Fred Ward y Gregorio Rocha

El fallecimiento el domingo 8 de mayo del actor hollywoodense Fred Ward, a los 79 años, dio inicio a una semana de decesos lamentables de creadores del Séptimo Arte tanto nacionales como internacionales.

Nacido en San Diego, California, el 30 de diciembre de 1942, Ward se interesó en la actuación después de haber pasado tres años en la Fuerza Aérea norteamericana. Estudió en Nueva York con el veterano actor Herbert Berghof y después viajó a Italia donde, además de participar en el doblaje de algunas películas, tuvo sus primeras intervenciones en pantalla en dos cintas del aclamado director Roberto Rosellini. Aunque su primer papel importante lo llevó a cabo bajo la dirección de su compatriota Don Siegel en “Alcatraz: Fuga Imposible”, al lado de Clint Eastwood, en 1979, filme en donde debutó el primer actor afroamericano Danny Glover.

Los años 80 los inició Ward con el pie derecho al ser parte del elenco de la múltiple ganadora del Oscar “Los elegidos” (Philip Kaufmann, 1983), basada en la historia real de los astronautas de la misión del Mercury 7 que cruzó la barrera del sonido. Aunque su primer protagónico, a mediados de la década, en la cinta de espías y artes marciales “Remo Williams: sin armas, pero mortífero” (Guy Hamilton, 1985) no resultó ser tan exitoso como se esperaba, los años 90 le reservaron personajes que lo consolidaron como primer actor, empezando por la biopic “Henry y June”, otra vez dirigido por Philip Kaufman, donde interpretó al escritor Henry Miller; “Miami Blues” (George Armitage, 1990) o “Vidas Cruzadas” (Robert Altman, 1993), que ganó un Globo de Oro especial para todo su elenco, entre otras más.

Hacia el final de la semana, la directora del IMCINE, María Novaro, festejaba que en 2021, con todo y pandemia, la producción cinematográfica de nuestro país registró cifra histórica al pasar de 111 largometrajes realizados en 2020 a 259 el año pasado, durante la presentación del Anuario Estadístico de dicha institución. Pero como sucede con “los otros datos” del gobierno de la 4T, la mayor parte de la comunidad cinematográfica se mostró no solo consternada, sino indignada, al enterarse de la muerte del prolífico cineasta mexicano Gregorio Rocha, a los 65 años, debido a las lesiones que sufrió tras chocar con un automóvil cuando viajaba repartiendo comida en su motocicleta por una autopista del sur de la Ciudad de México, el pasado jueves 12.

Rocha, quien entre sus trabajos más reconocidos está el mediometraje “Los rollos de Pancho Villa”, por el cual recibió el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia, fue recordado “con tristeza” por la secretaria de Cultura de México, Alejandra Fraustro, al que describió como “un hombre de cine, dedicado a la producción de documentales culturales, históricos y sociales”. Tuitazo muy contrastante con el de otros, como José Antonio Cordero, cineasta y productor teatral mexicano, quien expresó que es indigno “ser un gran cineasta” y “morir como repartidor” porque las políticas de la Secretaría de Cultura mantienen a los creadores en “desempleo”. Descansen en paz.

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