Feminismo, política e igualdad, estas son las poderosas lecciones que nos dejó Quino con Mafalda

Bueno, ¿y cómo hace uno para pegarse esto en el alma? Eso es lo que repiten millones de fanáticos de Mafalda tras la muerte de Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, el creador de la popular tira cómica. Justamente, el pasado 29 de septiembre el mundo celebraba los 56 años de vida de Mafalda, la niña rebelde que quiso cambiar el mundo con grandes dosis de ironía, ahora, este 30 de septiembre despedimos a Quino, quien murió en su natal Mendoza en Argentina a los 88 años.

“Yo aprendí a leer con Mafalda”, fueron algunos de los comentarios que se generaron en redes sociales después de darse a conocer la noticia, y es que Mafalda traspasó su condición de personaje de cómic y se convirtió en un símbolo para varias generaciones de idealistas y soñadores. Desde sus primeras apariciones, su autor, Joaquín Salvador Lavado Tejón le dio el poder de expresar discursos elocuentes, llenos de lógica y compromiso político, usando siempre un tono sarcástico pero tierno. Mafalda pasó años defendiendo causas sociales como la igualdad, el feminismo, el cuidado del medio ambiente, la justicia, la honradez política y a las clases populares.

Su primera aparición fue en la revista Primera Plana en 1964, aunque su creador, la pensó inicialmente para una campaña de electrodomésticos que nunca se lanzó. Su éxito fue inmediato y sus aventuras y reflexiones pasaron por las páginas de periódicos como El Mundo, hasta su última publicación en el semanario Siete días ilustrados, en 1973. Tras abandonar la tira de Mafalda el 25 de junio de 1973, según él mismo por agotársele las ideas, Quino se trasladó a Milán, desde donde continuó realizando páginas de humor, pero para entonces ya era tarde, Mafalda era un símbolo eterno, intergeneracional, y sus libros fueron traducidos a 26 idiomas incluido el braile, y solo en Argentina se vendieron más de 20 millones de ejemplares. 

UN IDEALISTA Y SOÑADOR

Quino nació en Mendoza el 17 de julio de 1932, año en el que sus padres españoles llegaron a Argentina. En 1945 comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de aquella ciudad pero cuatro años después los abandonó al decantarse por el mundo gráfico y la historieta. En 1954 se trasladó a Buenos Aires, donde consiguió publicar su primera página de humor gráfico en el semanario Esto Es. A partir de 1957 publicó regularmente en medios como "Rico Tipo", "Dr. Merengue" o "Tía Vicenta" y también en ilustraciones de campañas publicitarias.

Joaquín Salvador fue condecorado con la Encomienda de Isabel la Católica de España en 2005 y ese mismo año fue nombrado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, al tiempo que su obra fue la protagonista de una exposición enmarcada en los actos del Año del Libro y la Lectura de Barcelona. Entre otros de sus numerosos reconocimientos se encuentran el premio Romics de Oro 2011, máximo galardón del Festival de Cómic y Animación de Roma, la Medalla de la Orden de la Artes y las Letras de Francia y la insignia de oficial de la Legión de Honor francesa en 2014.

Un año después, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile lo galardonaron por "haber retratado magistralmente las problemáticas más profundas de la sociedad”. En sus últimos años se dedicó principalmente a la pintura y a gestionar la difusión de sus dibujos. En 2009 anunció que dejaba de dibujar por un tiempo para evitar repetirse. A finales de 2017, tras el fallecimiento de Alicia Colombo, su esposa, el autor decidió dejar su residencia de Buenos Aires para volver a establecerse en Mendoza, su ciudad natal, desde entonces sus apariciones fueron contadas debido a sus problemas de movilidad y visión.

LA VIDA SEGÚN QUINO

“Me siento muy comprendido con Mafalda, todos los personajes son un poco autobiográficos, pero no es para tanto”, fueron las palabras que expresó Joaquín Salvador Lavado Tejón en 2004 al Periódico Crónica cuando le preguntaron sobre su sentir ante el aporte cultural de Mafalda. El dibujante aseguró en la misma entrevista que siempre fue fiel a una temática social: la relación de los débiles frente a los poderosos, y reiteró que dejar de dibujar a Mafalda fue una de sus mejores decisiones. “No quería que me pasara lo mismo que a Schultz o a Charlie Brown. Ya no son lo que fueron, repiten mucho y pierden la calidad y en caso de sacar algo nuevo, ya no está a la altura de lo que fue en un principio. Yo no quería ese mismo destino para mi creación”.

Quino construyó a una Mafalda que ama a los Beatles, la democracia, los derechos de los niños, la lectura y la paz. Odia a James Bond, las armas, la guerra y tomar sopa. También reflejó el progresismo de su época con comentarios feministas que muestran su apoyo a las conquistas sociales de la mujer y contra los roles establecidos, un niña muy adelantada a su época. Estos son alguno ejemplos de cómo la creación de Quino, poco a poco pretendía cambiar al mundo. Con información de La Vanguardia y Muy Interesante España

Crítica social

“Lo sorprendente es que haya vida en este planeta”.

Una de las temáticas principales de Mafalda, desde su creación, es la crítica social. Habitualmente, la niña hablaba con sencillez sobre los conflictos geopolíticos del momento histórico e invitada a reflexionar sobre el comportamiento humano como especie que se destruye a sí misma.

Feminismo

"Mamá, ¿tu qué futuro le ves a ese movimiento por la liberación de la mujer...?"

El feminismo ocupa la mayor parte de la crítica social de Mafalda, y Quino fue de los primeros en hablarlo a finales de los años 60 y principios de los 70. Quino reflexiona sobre el movimiento y desde la perspectiva del humor, sin dejar de construir una crítica ácida.

Ecologismo

“Con tantos disgustos, el pobre enflaquece”.

La protección del planeta es otro tipo de crítica que se desprende de las viñetas del dibujante argentino. Sutiles frases como esta, empapadas de inocencia infantil, fueron capaces de remover conciencias acerca del respeto al medio ambiente, y cómo las actividades humanas tienen un efecto sobre el planeta Tierra.

Política

“No tengo por qué obedecer a nadie, mamá. Yo soy un presidente”.

Otra vertiente de las viñetas de Mafalda es aquella en que se sirve de la relación paternofilial para representar roles sociales. En política, vemos una analogía entre el papel suministrador de la madre y la soberbia de la hija, que se cree autosuficiente. Una metáfora magistral y cargada, de nuevo, de crítica social.

Igualdad

“El mundo cambiará y los hombres serán así: todos iguales sin nadie encima”.

Es otro de los valores que se ponen encime de la mesa a través de las reflexiones de esta niña argentina. Los niños de este cómic, demasiado pequeños para tales reflexiones, sueñan con un ideal de mundo en el que todos los humanos son iguales.