After School, una app secreta que fomenta el 'bullying' escolar

Tech
/ 11 diciembre 2015

Destinada a adolescentes, permite comentarios anónimos en foros vedados a los adultos. Sus creadores dicen que es "terapéutica". Sus detractores ven una herramienta para el bullying y hasta las amenazas terroristas

Los adolescentes de las escuelas secundarias de los Estados Unidos utilizan After School, una aplicación que para Smartphone que en poco más de un año ha sumado entre 2 y 10 millones de usuarios, según la cifra que, en forma enigmática, han difundido sus creadores.

La idea original ha sido tan simple como efectiva: crear un espacio seguro donde los estudiantes pudiesen discutir cuestiones delicadas sin revelar sus nombres. La app permite armar foros cerrados por escuela y el secreto de su éxito está en que, a diferencia de Facebook o Instagram, está vedada a los adultos.

Creada en noviembre de 2014, la app ha reunido grupos diversos de más de 25.000 secundarias de los EEUUrupos de colegios de los EEUU. Los primeros textos se limitaban a ansiedades profundas y amores secretos. Pero pronto la red se llenó también de mensajes denigrantes hacia algún compañero de clase e incluso amenazas de ataques terroristas. Todo ello sin que los padres se enteren.

"Al principio la gente decía cosas bonitas, pero luego se convirtió en un ámbito para la intimidación", dijo Mya Bianchi, una estudiante de 15 años que asiste al Ionia High School en Michigan. Citada por el diario The Washington Post, Mya contó que un compañero publicó su número de teléfono y su foto acompañada de frases sensuales. La familia de Mya tuvo que cambiar su número ante los cientos de llamados que recibió desde entonces.

Solo para adolescentes

After School verifica que sus usuarios asisten a una escuela secundaria a través de los perfiles en Facebook. Si un adulto quisiese participar de los foros tendría que mentir, evidentemente. Pero iIncluso entonces, los padres podrían ser bloqueados gracias a un algoritmo que identifica a la gente que ha posado en alguna foto de preparatoria.

Desde su salida al mercado ha tenido problemas variados. Apple la retiró de su tienda semanas después de su salida al mercado por la ola de críticas que recibió de usuarios que habían sido acosados, además de padres y maestros que criticaron su falta de control. En ese momento la edad mínima para la compra era de 12 años.Pero After School volvió al Apple Store el 4 de diciembre de 2014. Sus creadores elevaron entonces la edad mínima a 17 años e introdujeron una serie de cambios relacionados con la seguridad y el apoyo a los usuarios que manifestaran, por ejemplo, deseos de suicidio.

"La idea original fue permitir a los estudiantes expresar sus secretos y sus miedos sin preocuparse por las reacciones", explicó a The New York Times Cory Levy, de 24 años, uno de los fundadores de la app.

Michael Callahan, de 32 años, cofundador de la app, dijo que After School tenía una función terapéutica. Lamentó además que unos pocos miles de mensajes malignos empañaran los millones de textos que se intercambiaban en la plataforma. 

Amenazas terroristas

Ha habido, sin embargo, casos emblemáticos, como el de un estudiante de 17 años que amenazó con asesinar a sus compañeros de clase. El joven se declaró culpable y fue sentenciado a 90 días de cárcel.

La presión de Apple y el caso del estudiante preso convencieron a After School de la necesidad de cambios. Hoy incluye un sistema de advertencia a las autoridades en caso de amenazas potencialmente peligrosas. También brinda información de los celulares desde donde se publicó el contenido. Si un adolescente advierte que se encuentra deprimido, y se detecta riesgo de suicidio, recibirá un mensaje preguntando si les gustaría mantener contacto con un consejero crisis. Más de 50.000 usuarios han utilizado el servicio.

Levy dijo además que un algoritmo bloquea automáticamente los mensajes que instan a agredir a un compañeros decenas de moderadores controlan que no haya textos de acoso. El sistema, con todo, no es perfecto, y la app recibe aún cientos de denuncias. Todo ello sin que los padres se enteren.

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