La economía detrás de la migración: Miguel Fernández de Castro expone en MARCO

El artista sonorense presenta en Espacio UNO el proyecto ‘La deuda. No hay dónde esconderse en campo abierto’, que reflexiona sobre las redes del fenómeno migratorio a partir de la industria de ropa de camuflaje que hay en su pueblo natal

Artes
/ 31 agosto 2023
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Altar es un pueblo del estado de Sonora que se ubica a menos de 100 kilómetros de la frontera con Arizona. Su situación geográfica lo convierte en un punto de paso natural para los migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos y, por lo mismo, hay actividades económicas que subsisten gracias a este fenómeno.

“La deuda. No hay dónde esconderse en campo abierto” es un proyecto del artista Miguel Fernández de Castro, originario y residente de dicha comunidad, con el que busca explorar las dinámicas, redes y enlaces que conforman a toda la migración en el país, esto a partir, en una primera instancia, de los trajes de camuflaje que utilizan para pasar desapercibidos en medio del paisaje desértico.

“Altar es un pueblo que ahorita, prácticamente el 90% de la economía gira en torno a cuestiones de la migración o el narcotráfico”, explicó para VANGUARDIA el artista que esta semana inauguró la exhibición en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), “es un tema que aquí siempre está presente en el pueblo, todo el mundo tiene que ver, legal o ilegalmente, directa o indirectamente, con el asunto de la migración, entonces es un tema natural para mí, aunque nunca antes lo había abordado, hasta ahora”.

La colaboración con el taller que realiza estas prendas inició en un proyecto previo, donde utilizó unas pantuflas que tienen el mismo fin, al tener una suela hecha de alfombra evitan que se dejen huellas sobre la tierra. Así fue conociendo la economía que hay detrás del camuflaje, de dónde se obtiene la materia prima y quién compra los productos, principalmente polleros y organizaciones de tráfico de migrantes.

“A partir de ahí supe de este cargamento de ropa camuflaje que ella había empeñado hacía unos años y que ya no lo quería recuperar, porque ya no se lo iban a comprar, porque ya era un camuflaje que los polleros no estaban comprando”, explicó sobre el origen de la instalación que domina la muestra en el Espacio UNO de MARCO.

Los polleros ya no estaban comprando ese tipo de camuflaje, explicó, porque el paisaje cambió. Esta situación se liga con otra de las obras, una pintura monocromática hecha a partir del pigmento del pasto buffel, una especie invasora traída de Sudáfrica por los empresarios ganaderos de la región.

“A pesar de ser el pasto que predomina, resulta que no es originario de aquí y esa cuestión me parece interesante porque fue una respuesta a la necesidad de los grandes empresarios ganaderos, que al final terminaron afectando el paisaje, junto con otras industrias, de manera importante y ahora es un elemento más, entre otros, que provocaron un cambio en el paisaje por el interés monetario”, explicó.

A estas obras se suma una fotografía que forma parte de un proyecto gráfico más amplio sobre los encuentros que ha tenido en las rutas que hay cerca de la frontera. En este caso, un suéter de camuflaje sobre un saguaro.

Su exhibición en este museo, además, es importante para él por varios motivos. En parte porque se ubica en otro estado fronterizo, Nuevo León, y forma por lo mismo parte de la red que está estudiando, donde el sitio geográfico determina la economía del lugar –en este caso un intercambio constante de bienes con Estados Unidos, por ejemplo–.

$!La exposición se encuentra en el Espacio UNO, dentro del museo.

“Cada elemento viene de algún lugar. La tela con la que manufacturan la ropa viene de Puebla; las redes de trasiego de los polleros se extienden a todo el país, desde Nuevo León, CHiapas, Tabasco, Jalisco. Reclutan gente en todos los estados de la República Mexicana para cruzarlos, porque ellos no los ven más que como una mercancía y eso representa dinero. Ahorita están cobrando entre 8 mil y 10 mil dólares por persona”, compartió.

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Por otro lado, la reflexión se extiende al museo mismo, que sin su poder para legitimar y otorgar significado el montón de prendas de camuflaje se vuelve otra cosa, se vuelve arte, en lugar de un producto que perdió todo valor monetario en su lugar de origen.

$!La exposición también incluye una fotografía que retrata claramente el paisaje que recorren los migrantes.

Me interesa pensar en qué consiste ese cambio de estatus, en el que yo, como artista, el museo, los curadores, esta misma entrevista forma parte de toda una cadena, como la de la migración, en la que se genera un valor que no estaba ahí”, agregó.

“Yo no me siento en la posición o con la autoridad para hablar en nombre de ellos, como suele hacerse con este tipo de temas. Es por eso que decidí enfocarme en lo que conozco y lo que pasa aquí en el pueblo, que es la confección de ropa y la economía que surge a partir del paso de los migrantes”, concluyó.

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