Daredevil: Más ninjas, más golpes, más violencia

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/ 25 marzo 2016

La segunda entrega del Diablo de Hell’s Kitchen lleva todo lo que hizo fascinante a su primera entrega un paso más allá, con nuevos personajes listos para patear traseros

Calificación: 8.5 de diez

La aventura de un tipo que se viste como diablo y machaca maleantes a golpes, debiera ser como mínimo divertida. No sería necesario exigirle más que eso, pero en estos tiempos los superhéroes son mucho más que sólo diversión, aunque aquel siga siendo su principal objetivo. Marvel entonces podría ser un gran estudio que sólo quiere hacer superproducciones vistas por millones, pero es claro que al menos piensan muy bien las cosas antes de hacerlas. Gran ejemplo es su incursión a la pantalla chica con Netflix, que ahora conjunta una temporada de “Jessica Jones” y dos entregas de “Daredevil”. Estos nuevos trece episodios de las aventuras de Matt Murdock tienen mucho de eso que hizo a estos programas diferentes a sus homólogas cinematográficas: mucha violencia, increíbles secuencias de acción cuerpo a cuerpo, personajes atormentados, temas adultos y, en general, una sensación oscura y sucia que sólo se puede encontrar en los callejones de Hell’s Kitchen.

El diablo de este barrio sigue impartiendo justicia al por mayor, sin matar a nadie, pero dándoles una buena paliza a todos los que decidan vivir por encima de la ley, ahora sí armado de su rojizo trajecillo con todo y cuernos, que aquí es más como una armadura para pelear y no una simple excentricidad, aunque el señor Murdock (Charlie Cox) diga que también es una especie de símbolo. Es decir, es como un Batman pobre y ciego, pero no por ello menos increíble en sus habilidades de pelea. Ahora, sin embargo, tendrá que enfrentar dos nuevos retos con muchas implicaciones personales en más de un nivel, no nada más al villano más fascinante que nos ha presentado Marvel hasta ahora, Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio), quien por ahora permanece en la cárcel, aunque no ajeno al exterior. Los nuevos retos del chamuco de la cocina del infierno son nada menos que Frank “The Punisher” Castle (Joe Bernthal) y Elektra Natchios (Élodie Yung), dos nuevos peleadores no necesariamente buenos, ni necesariamente malos.

Ellos dos son los pilares principales de esta entrega y quienes mueven sus dos tramas paralelas. Los caminos de Punisher y Elektra nunca se cruzan y son casi como historias separadas durante toda la temporada. De esta forma la serie consigue que ambas funcionen bien y no se atropellen entre sí, además de darle a Foggy (Elden Henson) y a Karen (Deborah Ann Woll) algo más importante e interesante qué hacer, pues ellos se involucran de cerca con el asunto Castle. Ahora bien, esto hace que los nuevos episodios se sientan mucho más dinámicos, pero al mismo tiempo que están pasando demasiadas cosas a la vez. Vamos de Frank a Elektra y ambas tramas se van volviendo más y más intrincadas y terminan sucediendo cada vez más cercanas la una de otra. Es decir, al principio están claramente separadas, uno se ausenta, mientras el otro tiene más protagonismo, pero ambos terminan funcionando de forma paralela en cada capítulo, sobre todo al final.

No es difícil seguir estas dos tramas, ya dije que funcionan bien y la serie hace un muy buen trabajo en su desarrollo, pero me pregunto, ¿qué tal si sólo hubiéramos visto a uno de estos personajes durante la temporada y al otro en la siguiente? Wilson Fisk fue el único conflicto de la entrega anterior, ahora nos tenemos que partir en dos. Es natural que la importancia de Elektra, más atada a la vida personal de Matt, es mayor que la de Punisher, pero las dos tramas son poderosas y ahí reside el problema de presentarlas al mismo tiempo. La serie nos hace pensar que Frank Castle quizá no es tan relevante, dado que se presenta junto a “esa chica griega” que se mencionó en la temporada pasada y cuya importancia es mucha para la nueva amenaza que se esconde en las sombras de Hell’s Kitchen.

$!Daredevil: Más ninjas, más golpes, más violencia

Otro aspecto que cabe resaltar al respecto es que aquí Punisher y Elektra reciben por fin un digno retrato, luego de sus respectivas lamentables adaptaciones en el cine, como la que también tuvo en su momento Daredevil cuando fue interpretado por Ben Affleck. Los tres ahora ya se han redimido oficialmente. Hablando por separado de cada uno, Punisher es increíble con las armas y tiene secuencias de pelea muy sangrientas y maravillosas, además de un pasado trágico y un conflicto importante en la trama: ¿es un justiciero por matar maleantes o sólo un asesino serial? Esto da pie a un juicio y a cuestiones personales con Daredevil y su política de no-muerte. Frank tal vez sólo hace el trabajo completo que al diablo no le permiten sus prejuicios católicos. Elektra, por su parte, tiene conexiones con el pasado de Murdock y Stick (Scott Glenn), quien regresa en toda su cínica y despiadada gloria. Ella también da paso a grandes secuencias de acción, más cercanas a las artes marciales que se atan bien a la aparición de un grupo de ninjas conocidos como La Mano, quienes, podría decirse, son el principal villano de esta temporada.

Con la presencia de estos dos, aumenta considerablemente la cantidad de acción. Ninjas salen de todos los rincones y cualquier pretexto es bueno para agarrarse a golpes. Mucha sangre de por medio y coreografías increíbles que sin duda son uno de los grandes fuertes de la serie. La adrenalina aquí alcanza niveles insospechados, pero la serie no es nada más acción porque sí. Se trata de personajes bien construidos y que se sienten humanos y reales.

El dato
> Creador: Drew Goddard
> Elenco: Charlie Cox, Deborah Ann Woll, Elden Henson, Joe Bernthal, Élodie Yung, Rosario Dawson y Vincent D’Onofrio.
> Género: Cómics / acción
> Temporada: 2
> Episodios: 13
> Dónde: La serie se puede ver a través de Netflix.
> Calificación: 8.5

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