Albert Camus: el hombre que buscaba la felicidad

Vida
/ 5 enero 2016

Albert Camus es uno de esos creadores en los que ética es estética, y estética es ética.

En medio de la plenitud del aire y la fertilidad del cielo, parecía que la única tarea de los hombres fuese vivir y ser felices”

Un referente moral, un enseñante de la dignidad humana o una especie de conciencia del mundo contemporáneo son algunas de las palabras e ideas que suelen acompañar el nombre de Albert Camus. 

Él es uno de esos creadores en los que ética es estética, y estética es ética. Pero todo eso que puede sonar, a veces, a algo abstracto está hecho de partículas emocionales y sentimentales. Camus buscó lo que todo individuo anhela, la felicidad, y lo expresó sin tapujos en sus libros y diarios.

En ellos deja claro, recuerda, que no hay bien colectivo, que no hay felicidad en grupo si antes no se ha encontrado y disfrutado de la felicidad individual. Es la búsqueda primera y última. Esa sinceridad es la que hace, en parte, que conecte con los lectores.

“En medio de la plenitud del aire y la fertilidad del cielo, parecía que la única tarea de los hombres fuese vivir y ser felices”, escribe el autor francés en La muerte feliz. Y esa es la frase que inaugura el Breviario de la dignidad humana, en el que se presentan casi 200 pensamientos extraídos de la obra de Camus, cuyo título lo ha dado su hija Catherine, en una selección y traducción de Elisenda Julibert.

Pensamientos e ideas que permiten recorrer la geografía intelectual y sentimental del autor de obras como El extranjero que empieza por el lugar donde nació, Argelia: "Lo que podemos amar en Argel es aquello de lo que todo el mundo vive: el mar a la vuelta de cualquier esquina, cierto peso del sol, la belleza de la gente. (...) Este país no nos enseña nada. No promete ni augura. Se conforma con dar, pero da con profusión". (Bodas)

No es el único lugar amado, también está Tipasa: “El cielo gris y suave. En medio de las ruinas, los envites del mar un poco agitado se alternan con el trinar de los pájaros. Veo el Chenoua enorme y ligero. Moriré y este lugar continuará prodigando plenitud y belleza. No hay nada amargo en este pensamiento. Por el contrario, me invade un sentimiento de reconocimiento y de veneración”. (Carnets)

Todo eso dejando claro lo que es Dios: “De nosotros depende crear a Dios. El creador no es él. He ahí toda la historia del cristianismo. Porque solo tenemos una forma de crear a Dios: llegar a serlo”.

Y el responsable de ese dios es el Ser humano: “¿Qué es un hombre? (…) Es esa fuerza que siempre termina derrocando a los tiranos y a los dioses”. (Letra a una amigo alemán)

Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar. Esa es  una de las tareas con las que el ser humano se enfrenta al Vivir: “En el apego de un hombre a la vida hay algo más fuerte que todas las miserias del mundo. El juicio del cuerpo vale tanto como el del espíritu, y el cuerpo retrocede ante la aniquilación. Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar". (El mito de Sísifo).

Es la conciencia del vivir, del sentir y del pensar connaturales a la Realidad: “Los sueños varían con cada hombre, pero la realidad del mundo es nuestra patria común” (conferencia 14 dic. 1957).

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El auténtico amor no es una decisión ni es libre. El corazón, sobre todo el corazón, no es libre. El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable”.

Una realidad en la cual juegan un papel esencial los Seres queridos: “(…) Siempre nos equivocamos dos veces con los seres queridos, primero a su favor y luego en su contra”. (La muerte feliz).

Seres queridos que suelen motivar el Viaje: “Pues lo que da valor al viaje es el miedo. El viaje quiebra en nosotros una especie de decorado interior (…). Pero asimismo, al sentir nuestra alma enferma, le otorgamos a cada ser, a cada objeto, su valor de milagro”.

