“The disaster artist” se lleva la primera gran ovación de San Sebastián
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Franco, que saltó a la fama encarnando a James Dean en el biopic homónimo de 2001, contó que empatizó con Wiseau, pues él también tuvo que sufrir en sus comienzos como actor.
¿Puede la peor película de la historia convertirse en una obra de culto que, más de una década después, siga levantando pasiones? La respuesta se llama "The Room", un rotundo despropósito que por serlo resulta apasionante y que ha servido a James Franco para llevarse la primera gran ovación del 65 Festival de San Sebastián por "The Disaster Artist”.
Esta hilarante comedia estadounidense recrea el "making of" del mayor fenómeno del cine "trash" (basura) de los últimos tiempos, pero lejos de quedarse en la parodia, supone una auténtica carta de amor al séptimo arte. Además de tomar las riendas del filme como realizador, el nominado a un Oscar por "127 horas" se mete en la piel del iconoclasta Tommy Wiseau (director, protagonista y productor de "The Room"), en un papel que para muchos apunta a premio.
"Hay tantas películas malas en la historia del cine que no se verán más, pero 'The Room' sigue llenando sesiones a medianoche porque Tommy puso en ella todo su corazón", explicó Franco en una abarrotada rueda de prensa con problemas de sonido que bautizó como "the disaster press conference". El de Wiseau es "un fracaso muy particular, o no lo es en absoluto, pues después de 14 años deberíamos llamarlo un éxito", añadió.
Franco, que saltó a la fama encarnando a James Dean en el biopic homónimo de 2001, contó que empatizó con Wiseau, pues él también tuvo que sufrir en sus comienzos como actor. "Mis padres me dijeron que si quería dedicarme a esto, me las apañara, así que comencé trabajando en un McDonald's. Por suerte, fueron dos o tres meses", añadió, pero "en cierto modo, la película tiene también algo muy personal".
"The Disaster Artist" se basa en la novela autobiográfica de Greg Sestero, coprotagonista de "The Room" y encarnado en la gran pantalla por Dave Franco. Según contó su hermano, al leerla entendió que ahí "había una gran historia de Hollywood" que quería dirigir y protagonizar. Pero cuando tras adquirir los derechos habló con Wiseau, éste le "sugirió" a Johnny Depp para su papel.
"Me reí, le dije que era una gran estrella, y se molestó. Fue Greg quien postuló mi nombre", relató. "Y me dijo, bueno, he visto tu trabajo, has hecho algunas cosas buenas, algunas malas...", añadió Franco entre risas. Tiempo después, con la película aún sin terminar, Wiseau lo acompañó a la proyección en el Festival South By Soutwest. Y la ovación fue inmensa, recordó. "Entonces me dijo que la aprobaba al 99 por ciento".
El torbellino que supuso la llegada de James Franco a San Sebastián, donde semanas antes se había proyectado "The Room" para abrir boca, opacó la presentación de la tercera película española en la carrera por la Concha de Oro. Y eso que el drama familiar "La vida y nada más", de Antonio Méndez Esparza, tuvo una muy buena acogida entre la crítica.
El director de "Aquí y allá", distinguida en Cannes, vuelve a trabajar sobre el terreno, con actores no profesionales, para contar ahora la historia de un adolescente afroamericano que anhela encontrar su sitio. Y en el camino, tendrá que enfrentarse a una madre que a su vez, ansía encontrar un propósito en su vida más allá de la maternidad. Todo ello con una marcada vocación neorrealista que, en sí misma, es un acto "de resistencia política”.
Así lo afirma el propio Méndez Esparza, confesando que su cine "nace del instinto, casi del arrebato". "Siempre trato de centrarme mucho en los personajes, que vivan en un entorno verdadero, y a partir de ahí que cada cual saque sus conclusiones", dijo preguntado por la crítica social latente en el filme. Éste se enmarca en el condado de Leon (Florida), un lugar caracterizado por la desigualdad y con una elevada tasa de criminalidad.
Y del realismo de "La vida y nada más" la jornada pasó a un estilizado Berlín en blanco y negro con "Beyond Words", de la directora polaca Urszula Antoniak. Sin embargo, su marcada voluntad visual no convenció a la crítica a la hora de narrar este drama sobre un brillante abogado que reniega de sus orígenes polacos hasta que la repentina llegada de su padre le obliga a replantearse su vida.