‘Por favor, dibújame un cordero’ Celebramos el 80 aniversario de El Principito con arte

Cuando Antoine de Saint-Exupéry publicó “El Principito” en 1943 él ya era un autor de renombre. En “Tierra de hombres” de 1939, por ejemplo relató cómo casi pierde la vida junto a un compañero tras tener que hacer un aterrizaje forzoso en el desierto del Sahara, por eso este “libro para niños” llegó a provocar rechazo en su época.

Un caso irónico, considerando que el joven protagonista del cuento viaja de planeta en planeta sorprendido por los adultos que piensan como adultos, que están inmersos en la frialdad calculadora y la seriedad. En ese momento fueron personas de ese tipo las que consideraron ese trabajo “incomprensible, poco serio, rechazable sino vituperable”.

Pero nosotros comprendemos un poco mejor las inquietudes del pequeño príncipe, quien llegó a nuestras vidas pidiendo, siempre por favor, que le dibujemos un cordero. Así que en el marco de su 80 aniversario, este 6 de abril eso hicimos.

Invitamos a cuatro artistas visuales, así como a sus hijos, hijas y alumnas, a dibujarnos un corderito y esto fue lo que nos mandaron, todo para conmemorar la publicación de “la historia de un niño escrita para adultos”.

Un cordero en una caja

Se cuenta que el conde de Saint-Exupéry dibujaba con regularidad niños en donde pudiera, en sus cartas, en servilletas, en menús de restaurantes. Esta figura, le aseguró a su editor cuando le preguntó su significado, solo representaba a su niño interior, pero fue el detonador para el que ahora es uno de los más importantes textos de la literatura occidental.

Las ilustraciones, hechas por el propio autor, no solo conectan con esta idea de “el niño interior”, sino también con una concepción de arte que se suele perder con la edad, que está ligada a la creatividad y la interpretación.

Cuando el Aviador recuerda con cierta amargura que de pequeño dibujó a una boa consumiendo a un elefante, la cual todos los adultos a su alrededor no pudieron ver como tal y consideraron que se trataba de un sombrero, señaló la incapacidad de la “mente madura” para comprender más allá de lo evidente.

Él creyó haber perdido esa capacidad con la edad, tanto de dibujo como de imaginación, pero es la petición del Principito la que le permite darse cuenta de que ambas nunca se han ido, solo quedaron cubiertas por los problemas y preocupaciones que llegan con los años. Luego de varios intentos fallidos de hacerle un buen corderito al niño, decide dibujarle una caja, en cuyo interior está la opción ideal. El realismo no pudo entregar lo que el juego y la creatividad sí.

La capacidad de dibujar, de crear, sin sentir la necesidad de que sea una copia fiel de la realidad muchos la perdemos con la edad, por eso en este aniversario nuestra portada de jueves 6 de abril en VMÁS nos muestra la cantidad de formas que puede tener un cordero y que, artistas o no, todos podemos intentarlo.

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