Talina Fernández tenía tres opciones para salir de su casa; eligió casarse
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La dama del buen decir enumera a su nieta María cada una de las promesas incumplidas en su primer matrimonio y el genio ‘horrible’ del padre de sus hijos.
Cincuenta y dos años de diferencia las separan solo en edad, pero las une el amor y la visión del mundo. Basadas en esa premisa, Talina Fernández y su nieta, la fotógrafa María Levy, pusieron en marcha el podcast “Platicando con mi abuela”, disponible en Amazon Music, en el que desde el punto de vista de cada una se abordan temas tan actuales que iniciaron su evolución desde hace un titipuchal de tiempo.
En la más reciente entrega, María expresa su inquietud sobre los motivos que tenían las mujeres que eran jóvenes a mediados del siglo pasado para permanecer en matrimonios que no siempre eran satisfactorios especialmente para ellas, por lo que al cuestionar a su abuela, esta contó los sinsabores que vivió al lado de Gerardo Levy, de origen francés, aunque no dejó de reconocer que era “un buen hombre”.
“Yo me casé el mes que cumplí 19 años con tu abuelo, un francés. Es el mejor hombre que he tenido, pero tenía un genio... no te lo puedes imaginar. Llegaba y revisaba los cuadros a ver si tenían polvo. Le decía yo pásame el cuchillo y me lo aventaba así. Tenía un genio horrible, horrible, horrible y me dio los tres mejores regalos de mi vida, mis tres hijos. Que en gloria esté mi Gerry, te mando un beso”, dijo.
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Insistió en que: “Fue de verdad un buen hombre, con una buena familia y muy aburrido. Cuando nos casamos se llevó un libro a la luna de miel que se llamaba “Historia de la revolución mexicana” de Silva Herzog. Diez años después, cuando nos separamos, recogió el libro del buró. No lo había leído nunca en 10 años y yo me había comido 80 mil, metida en la música clásica a todo lo que daba, con mis niños y él, yo creo que estaba deprimido desde siempre”.
Entonces ¿por qué Talina Fernández se quedó al lado de un hombre que le daba amargura en lugar de plenitud? María quiso saber: “Antes era de que sí o sí te casabas, por los beneficios, por las promesas con el matrimonio, pero ¿cuáles eran estas promesas? ¿qué te decían?”.
“Que ese hombre te iba a cuidar, que ese hombre te iba a mantener, que ese hombre te iba a dar techo. ¡Para nada! Fue al revés. Mi mamá me regaló una casa cuando me casé. Una casita donde yo nací y donde nacieron tu ’má y tus tíos, ahí en Barrilaco, en las Lomas de Chapultepec. Yo me casé en agosto. En noviembre, mi gordo amado la hipotecó porque tenía muchas deudas, las tenía que pagar. Yo tenía un coche del año. Yo pa’ qué necesitaba un coche, a ver. Y me lo vendió”, reveló Fernández, a lo que María infirió: “Así de huevos, él decidió que no”.
“Entonces estuvo difícil estar casada con él. Yo creo que era un hombre soberbio y no sabía tener jefes. Fue un hombre culto, era un europeo con idiomas. Sí se puede aguantar si se tiene una buena comunicación. El tiempo que me tocó vivir fue diferente. En vez de que él me protegiera a mí económicamente, pues más bien se valió de mí, de mis bienes para protegernos económicamente”, replicó Talina.
Relató que pasó por momentos difíciles. “Mi mamá me ayudaba por debajo del agua para que yo llevara a mis hijitos al zoológico. Yo jugué con ellos mucho, María. Yo era muy joven y no había tenido una infancia tan feliz, entonces yo quería que ellos tuvieran la infancia feliz que yo no tuve. Aprendí a coser a máquina para poderles hacer su ropa porque vivíamos en una colonia fifí y yo no tenía para comprar ropa fifí para mis niños, y los invitaban a fiestitas mis amigas fifís de cuando era yo niña, entonces nunca me atoré”.
Para María fue complicado comprender que la gran mayoría de las mujeres que ahora tienen la edad de su abuela permitieran situaciones con las que no estaban de acuerdo, encandiladas con las promesas de una vida mejor, pero Talina le explicó las únicas tres maneras en las que ellas estaban “autorizadas” para abandonar la casa paterna.
“De tu casa no te podías salir mas que de tres formas: o te volvías prostituta, o te volvías monja o te casabas, entonces, pues sí, me casé. El hábito no me ha de haber quedado muy bien y prostituta, eso sí no. Era la única forma de no estar en mi casa y yo no quería estar en mi casa”, reveló.
Por su parte, la hija de Mariana Levy y Ariel López Padilla enteró a su abuela la vez en la que estuvo a punto de llegar al matrimonio en Las Vegas cuando un amigo le propuso una apuesta, si ella y su pareja de la que no mencionó el nombre se casaban al día siguiente les daría una cantidad importante de dinero, reto que ella y su novio aceptaron, pero unos minutos antes de ir a la ceremonia, la persona que había ofrecido los dólares dijo que todo había sido un juego.
“Qué bueno que se rajó”, fue el comentario de Talina al momento de conocer la anécdota.
ENTRE BROMA Y BROMA...
En medio de la plática, María ideó un dinámica, un juego al que llamó “Fuck, merry, kill”, el cual consistía en mencionar a tres personajes famosos y su abuela tenía que decir con quién se casaría, con quién “haría el delicioso, el sin respeto” y a quién asesinaría.
Los nombres que puso sobre la mesa son los de Joaquín López-Doriga, Pedro Infante y Chabelo.
“Me casaría con Joaquín López-Dóriga, lo amo, es mi amigo de toda la vida”, dijo la conductora.
Luego de recordar los nombres de los otros dos famosos, descartó asesinar a alguno: “Chabelo es mi amigo y Pedro Infante ya se había matado antes”, aunque casi sin pensarlo, afirmó que al actor de “A toda máquina” se lo llevaría al catre.
En fechas recientes, Talina Fernández fue la décima expulsada de MasterChef Celebrity 2022, reality que se transmite por Azteca Uno.