cumple de algún modo construyendo un relato, una poética y un complemento”, considera.
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“También creo que la crítica tiene que ser móvil. El acompañamiento es lo que más va a durar, porque a veces el problema de pensar la crítica es que se agota en el evento. Sí es interesante el objeto crítico del momento, pero pienso en la crítica de Mariano José de Larra, sobre teatro en el siglo 19 y si lo lees ahora, más de cien años después tienen un peso y lo tienen por esa valoración estética. Lo que hay es el poder de observación, más que el aspecto pedagógico”, agrega.
Asimismo, pensando su libro como un objeto de archivo de un contexto determinado, asegura que le gustaría que se viera “no en términos canónicos y lo digo un poco en el libro, pienso más en la noción que está en que esté en diálogos con otros proyectos de critica, un archivo en un espacio móvil, una retícula”, concluye.
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