‘Blade Runner 2049’, artificios de gran manufactura
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No necesitábamos esta secuela, pero el magistral equipo detrás la convierten casi al instante en un clásico moderno de la ciencia ficción, aunque viva a la sombra de su predecesora
Calificación: 9 de diez.
Casi es imposible fallar. Tenemos al talentosísimo director canadiense Denis Villeneuve, al legendario cinefotógrafo Roger Deakins y un elenco sólido encabezado por Ryan Gosling. ¿Qué puede salir mal? Muy poco, la verdad, con todo y que se trate de una segunda parte de uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción, “Blade Runner” (1982). Oh no, la terrible invasión de nostalgia ha infectado una de las películas más importantes de la historia. ¿Qué sigue? ¿Una segunda parte del “Ciudadano Kane” (1941) o “Vértigo” (1958)? La idea de continuar la historia de los cazadores de Replicantes no parece nada alentadora y algunos la considerarán blasfema. Pero es increíble lo que un equipo de gente talentosa y comprometida es capaz de lograr. “Blade Runner 2049” está hecha con gran cuidado, creando un balance cercano a la perfección entre el homenaje y una historia única, capaz de conmovernos y fascinarnos casi tanto como el clásico del que toma su nombre.
La cinta cuenta sobre un futuro en el que casi todos los Replicantes, seres artificiales casi indistinguibles de las personas reales, que se rebelaron ante sus creadores han sido eliminados. La compañía Tyrell que los fabricaba como mano de obra esclavizada, quedó en bancarrota y la empresa ahora es comandada por Niander Wallace. Él logró crear una nueva serie de Replicantes que, a diferencia de sus predecesores, tiene la cualidad de nunca desobedecer una orden. Sin embargo, algunos cuantos modelos viejos siguen rondando el futuro California y un nuevo Blade Runner llamado K (Ryan Gosling) deberá encargarse de eliminarlos. En su misión, él encuentra pistas de algo mucho más complejo, un misterio que podría cambiar la historia para siempre y que desata una persecución. Algunas de las respuestas al misterioso descubrimiento podrían estar en un hombre que tenía un trabajo muy similar al suyo allá por el 2019.
Es difícil desmenuzar esta película sin dar “spoilers”. Casi al comienzo de la misma, se dan respuestas que podrían alterar la experiencia del espectador si se supieran antes. Porque esta obra, como todas las buenas cintas, más que una historia es una experiencia. Se tiene que absorber cada pieza visual y sonora, dejar que entre con refrescante novedad a través de nuestras pupilas y oídos. Porque con todo y el hecho de que se ubique en un universo prexistente, con personajes y nombres que ya conocemos, esta obra se logra sentir nueva y no lo digo en el mal sentido de la palabra. No es una “modernización” de “Blade Runner”, que con la idea de mejorar la historia la vuelve un festín de efectos visuales y escenas de acción escandalosas. Es nueva en el sentido de que su historia tiene solidez por su cuenta. Es un nuevo misterio que, aunque se ata íntimamente con la trama anterior, se mueve a su propio ritmo, desde su propia perspectiva. Es, si se quiere, una nueva sensibilidad de un mismo universo.
Pero el juego de la novedad con la nostalgia no es tan simple. Tampoco es como que esta cinta pueda verse por su cuenta, ni necesite de su previa entrega, ni mucho menos que no le rinda alguna especie de homenaje. Las dos películas son como entes separados y complementarios. Lo que hace a esta visión tan distinguible es, en gran medida, la dirección de Villeneuve y la fotografía de Deakins. En otras palabras, el fondo y la forma. En resumidas cuentas: exactamente lo mismo que hace grandiosa la “Blade Runner” de Ridley Scott, en primer lugar. Ahora bien, en comparación, la primera cinta es sin duda mucho más revolucionaria; narrativamente, al grado de influenciar cientos de historias posteriores en diversos medios; y visualmente, creando un futuro sin precedentes de iluminación, efectos y diseño de producción maravilloso. Es difícil para cualquier película equipararse en ese mismo nivel. Pero si “Blade Runner 2049” no lo logra, al menos se acerca bastante y hace un muy digno intento por alcanzar la grandeza.
Es ambiciosa y es cuidadosa y, lo más importante, no se siente como un producto genérico para vender nostalgia. Claro que hay un homenaje, que va desde la aparición de ciertas marcas en pantalla, algunos diálogos y locaciones, hasta el ritmo y la tonalidad. Es en esta última parte donde debemos ponernos de pie y aplaudir. La cinta no es un festín de acción a ritmo acelerado, es una película pausada, que se toma su tiempo y que ama cada detalle. La cámara de Deakins (fabulosa en todos los sentidos) se posa con la tranquilidad de un gato sobre este fascinante mundo, dejándonos ver cada cosa y absorberla de principio a fin. Villeneuve no apresura nada, se toma su tiempo casi como si no tuviera encima de él un estudio exigiéndole termine pronto. Tan es así que se da pie al único defecto de la película: quizá es demasiado larga (dura cerca de dos horas 40 minutos). Pero el resultado que tenemos en pantalla es cautivador. Esto crea una atmósfera, de nuevo, muy similar a la conseguida por Scott años atrás.
Una historia oscura, un film noir, un futuro sucio y sombrío. Es en el balance de ambos mundos, del homenaje y la novedad, donde sobresale. Pero es en sus propias cualidades donde no sólo se vuelve una gran secuela, sino una gran película, punto. La fotografía es genial y el nuevo misterio es bueno, además de tener como respaldo un elenco bastante comprometido. Gosling es genial y hasta Ana de Armas, en el papel de un extraño interés amoroso, sobresale, así como Robin Wright y Jared Leto, con todo y la brevedad de sus papeles. Por último, la música de Hans Zimmer añade bastante a la manufactura perfeccionista. Escenas impresionantes son capaces de quedarse en nuestro subconsciente, haciéndola una obra inolvidable que dan ganas de ver varias veces para captar nuevos detalles.
Es digna de su predecesora y digna de su propio goce y su propio análisis.
> Director: Denis Villeneuve.
> Elenco: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Dave Bautista, Jared Leto.
> Género: Ciencia ficción.
> Clasificación: B
> Duración: 163 minutos