‘Creed’: Por qué Stallone merece el Globo de Oro
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El actor, denostado y vilipendiado por muchos, se cuela por sorpresa en la lista de nominados. Analizamos las razones por las que podría convencer a quienes siempre lo han criticado y llevarse el galardón.
Los Ángeles. Este jueves se anunciaron las nominaciones de los premios otorgados por la prensa extranjera de Hollywood. Entre nombres tan esperados como DiCaprio o Redmayne, la gran sorpresa ha sido la inclusión de Sylvester Stallone, que tras 39 años desde su última nominación a los Globos de Oro, vuelve con grandes posibilidades en la categoría de mejor actor de reparto por reencarnar a Rocky Balboa en “Creed”, una cinta que continúa la historia escrita por él mismo que ganó el Oscar en 1977.
Dirigida por Ryan Coogler, la cinta narra el ascenso a boxeador profesional del hijo del fallecido rival de Rocky, Apollo Creed, que convence a Balboa para que se convierta en su entrenador. Sorpresa inesperada de la temporada de premios, hasta la crítica especializada se ha rendido ante ella tildándola como “inteligente, estimulante y bien elaborada” (Variety) y “la mejor entrega desde la original de 1976” (Entertainment Weekly).
Sin duda, el impensable retorno a las listas de premios de la figura de Stallone, caricaturizada por unos y vilipendiada por otros, es un soplo de aire fresco entre las decenas de dramas intensos que suelen copar estos honores. Verle sentado en la butaca escuchando las maldades de Ricky Gervais es desde ya uno de los momentos más esperados de los Globos de Oro. Pero existen más razones por las que Sly merecía esta nominado (y cuidado no vaya a alzarse victorioso, que con la mirada del tigre ya se sabe):
PORQUE NO TIENE NI UN MÚSCULO DE TONTO
Pese a haberse labrado una carrera como actor en filmes de acción poco sesudos, según un ranking publicado por la asociación internacional de superdotados Mensa, Stallone es uno de los tipos más eminentes de Hollywood con un cociente intelectual de 160. También solemos olvidar su prolífica faceta como guionista, con más de 25 películas a sus (anchas) espaldas, habiéndose convertido la mayoría en grande éxitos de público como “Acorralado”, “Cobra” o la mencionada saga “Rocky”. Fue precisamente este su primer guión y consiguió venderlo rápidamente a los estudios, que le ofrecieron una millonada por los derechos con una sola condición: él no sería el protagonista. Aunque apenas tenía 100 dólares en su cuenta bancaria, Stallone se mantuvo firme y no firmó hasta que no le confirmaron que el papel sería interpretado por él.
“Sly es un artista, un actor. No es para nada como los personajes por los que se ha hecho famoso. Lo único que tiene en común con ellos es su físico. Él es un intelectual.”, señaló Ryan Coogler, director de “Creed”, en una entrevista de radio. Pero su carrera artística no acaba en el cine, sino que dedica la mayor parte del tiempo a su gran pasión, la pintura. A sus 69 años, Stallone es autor de más de 200 obras y ha expuesto en museos de renombre como San Petersburgo o Niza.
PORQUE ENSEÑÓ A PERDER
Además de ser el filme más taquillero de 1976, “Rocky” se hizo con tres Oscar, entre ellos el de mejor película por encima de clásicos como “Todos los Hombres del Presidente” o “Taxi Driver” (no entremos en valoraciones). Pero donde reside el indiscutible valor del filme es en que, contrario a la tendencia histórica de Hollywood, el héroe no consigue vencer la pelea final. El perdedor no ganaba, pero tampoco caía derrotado. La película constituyó la puesta en escena del “si lo has intentado todo, no estás obligado a más”, un mensaje revolucionario por aquel entonces en la competitiva cultura norteamericana. Tal era su atractivo, que conforme al cosechar victorias en el resto de películas de la saga, perdió el gancho. Según afirma el periodista David Ehrlich en Rolling Stone, “cuando la fama de Stallone se volvió estratosférica, comenzó a ser difícil percibirlo como un David contra Goliath. Al principio, Rocky ganaba incluso cuando perdía. Para su quinta película, él perdía incluso cuando ganaba”.
