Introducción a la urgencia de aprender a decidir de manera, si bien no consciente, cuando menos con un ojo abierto. Y no se les olvide hidratarse

Vi un reel divertido de una comediante que preguntaba qué habíamos hecho antes de tomar magnesio. En serio, ¿cómo vivíamos sin magnesio? Y sin vitamina D, complejo B, vitamina C y demás antioxidantes, melatonina, calcio, algún suplemento para controlar el cortisol, dos (o mejor tres) litros de agua lógicamente embotellada (pero no sin ponerle sal, limón y bicarbonato), suficiente fibra, probióticos, caldo de huesos, canela, cúrcuma, jengibre, te verde y suficientes frutas y verduras verdes. Qué bueno que no tengo hijos para quienes tomar esas decisiones en estos momentos. Los míos se criaron como yo...espagueti, macarrón con queso, tacos de frijoles, caldo de pollo, y así. No tomaron vitaminas y no visitaron a ningún médico a menos de que estuvieran enfermos. No sé cuánta agua tomaron y estoy segura de que no fue siempre embotellado. Ahora me siento abrumada.

Hay suplementos para todo, y de verdad en momentos cuestiono si no debería estar tomando más, o menos. O si no es todo esto una parte de aquello que nos dicen sobre un complot elaborado por la industria farmacéutica para vender más a través de convencernos o cuando menos asustarnos lo suficiente para creer que podríamos estar enfermos. Hace unos días escribí sobre algo similar, pero entre más tiempo paso en mi tierra más me percato de la obviedad de estos puntos, y más deseo aferrarme a las manos de los médicos que atienden mi salud de manera directa. Repito algo que sé que dije antes...ese equipo de confianza es muy importante. No podemos saber si siempre tendrán la razón, pero yo no le atinaré de ninguna manera y terminaré tomando una cantidad obscena de suplementos, sustancias químicas y naturales.

Ahora se acerca Navidad, y con ella un montón de expectativas. “Los deberes.” La decoración, la cocina, la ropa festiva, los regalos. Y todo eso sin caer en excesos. No sé ustedes pero el día seis de enero, cuando yo quito lo navideño de la casa, se siente un increíble alivio. ¿Qué sugiero? Tomar decisiones reales. ¿Cómo? ¡Lean la siguiente columna!