Renacentista Vittore Carpaccio es ensalzado en exhibiciones en Italia y Estados Unidos
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Vittore Carpaccio, famoso pintor renacentista por el uso de intensos colores rojos de sus obras ha recibido recientemente más atención fuera de su natal Venecia con exposiciones de sus pinturas.
En noviembre pasado la Galería Nacional en Washington inauguró la primera retrospectiva de la obra del pintor fuera de Italia. Ahora la exposición “Vittore Carpaccio: Master Storyteller of Renaissance Venice” (Vittore Carpaccio: Narrador maestro de la Venecia renacentista) se podrá admirar en Venecia en el Palazzo Ducale a partir del 18 de marzo.
En la exposición de Washington están incluidas dos pinturas de Carpaccio que salieron de Venecia por primera vez en más de 500 años.
“Al principio dudábamos un poco porque permitir que estas obras maestras salgan de su hábitat natural es siempre un riesgo”, explicó Piergiorgio Millich, el principal guardián de la fraternidad Scuola di San Giorgio degli Schiavon.
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La institución veneciana, que también es conocida como Scuola Dalmata, o Escuela Dálmata, encargó 10 pinturas a Carpaccio y desde entonces es su propietaria, resguardándolas en el mismo edificio por siglos.
Por su parte, ña conservadora de arte Valentina Piovan analizó las obras y se dedicó durante un año a su restauración antes de convencer a la institución de que algunos de los lienzos podían viajar de manera segura a Washington para ser exhibidos.
Actualmente, Piovan está trabajando en la restauración de otras obras de Carpaccio en la sede de la fraternidad fundada en 1451 por un grupo de venecianos como un centro social destinado a brindar apoyo médico y espiritual para sus integrantes, la mayoría marineros de la flota naval de la república. Cuando la flota logró derrotar a los otomanos en la guerra turco-veneciana, recibieron un buen pago.
Gracias a esto pudieron contratar a uno de los más prominentes pintores locales de la época, Carpaccio, con el propósito de que creara una serie de obras dedicadas a San Jorge, el santo que mató a un dragón, salvó a una princesa y convenció a paganos de convertirse al cristianismo.
En la primera pintura del ciclo, “San Jorge y el dragón” que es una obra maestra de más de tres metros de largo, Carpaccio muestra al santo sobre un caballo con su lanza clavada en la boca del dragón y el suelo lleno de fragmentos de cuerpos humanos que parcialmente devorados por la bestia. La princesa, con un vestido rojo “carpaccio”, une sus manos en gratitud al ver la escena desde un relieve rocoso.
Esta es una pintura clásica de Carpaccio, en donde hay mezcla de narración y atención al detalle.
“Creo que la gente está empezando a tener una apreciación por las pinturas, las pinturas venecianas del comienzo del siglo XVI, y también quizá puedan aprender de dónde viene la palabra carpaccio”, precisó Melissa Conn, directora de la oficina de Venecia de Save Venice, que es una organización estadounidense sin fines de lucro que otorgado 400,000 dólares para la restauración de varias obras de Carpaccio.
Con información de la Agencia The Associated Press.