Retrata fotógrafo la diversidad de contextos migrantes; ‘cada mochila es una historia’

Alejandro Flores presenta el proyecto ‘Historias en movimiento’ con el que busca generar mayor empatía y eliminar el desconocimiento y prejuicios de la sociedad en torno a los migrantes que llegan a Saltillo

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/ 8 abril 2023
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Si tuvieras que salir de tu casa sabiendo que no volverías en mucho tiempo, puede que incluso nunca más regreses al lugar que llamas hogar ¿Qué llevarías contigo? ¿Cómo puede caber una vida entera en una mochila?

Estas son las preguntas que se realizó el fotógrafo radicado en Saltillo, pero originario de Guanajuato, Alejandro Flores, cuando comenzó a notar la realidad de los migrantes en la ciudad, pero sobre todo la discriminación que sufren y que en su entorno cercano observaba.

Me pareció que estábamos juzgando a las personas sin conocer su historia. Me empezó a generar intriga el contenido de sus mochilas. Imagínate que sales de tu casa para siempre solo con una mochila ¿qué llevas?”, compartió el creador en entrevista con VANGUARDIA, quien desarrolló gracias a la convocatoria del PECDA 2021 el proyecto fotográfico “Historias en movimiento”.

$!El proyecto inició en Saltillo pero llegó incluso a la frontera norte.

Flores cuestiona que, a pesar de la falta de conocimiento y cercanía con las comunidades migrantes, las personas tengan la certeza suficiente para cuestionar sus motivos, personalidades e intenciones, perpetuando prejuicios y violencias contra estos grupos.

DE LAS CALLES AL HOGAR

El proyecto inició en Saltillo pero llegó incluso a la frontera norte, en Piedras Negras, donde entrevistó a migrantes a punto de cruzar hacia los Estados Unidos. Sin embargo, el primer paso, a pesar de ser el más obvio, no fue el mejor, pues en la Casa del Migrante encontró puertas cerradas, aseguró.

Ante esta negativa decidió irse a las calles, con comidas preparadas para apoyar los viajeros y la disposición de conocer sus historias. No todos aceptaron ser fotografiados y mucho menos compartir lo que portaban consigo, pero quienes sí lo hicieron fueron entusiastas al respecto.

Posteriormente conoció a la activista Amber Carpenter, una enfermera de Estados Unidos que llegó a México en misiones cristianas y decidió quedarse para apoyar a los migrantes a través de la Casa Alegre Hogar del Inmigrante. Con ella encontró apertura y la oportunidad de conversar con migrantes en condiciones más favorables.

$!“En el Parque Hundido encontré a un chavo que traía su título universitario, era Ingeniero en Sistemas, traía una cédula de maestría”, recordó en la charla.

CADA MOCHILA, UNA HISTORIA

“Uno pensaría que llevan cosas de supervivenca, agua, dinero, comida, cambios de ropa. Y sí lo llevan pero te encuentras artículos que los ayudan a seguir; por ejemplo, una foto de tu mamá. Me topé con alguien que traía unos zapatitos de su hijo y un eco de su siguiente hijo [...] Hay cosas que te hacen conscientes de que cada caso migratorio es específico, no lo puedes englobar en una cifra o un perfil, porque tendemos a hacer eso. Alguien llevaba un inhalador para el asma, las chicas traen productos para la menstruación, hay quienes viajan con sus hijos, niños pequeños. Es bien loco cómo hablan los niños de ese asunto, porque no entiende porqué se están yendo de su casa y porqué llevan tantos días caminando”, contó.

“Cualquier mochila que abres es una historia. Entrevisté a una persona de Cuba que traía muchas agujas e hilo. Me imaginé que era para remendar su ropa, pero no, me dice ‘yo veo un lago y yo sé pescar, entonces armo arpones y redes’. Entonces cada persona, las cosas que sabe hacer y quién es dictamina lo que trae en su mochila. En el Parque Hundido encontré a un chavo que traía su título universitario, era Ingeniero en Sistemas, traía una cédula de maestría, un libro de metafísica y otro de superación personal. Me fui encontrando con historias que quebrantaron la idea que traía y expandiendo lo que entendía de la migración”, agregó.

MÁS ALLÁ DEL ESTEREOTIPO

Una de estas historias es la de un trío de exiliados de Afganistán, un profesor y dos periodistas, que fueron expulsados del país por el régimen yihadista en un avión a Brasil. Viajaron casi dos meses por Latinoamérica sin conocer su cultura y el idioma.

“Todo lo que me contaron ellos fue de volarte la cabeza. Porque era otro tipo de migrante. Uno de ellos traía la bandera de su país, el académico traía un iPhone, su Macbook, pero no traían presupuesto para moverse. Tenían dos meses transitando América Latina sin conocer nada del lugar, se subieron al tren como cualquier migrante”, recordó.

Aunado a esto también descubrió que incluso entre ellos hay discriminación. Como la ocasión en que oyó a un migrante mexicano decir sobre unos sudamericanos que “se vayan de mi país”.

$!Alejandro es originario de Guanajuato pero radica actualmente en Saltillo

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“A los haitianos, por ejemplo, no los quieren, y los tienen tachados de cosas muy discriminatorias, igual con los de El Salvador, se hace como grupitos, se encasillan entre ellos mismos. Es raro ver un grupo diverso”, compartió.

Actualmente tiene la intención de seguir expandiendo el proyecto. Esto puede ser tanto en forma documental —pues muchas de las entrevistas se realizaron en video—, con un fotolibro o una exposición, por lo que sigue en la busca de un espacio o institución que acoja la idea.“Me gustaría encontrar un espacio de exposición y que la gente sea un poquito más empática, que tratemos de entender a quien se salió de su casa y está buscando una mejor vida”, concluyó

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