Mario Almada ¡Adiós fiscal de hierro!
COMPARTIR
El histrión, que participó en más de 300 películas, falleció en la ciudad de Cuernavaca a los 94 años, acompañado de su familia
CIUDAD DE MÉXICO.- El gran justiciero del cine mexicano ha muerto. El intocable pistolero que dominaba la escena del western mexicano con una serena mirada, imperturbable a pesar de que su entorno se cayera a pedazos. El legendario actor Mario Almada, icono del viejo cine mexicano, falleció la tarde de este martes a los 94 años de edad, en la tranquilidad de su hogar.
Más de 300 filmes conforman la trayectoria de 70 años del afamado histrión mexicano, quien llegó al final de su vida sin sufrimiento porque no estaba enfermo, según ha dicho su familia. La muerte ocurrió por un paro respiratorio en su residencia de la ciudad de Cuernavaca, en el central Estado de Morelos. “En la reunión familiar estuvo contento, disfrutamos de su compañía hasta que él dijo que quería descansar y se fue a su cuarto. Se recostó en la cama para descansar y se fue repentinamente”, dijo a la agencia Notimex la hija del actor, Leticia.
El apellido Almada representa en México una parte de su cultura que por décadas fue una penosa realidad pero que hoy es una de sus innegables características: pueblos sin ley donde sus habitantes van tejiendo la vida como pueden; una desértica y desolada frontera norte en la que ocurre todo tipo de delitos y flagelos, donde se trafica todo tipo de mercancía –también humana- y donde la última decisión, la tiene una Magnum 44. Mario y su hermano Fernando se volvieron leyenda con la prolífica filmografía que retrataba de manera hiperbólica lo que se vive a diario en esas comunidades olvidadas, con un poco de maquillaje, intriga y exagerada acción. El sello de los hermanos Almada.
La exitosa dupla del productor Fernando y el actor, Mario se volvió una leyenda casi de las dimensiones del luchador ‘El Santo’, pues ambos son representantes del cine de ‘serie B’ mexicano.
Otro aspecto impreso en sus películas es la música tradicional mexicana, como fondo y como protagonista, en cintas como “La Banda del Carro Rojo” y “Una Camioneta Gris”, con la participación de la internacional banda Los Tigres del Norte, pioneros en el género de los narco corridos.
Por su eterno papel de pistolero y su inexorable serenidad ante el caos, muchos llaman a Mario Almada “el Chuck Norris mexicano”. Algunas de sus últimas participaciones fueron un homenaje a esa fama, en cintas como “El Infierno” -una recreación de la situación de extrema violencia que sufre México por el crimen organizado, donde interpreta a un narcotraficante- y “El Tigre de Santa Julia”, donde aparece, justamente, como un bandolero. Pero no solo interpretó al “chico malo”: uno de sus más polémicos filmes fue “La Viuda Negra”, que relata la vida de un sacerdote que incumple con el celibato y tiene una intensa relación amorosa con una de sus feligreses.
Premios Ariel, Diosas de Plata y un Diamante entregado por la Asociación Internacional de Prensa, Radio y Televisión de Las Vegas figuran en la galería de Mario Almada. En 2013, la trayectoria del sonorense fue homenajeada con un Ariel de Oro por siete décadas de actuación, que cerraron con “El Ocaso de un Cazador”, a estrenarse en noviembre próximo.
Inicia la leyenda del icono del western mexicano
Mario Almada Otero nació el 7 de enero de 1922 en Huatabampo, Sonora, fue hermano de Fernando Almada; buscando un mejor futuro vivió un tiempo en Guadalajara, Jalisco, y posteriormente se asentó en la Ciudad de México, donde comenzó a trabajar en un centro nocturno llamado “Cabaret señorial” que era propiedad de su padre.
Cuando su hermano Fernando empieza a dedicarse a la actuación dentro del cine, Almada hace lo propio como productor, y en 1963 escribe su primer guion para un filme; posteriormente sustituye a Bruno Rey dentro de “Los Jinetes de la Bruja” (1965).
Almada debutó en el cine en 1935 con el filme “Madre Querida”, al que le siguieron cientos de películas, entre ellas “Todo por Nada” (1968), “El Tunco Maclovio” (1969) y “La Viuda Negra” (1984).
Como un actor multifacético, participó en producciones de distintos géneros, tales como los westerns, “Los Doce Malditos” (1972); reconstrucciones históricas, “Aquellos Años” (1972); filmes escatológicos, “La Isla de los Hombres Solos” (1973), y en cintas de narcotráfico como “La Banda del Carro Rojo” (1976).
Así como en adaptaciones literarias, “Divinas Palabras” (1977); melodramas rancheros, “Mariachi (1976), y en melodramas urbanos como “Para Usted, Jefa” (1979).
El tema de la venganza justiciera prevalece en sus papeles, sobre todo en aquellas dirigidas por Pedro Galindo como “Los Desalmados” (1970), “Todo el Horizonte para Morir” (1970) y “El Pistolero del Diablo” (1973).
Para 1981 reforzó este tema con “Cazador de Asesinos”, del director José Luis Urquieta, la cual está basada en el corrido de mismo nombre de los Cadetes de Linares.
Destaca su papel protagónico de “Chido Guan” en el filme “Tacos de Oro” (1985), que narra la historia de un equipo de futbol que está a punto de perder hasta que “Chido Guan” (Mario) les ayuda a ganar.
En 1990 Almada coprotagoniza “La Camioneta Gris”, con la agrupación Los Tigres del Norte, con la cual ya había trabajado en “La Banda del Carro Rojo” (1978).
Su filmografía ha sido considerada como un vínculo entre México y la comunidad hispana radicada en Estados Unidos. Su más reciente participación en cine fue en la cinta “Casi Treinta” (2013).
Con información de Agencias