Esta enseñanza que plasmó Stallone en su primer guión le acompañaría en el resto de su vida, aceptando la derrota del reconocimiento durante cuatro décadas. Los únicos galardones con los que se ha hecho en este tiempo son 9 premios Razzie (lo peor del año). No son tantos teniendo en cuenta que ha estado nominado en más de una treintena de ocasiones. Pero Stallone se ha tomado con tanto humor el desprestigio a su trabajo que no se le ocurrió mejor título para sus últimos filmes, acompañado del resto de héroes del cine de acción de los 80, que el de “The Expendables”.
POR APOSTAR POR EL TALENTO JOVEN Y DAR UN PASO ATRÁS
Hay un momento en el que cada doble salto mortal hacia atrás empieza a doler. Llegada la fecha, una estrella del cine de acción puede elegir entre tirar de doble hasta para sentarse como Harrison Ford en la última de Indiana Jones, ser rejuvenecido digitalmente como Schwarzenegger en “Terminator: Génesis”, o convertirse en el maestro retirado que vuelca conocimientos en su discípulo, como Stallone en “Creed”. La decisión no solo de convertirse en un actor de reparto, sino de dejar también la dirección y el guión en manos de un tercero, ha aportado a la película un nuevo protagonista de vocación perdedora, con quien el público puede sentirse otra vez identificado.
Stallone arriesgó todo dejando su saga más rentable en manos de un dúo de chavales negros que no llegan a la treintena y cuya primera película juntos era un drama independiente de ínfimo presupuesto sobre un crimen racista. Creed es la segunda película juntos de Ryan Coogler (director) y Michael B. Jordan (protagonista) y el despegue definitivo para sus carreras. Coogler acaba de firmar con Marvel para dirigir la película del superhéroe Pantera Negra. Michael B. Jordan, conocido sobre todo por sus papeles en las series “The Wire” y “Friday Night Lights”, es uno de los actores del momento y protagoniza anuncios junto a Cara Delevingne y reportajes en Vogue. Su papel en “Creed” le ha colocado también en el radar de los premios y extraña su ausencia en las nominaciones de los Globos de Oro. Su inmersión en el personaje fue tal que hasta recibía golpes verdaderos él mismo provocándole algún k.o. como recoge Stallone en su Twitter.
PORQUE LAS PELÍCULAS DE BOXEO SIEMPRE HAN COSECHADO PREMIOS
No existe género deportivo que funcione mejor en la gran pantalla que el desarrollado en un cuadrilátero, cosechando un éxito y un tirón mayor incluso que el del propio deporte. Desde Robert De Niro en Toro Salvaje hasta el Rocky retirado de Sylvester Stallone en “Creed”, grandes actores de Hollywood han conseguido el reconocimiento de la Academia por papeles del mundo pugilístico. Ahí están estrellas como Hillary Swank y Morgan Freeman por “Million Dollar Baby”, Christian Bale por “The Fighter”, Daniel Day Lewis por “The Boxer”, Will Smith por “Ali”, Russell Crowe por “Cinderella Man” o Denzel Washington por “Huracán Carter”. Las películas sobre boxeo suman más de once Oscar en la historia de los premios.
PORQUE LAS VIEJAS ESTRELLAS NUNCA MUEREN
La carrera hacia la ansiada estatuilla dorada nos depara varias tramas que se repiten año a año. La actriz prometedora que rompe en diva, el niño revelación que consigue una nominación o la película de bajo presupuesto que se cuela entre las favoritas. Otro lugar común es el de la estrella que resurge de entre los muertos para ser homenajeada por aquellos que lo enterraron en el olvido. John Travolta (“Pulp Fiction”), Mickey Rourke (“The Wrestler”) o Michael Keaton el pasado año por “Birdman”, son algunos de los ejemplos más evidentes de la tendencia retro-nostálgica de Hollywood. También este año Sylvester Stallone encaja perfectamente en el molde del estereotipo de las “comeback stories” que tanto gustan en la sociedad norteamericana. Un dato: ninguno de los actores anteriores consiguieron alzarse con el Oscar. No todas las historias del cine tienen final feliz. Tampoco lo tenía “Rocky”. Stallone volverá el próximo enero a pisar una gala de premios. Con la frente marchita, la sien plateada por las nieves del tiempo y sintiendo que la vida es un soplo. Porque, ¿qué son cuarenta años? Para Sly, nada. © EL PAIS, SL. Todos los derechos reservados.