Conteo a la baja
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Estudios muestran que la capacidad viril está decayendo y los índices de cáncer testicular van al alza; las sustancias químicas podrían ser las responsables del fenómeno
México, DF. Es una amenaza lo suficientemente aterradora causar una seria reducción: el conteo de espermatozoides en el hombre está en rápido declive alrededor del mundo.
Los expertos no pueden precisar una razón para explicar la escasez de semen, pero dos nuevos estudios ofrecen pruebas convincentes de que la exposición materna a químicos comunes está detrás de la caída de la fertilidad.
Un estudio en Finlandia de una década de duración, publicado en el International Journal of Andrology, concluyó que los hombres en ese país tienen cada vez menos espermatozoides.
"Los hombres de Finlandia, que una vez tuvieron conteos de espermatozoides mucho más altos que los otros países de Europa, cada vez más se están moviendo en una dirección mal vista ya en otros lugares", dijo el doctor Jorma Toppari, autor y coautor del estudio.
Los investigadores compararon el esperma entre tres grupos de hombres de 19 años. El primero nació entre 1979 y 1981, el segundo entre 1982 y 1983 y el tercero en 1987.
Los hombres dentro del primer grupo contaban con una concentración promedio de espermatozoides de 57 millones por mililitro. Ese número se redujo a apenas 48 millones por mililitro en los hombres del tercer grupo.
Una concentración de espermatozoides de 40 es el corte de la marca para la fertilidad saludable, de acuerdo con el equipo de investigación de Finlandia.
"La disminución es realmente notable", dijo Toppari. "Vimos que significativamente más hombres caen por debajo del corte saludable en la tercera cohorte".
El equipo también investigó los índices de cáncer testicular, y notó un incremento que fue paralelo con la caída en la calidad del esperma.
Los hombres estadounidenses ya muestran esas dos tendencias preocupantes.
Los índices de cáncer testicular en los Estados Unidos se incrementaron en un 60 por ciento entre 1973 y 2003, de acuerdo con un informe en 2007 en el Journal of Andrology.
Y el declive en el conteo de espermatozoides es de alrededor de 1.5 por ciento cada año, de acuerdo con la doctora Shanna Swan, directora del Centro para la Epidemiología Reproductiva en el Centro Médico de la Universidad de Rochester.
En un estudio publicado esta semana en el diario Environmental Health Perspectives, Swan y un equipo de investigadores evaluaron el esperma de los estudiantes de profesional.
Una cuarta parte de los hombres, en edades de 18 a 21 años, eran subfértiles. "Ellos son hombres robustos, se supone que son la crema de la cosecha", dijo ella. "Además si ellos fueran con un médico con preocupaciones sobre salud reproductiva, los resultados de las pruebas los habrían enviado a un especialista en fertilidad".
Las causas sobran
Y por desgracia para los hombres con la intención de engendrar un heredero, los expertos no saben exactamente por qué están en estado de sitio.
"Esa es la pregunta candente: ¿por qué?", dijo Toppary. "Tenemos la hipotésis, pero no la respuesta sólida de qué es lo que está causando el daño".
Los estudios han relacionado una miriada de factores con la disminución de la virilidad masculina y los incrementados índices de cáncer testicular. La mayoría, como los eventos estresantes de la vida, son temporales.
Sin embargo, un cuerpo creciente de evidencia sugiere que un coctel de químicos está detrás de la floreciente crisis de salud masculina.
"Estamos expuestos a cientos de químicos cada día", dijo Swan. "Ellos no están de brazos cruzados, están entrando en nuestro cuerpo y afectando nuestro sistema endocrino".
El nuevo estudio de Swan también forja un vínculo innovador inquietante entre la exposición a sustancias químicas del feto y la infertilidad masculina.
"Esto no comprueba que los problemas estén relacionados con los químicos, sino que los cambios son tan rápidos, que no puede ser genético", dijo Swan. "Yo diría que la conexión es muy probable".
Los químicos "son ampliamente usados en la industria y el comercio; son usados en productos de arreglo personal (ejemplo: maquillajes, champús) y algunas fórmulas plaguicidas", encontró el estudio.
