Stranger Things... Nostalgia contagiosa
La serie conquista tanto a jovencitos como a adultos. Pocos proyectos artísticos logran eso en estos tiempos. Une a las generaciones a través de la nostalgia por un pasado vivido o por la emoción de un pasado no vivido
Stranger Things” es una de las series que ha conseguido mantener lo que nos prometió: referencias ochenteras, homenajes a los referentes culturales más emblemáticos, historia entretenida, buena música y una historia interesante.
El año pasado critiqué “Stranger Things” justamente por las razones que todos la amaron. Encontré cierta trampa nostálgica en su concepción. El hecho de que presumiera ser un homenaje a clásicos del cine de suspenso de los ochentas (en el que destacan nombres como Steven Speilberg, ? John Carpenter y Stephen King) y que realmente no se percibiera la línea entre respeto y reproducción.
Ahora, de alguna manera, me trago mis palabras. “Stranger Things” regresa para presentarnos la misma fórmula del año pasado, pero en esta ocasión se advierte una honestidad más evidente a la hora de traer de regreso elementos y referencias que hicieran tan populares las historias de ciencia ficción, fantasía y suspenso de hace tres décadas. O los hermanos Duffer son francos en su amor a la cultura de la referencia, o les termina valiendo mandarina lo que pensemos de ellos y hacen cada vez más evidente el recurso del recuerdo.Total, lo que no consiguió atraparme en la primera temporada, en la segunda me ganó.
La segunda entrega de “Stranger Things” continúa sobre lo ocurrido en la primera temporada. Ha transcurrido un año desde que Will Byers (Noah Schnapp) fue rescatado. Es 1984 y “Ghostbusters” acaba de estrenarse. Por supuesto, la pandilla de encantadores nerds está feliz con la aparición de la película, tanto, que los cuatro niños/preadolescentes deciden disfrazarse de los cazafantasmas. Pero esta referencia tan emblemática es una cereza en el pastel de la historia. Will permanece conectado al “demogorgon”, o a otro alienígena de tentáculos gigantes, y con el apoyo de su mamá (Winona Ryder), un nuevo doctor (Paul Reiser) le realiza misteriosas pruebas para comprobar que su cuerpo esté libre del enorme bicho. Por otro lado, Eleven (Millie Bobby Brown) sigue desaparecida, aunque desde el primer episodio se nos revela su paradero y en los capítulos siguientes, su historia desde niña.
Los demás personajes que ya conocemos vuelven a conquistarnos en esta segunda temporada, añadiéndose al elenco Sean Astin como el tierno y positivo nuevo novio de Winona y la jovencita Sadie Sink como la nueva amiga de la pandilla. Pero dentro de mis favoritos vuelven a destacar Steve Harrington (Joe Keery), el chico malo que termina siempre ayudando a los demás, y Dustin Henderson (Gaten Matarazzo), el más simpático de los cuatro niños protagonistas.
¿Qué aspectos me parecen más atractivos de la segunda entrega de “Stranger Things”? Por un lado, considero que el ritmo de esta segunda entrega es más ágil y por lo tanto, más entretenido. Ocurren cosas importantes en cada episodio y estos sucesos misteriosos, divertidos e incluso angustiantes nos mantienen a la expectativa, tanto, que conforme transcurren los episodios, no podemos apartarnos de la pantalla.
La historia es sencilla, no hay que buscarle demasiada profundidad, pero justamente esta característica permite que también los niños la encuentren atractiva. Es increíble ver cómo los chavitos están emocionados con “Stranger Things”, una serie donde todavía no existían ni los celulares, ni las tablets ni las consolas multifuncionales… ¿por qué les encanta a ellos, que no vivieron en esa época? Esta descripción de la vida en los ochentas es tan poderosa, que los jovencitos están adoptándola como algo “chido”. Es una de las razones por las que agradezco a “Stanger Things” su existencia ahora mismo. Es llevar a los jóvenes a una época diferente, a una música diferente, a las maquinitas de videojuegos, a las pandillas de barrio con sus escondites secretos y sus bicicletas, en fin, a costumbres y diversiones diferentes, mientras que los hermanos Duffer lo hacen con toda la creatividad posible y con una visión artística que en nada demerita el entretenimiento.
“Stranger Things” conquista tanto a jovencitos como a adultos. Pocos proyectos artísticos logran eso en estos tiempos. Une a las generaciones a través de la nostalgia por un pasado vivido o por la emoción de un pasado no vivido. ¿Quién consigue eso en el presente? “Star Wars”, The Beatles, “Volver al Futuro”, Nintendo y Mario Bross… y algunas otras joyas que trascienden el tiempo.
Otra de sus hazañas en esta segunda temporada es, sin duda, el soundtrack. Claro que ya lo veníamos esperando, pues desde la primera entrega nos sedujo con su lista de canciones. En esta ocasión vuelven a ser muchísimas rolas ochenteras (y más antiguas que esas) las que dotan de personalidad a cada episodio. Hice mi lista de reproducción y encontré joyitas como “Just Another Day” de Oingo Boingo, el “Wango Tango” de Ted Nugent, “Shout at the Devil” de Mötley Crüe, “The Ghost in You” de The Psychedelic Furs, “Girls on Film” de Duran Duran, “Runaway” de Bon Jovi y “Dead End Justice” de The Runaways. Mientras que en con otra vibra también podemos escuchar rolas como “You Don’t Mess Around With Jim” de Jim Croce, “The Way We Were” de Barbra Streisand y la genial “Monster Mash” de Bobby Pickett.
¿Qué me quedó debiendo la segunda entrega de “Stranger Things”? Es más entretenida y emocionante que la primera y convierte en un reto el detectar las mil y una referencias culturales ochenteras, sin embargo, es más fantoche que la primera entrega en cuanto a la historia se refiere. Los monstruos tipo “Alien” le restan misterio y le añaden algo de ciencia ficción ya vista con regularidad. De hecho, la referencia a este tipo de cine es más evidente esta temporada, pero no estoy tan segura que haya sido una ganancia para el argumento, ahora menos enigmático que en su primer ciclo.
Sin embargo, “Stranger Things” consigue atraparte desde el primer momento. A mí, una adulta atrapada en el pasado, y a muchos adolescentes. Bravo por eso.
DATOS
> La serie fue creada por los hermanos Matt y Ross Duffer en el 2016 para Netflix, su primera entrega contó con ocho episodios.
> La segunda temporada se estrenó el pasado 27 de octubre, y cuenta con nueve episodios.
> Género: Fantasía y suspenso.
> La producción es un homenaje a las historias sobrenaturales de la década de los ochenta y a la literatura de Stephen King, entre otros.