Para Ver en el Asiento (del Cine): ‘Gran Turismo’
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No tengo queja sobre ninguno de los personajes que salen en esta producción de Neill Blomkamp, pues hasta los secundarios ponen su granito de arena para que la trama siga su curso
Cuando llegué a la sala de cine para ver ‘Gran Turismo’, en mi cabeza pensaba dos futuras situaciones que esperaba en torno a esta cinta: o era un intento fallido de una adaptación de un videojuego (mismo preámbulo que descarté, pues tenía contexto de cómo era la cinta) o era tan seria, que posiblemente sería una candidata al Oscar.
Y la verdad es que, ninguna de las dos. Gran Turismo es una película, de esas que la gente vulgarmente dice “palomeras”, pero muy bien hecha. Tiene pocos efectos especiales, los cuales son impecables, el peso de las actuaciones es el justo, es decir: David Harbour (Jack Salter, el ingeniero automotriz), Orlando Bloom (Danny Moore, el creador de la Academia GT), Archie Madekwe (el piloto y protagonista Jann Mardenborough) e incluso el padre de Jann, Djimon Hounsou (Steve Mardenborough).
Se preguntarán, ¿Qué es la Academia GT que mencioné arriba? En pocas palabras, es el pilar en el que gira toda la cinta. En resumen, un visionario aprovecha que la compañía Nissan está en la decadencia, para implementar un programa que adopte los mejores gamers que juegan el Gran Turismo (videojuego de la compañía PlayStation) y se conviertan en los mejores pilotos del mundo, con base en su habilidad con el control.
Sí, suena descabellado. Sí, llevándolo a la vida real, implica muchas cosas que podrían ser riesgosas y sí, en el transcurso de la película acontecen situaciones que no pasarían tan fácilmente pero, la realidad es que conforme avanza la cinta, todo lo que podría ser fantasioso (lo que al final es el objetivo de un producto que ves en pantalla, para huir de la vida cotidiana), se va esfumando y te vas enganchando con lo que sucede, hasta sentirte que estás viendo competir a Checo Pérez en la Fórmula 1.
No tengo queja sobre ninguno de los personajes que salen en esta producción de Neill Blomkamp (conocido por cientas de Sci-Fi como Distrito 9, Elysium y Chappie), pues hasta los secundarios ponen su granito de arena para que la trama siga su curso.
Archie, quien encarna a Jann (piloto que SPOILER ALERT, al final narran que la película era sobre su vida y quien hace de doble de riesgo del joven actor), y quien empezó en el mundo de Hollywood con producciones como Voyagers o Midsommar, encaja perfecto con el personaje, pese a que tiene 28 años, aún puede lograr encarnar a un joven con sueños y con hambre de hacer una carrera en el automovilismo competitivo.
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Destaco algo en la película: pese a que, como comenté, parece ser una cinta “palomera” y llevadera, tiene una parte dramática la cual llevan muy bien y le da esa cereza en el pastel que se requería para imprimir un poco más de emoción y mantener al espectador atento a que lo pudiera pasar.
En fin, Gran Turismo no será el hit de mitad de año, ni trascenderá entre la crítica especializada. Muchos menos será un parámetro para las adaptaciones de videojuegos o de carreras de autos, pero sin duda alguna, es un atrevimiento que Blomkamp supo hacer bien y que generará un nicho para quienes gusten de la pasión al motor.