Sí, la libertad está viuda, pero reconozcámoslo, porque esa es la verdad, está viuda de todos nosotros

En ese viaje se descubrirá  la Libertad: “Si hoy se humilla o se encadena a la libertad, no es porque sus enemigos hayan recurrido a la traición. (…) Sí, la libertad está viuda, pero reconozcámoslo, porque esa es la verdad, está viuda de todos nosotros”. (Pan y libertad) 

Libertad y libertades que contribuyen a la Felicidad: “El error (…) consiste en creer (…) que existen condiciones para la felicidad. Lo único que cuenta es la voluntad de ser feliz”. (La muerte de la felicidad).

No es tan difícil la felicidad y a ella contribuye un Orgullo: “No obstante, a menudo me han dicho: no hay nada de que sentirse orgullosos. Pero sí hay algo: este sol, este mar, mi corazón palpitando de juventud, mi cuerpo salado y este inmenso paisaje donde la ternura y la gloria se reúnen en el dorado y el azul”. (Bodas).

También contribuye a esa felicidad y orgullo la Cultura: “Sin la cultura, y la relativa libertad que ella supone, la sociedad, por perfecta que sea, no es más que una jungla”. (L'artiste et son temps)

Para evitar esa jungla sin cultura es esencial el Arte: “El arte es un medio de conmover a la mayoría de los hombres al ofrecerles una imagen privilegiada de los sufrimientos y las alegrías comunes”. (Discurso del Nobel).

Y dentro del arte un lugar privilegiado tiene la Belleza: “La belleza, que ayuda a vivir, también ayuda a morir”. (Carnets 2).

Una belleza que también contempla el Amor: “El auténtico amor no es una decisión ni es libre. El corazón, sobre todo el corazón, no es libre. El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable”. (El primer hombre).

Progreso: renunciar a decirle a un ser amado cuánto nos hace sufrir. Es tan inevitable el amor que él pone  a prueba el concepto de Progreso: “Progreso: renunciar a decirle a un ser amado cuánto nos hace sufrir”. (Carnets 2).

Los que no conocen ese progreso experimentan sin saberlo la Desgracia: “Pues en no ser amado solo hay mala suerte, pero en no amar hay desgracia”.

Pero con desgracia o sin ella ¿dónde queda el Deseo?: “El deseo físico brutal es fácil. Pero el deseo al mismo tiempo que la ternura requiere tiempo. Es preciso atravesar toda la región del amor antes de encontrar la llama del deseo”. (Carnets 2)

Amor, ternura o deseo, entre ellos se desliza la Melancolía: “No es la melancolía de las cosas en ruinas lo que oprime el corazón, sino el amor desesperado de lo que dura eternamente en la juventud eterna, el amor al porvenir”. (Carnets 3)

Esa misma melancolía que puede ser paliada con la Imaginación: “Lo que más distingue al hombre del animal es la imaginación”. (Carnets 2)

Una imaginación de la que suele dar cuenta el Escritor: "(…) la nobleza de nuestro oficio siempre tendrá sus raíces en dos compromisos difíciles de mantener: el rechazo a mentir sobre lo que sabemos y la resistencia a la opresión”. (Discurso en Suecia)

Un escritor como Camus que también habla del sencillo Placer: “(…) y de nuevo, un día, en las playas de Brasil, comprendí que para mí no existe un placer mayor que sentir bajo mis pies la arena virgen mientras ando al encuentro de una luz sonora, henchida del canto de las olas”. (Carnets 3)

O un reencuentro con el placer básico que Albert Camus traslada en un gran mensaje para entender la idea de felicidad, incluso, de Sísifo: “Todo el gozo silencioso de Sísifo se encuentra en eso. Su destino le pertenece. Su roca es todo lo que posee (…) La lucha por alcanzar las cimas basta para llenar el corazón de un hombre. Hay que imaginar a Sísifo feliz”. (El mito de Sísifo)

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