"A pesar del número creciente de literatura sobre la toxicidad reproductiva del ftalato y los datos que demuestran la extensa exposición humana, pocos estudios han examinado los efectos de esos químicos en el desarrollo reproductivo humano", señaló Swan.
Toppari sospecha que el desarrollo retrasado de la economía de Finlandia después de la Segunda Guerra Mundial pospuso los problemas de la salud masculina que afligieron a otras partes de Europa.
"Nuestra vida diaria se ha hecho más similar a la de ellos", agregó. "Con más afluencia económica viene más exposición a los productos químicos".
Debido a que demasiados químicos están fuera de control en el medio ambiente, Toppari dijo que será difícil para los investigadores identificar con precisión a los responsables específicos.
Los dos expertos aconsejaron a los padres potenciales ir por el lado de la precaución.
"Si la exposición de una madre a los químicos afecta al esperma masculino, eso es permanente", dijo Swan. "Yo le diría a la gente que entre menos químicos llevemos a nuestros hogares y a nuestro cuerpo, será lo mejor".
Efecto intergeneracional
Por su parte, el doctor Allan Pacey, profesor de Andrología de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, afirmó que "desde hace tiempo los científicos han estado preocupados por la posibilidad de que los hombres jóvenes están produciendo menos espermatozoides que los que producían sus padres y sus abuelos.
"Pero los métodos que se usan ahora para medir el conteo de espermatozoides han cambiado significativamente con el tiempo y no siempre han sido confiables", agregó.
Según el doctor Pacey, este estudio utilizó métodos "muy sólidos" de laboratorio.
"El hecho de que el conteo de espermatozoides haya caído tan rápidamente y que esté reflejando un aumento en la incidencia de cáncer testicular en Finlandia, sugiere que el efecto es probablemente medioambiental", apuntó.
Añadió que "la mejor teoría que tenemos para explicar por qué el conteo de espermatozoides está disminuyendo es que los compuestos químicos en los alimentos o el ambiente están afectando el desarrollo de los testículos de los niños en el útero o en sus primeros años de vida. Sin embargo, el efecto en su producción de espermatozoides sólo se hace aparente cuando atraviesan la pubertad y eventualmente intentan convertirse en papás.
"Este efecto intergeneracional es muy difícil de estudiar, pero está claro que es necesario llevar a cabo más estudios para identificar los compuestos peligrosos y tratar de retirarlos del ambiente para proteger a futuras generaciones", expresó Pacey.
Conclusión: el tamaño sí importa
Cuando se trata de fertilidad masculina, pareciera que el tamaño sí importa.
La dimensión en cuestión no es del pene o de los testículos, sino una medida conocida como distancia anogenital (AGD por su sigla en inglés).
Los hombres con una distancia menor al promedio (alrededor de 52 milímetros) tienen siete veces más probabilidad de ser subfértiles que aquellos con una AGD mayor, de acuerdo con un estudio publicado el viernes en la revista Environmental Health Perspectives.
La distancia, medida desde el ano hasta la parte inferior del escroto, está asociada con la fertilidad masculina, incluyendo el volumen del semen y el conteo de esperma, según el equipo. Cuanto menor la AGD, mayor probabilidad de tener un bajo conteo de esperma.
Esto ofrece la perspectiva de un test relativamente simple de control para los hombres, dijo la coautora del estudio Shanna Swan, del Centro Médico de la University of Rochester.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores midieron a 126 hombres nacidos a partir de 1988, una muestra pequeña pero estadísticamente significativa, dijo Swan. El estudio no evaluó qué podría causar que ciertos hombres tengan una breve distancia anogenital.
Pero otras investigaciones previas, publicadas en 2005 y 2008, consideraron una posible relación entre las madres que estuvieron expuestas a químicos llamados ftalatos durante el embarazo y la AGD de sus bebés y niños varones.
En estos estudios previos, los científicos rastrearon la presencia de ftalatos en la orina de las mujeres embarazadas. Y hallaron que las que tenían altos niveles de los químicos durante la gestación daban a luz a niños que eran 10 veces más propensos a tener mediciones de AGD más cortas de lo esperado.