¡Y sigue enamorada de ‘La Rana’! Mujer de Saltillo colecciona 4,300 ranas por un viejo amor

María del Rosario de la Peña presume de su gran colección, que inició hace casi 40 años por un pretendiente cuyo peculiar apodo la llevó a comenzar

Artes
/ 1 julio 2023
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La casa de María del Rosario de la Peña está repleta de ranitas ornamentales. Tiene figuras de pasta, de lámina y latón, de arcilla y cerámica; peluches, utensilios de cocina, dijes, collares y hasta calzones; ranas realistas, de caricatura e incluso famosas; bailando, abrazadas, tomando el sol y en miles de formas diferentes.

“Lala”, como le dicen sus amigos, calcula que son alrededor de 4 mil 300 piezas las que integran su colección, pero todo empezó por una rana muy especial: “El Rana”, un viejo pretendiente que la trae enamorada hasta el día de hoy y por el que, en 1981, su madre le regaló la figura con la que iniciaría este proyecto que entre más regalos y compras propias ha alcanzado estas dimensiones.

“A veces no quiero ya [coleccionarlas], porque me voy a morir y me las van a tirar”, dijo a VANGUARDIA cuando nos recibió en su hogar, mientras nos mostraba los detalles de estos objetos con gran valor sentimental, entre las que también se hayan juguetes como un pequeño radio con una rana y una figurita que baila sola, así como el infaltable “Kermit” o Rana René, como se conoce en Latinoamérica, estrella de Los Muppets y que llegó a ella por una amiga.

$!“Lala”, como le dicen sus amigos, calcula que son alrededor de 4 mil 300 piezas las que integran su colección.

“[Mi familia] no me dice nada por las nadas, pero dice que estoy muy enamorada y no correspondida”, comenta sonriente mientras pasamos de la sala a su cocina y de ahí al comedor, donde tiene algunas de las piezas repetidas.

“Cuando ando en el centro y veo que no las tengo, la compro. Sí me acuerdo de cuál tengo y cuál no. Sí tengo repetidas, por eso esas están allá”, dijo apuntando hacia el fondo del comedor.

Mientras tanto, nos sigue contando de su “Rana”, aquel hombre motiva todo esto y de las demás. Para un coleccionista siempre es difícil decidir si tiene una o unas favoritas; se lo preguntamos.

$!Para un coleccionista siempre es difícil decidir si tiene una o unas favoritas; se lo preguntamos.

Se ríe, pícara, antes de responder: “El que está tocando, cómo él toca la batería en el grupo Cristal”, explica. Entonces nos muestra una figura hecha de lámina de una ranita tocando una batería metálica.

¿Todavía habla con él?”, le preguntamos

“Si, a veces me habla por teléfono”, contestó.

“Dice que cuando estaba en la escuela se fue todo vestido de verde y los amiguitos empezaron de carrilla a decirle ranita, y se le quedó”, contó, “lo conocí cuando yo tenía 27 años”, agregó momentos después.

Recordó que en 2009 volvió a casarse. En aquel tiempo tenía 2 mil 100 ranas y esperaba superar la marca de la colección de Chabelo, que llegó a superar las 3 mil —ya lo logró—, pero dado el valor sentimental y sobre todo su origen estaba dispuesta a deshacerse de ella para darle su espacio a su nueva pareja.

$!Por supuesto, la sección que más le gusta es la de las ranas enfiestadas, las que están bailando, tocando, disfrutando de una música que solo ellas escuchan pero felices de estar en movimiento.

“Yo las iba a regalar, porque me casé de vuelta y dije al muchacho no le va a parecer. Me dijo ‘no las regales, es tu colección, ni modo que me encele con las ranas’ y no las regalé”, compartió.

“Hasta mi suegro me dijo que no las regalara. Mi esposo sí sabía porqué coleccionaba ranas, mi suegro no. Él me dijo ‘lo pasado a mi no me interesa, me interesa cómo te portas’. Porque una mujer casada es puntada del dedo de todo el mundo, y yo dejé los bailes, dejé donde andaba y todo por dedicarme a él, dejé mi libertad, porque a mí me gustan mucho los bailes y cuando me casé con él tenía 45 años yo”, agregó.

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Por supuesto, la sección que más le gusta es la de las ranas enfiestadas, las que están bailando, tocando, disfrutando de una música que solo ellas escuchan pero felices de estar en movimiento.

“[La Rana] dijo que cuando ya no los quisiera se los diera ¡muy vivo!”, expresó, “yo me voy a seguir coleccionando, aunque mi hijo me dice que cuando me muera las va a tirar. Ta loco, regreso y lo rasguño”.

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