Alice Munro, “figura sagrada de la literatura”, cumple 85

Vida
/ 8 julio 2016

La autora es considerada una de las mejores exponentes de la escritura de cuentos. Munro le dio nueva vida al género, lo revolucionó y perfeccionó y fue la primer persona en recibir el Nobel contando con una obra construída únicamente por cuentos.

Durante muchos años pensé que los cuentos sólo eran un ensayo hasta que finalmente tuviera tiempo de escribir una novela"...

Durante décadas, el nombre de Alice Munro sólo era pronunciado por sus fans. El escritor estadounidense Jonathan Franzen ("Las correcciones") se preguntaba públicamente "cómo es posible que sea tan impresionantemente menos conocida de lo que merecen sus extraordinaria producción".

Entonces, en 2013, la escritora canadiense recibió el Premio Nobel de Literatura. Sus seguidores se sintieron confirmados, todos los demás se sorprendieron y Munro no salía de su emoción. "Estoy tan agradecida por este increíble honor, nada en el mundo podría hacerme más feliz", dijo en un video transmitido en la entrega del premio.

Este honor llegó justo a tiempo en un momento muy especial de la vida de Munro. Pocos meses antes, la autora, que cumple 85 años este domingo, había aunciado su retiro. "Probablemente no escriba más", dijo al diario canadiense "National Post". "No es que no haya amado escribir, pero se llega a una etapa en la que de alguna manera se piensa distinto acerca de la propia vida", explicó.

A sus desilusionados fans, Munro les recomendó volver a leer sus libros. "Hay tantos", añadió. Munro anunció que "Mi vida querida" sería su último libro. Y, hasta ahora, cumplió con su promesa.

Incluso el director de cine español Pedro Almodóvar basó su última película, "Julieta", en tres cuentos de Munro contenidos en "Escapada": "Destino", "Pronto" y "Silencio". Y le ha agradecido en entrevistas su "placer como lector".

La autora canadiense es considerada una de las mejores exponentes de la escritura de cuentos. Munro le dio nueva vida al género, lo revolucionó y perfeccionó y fue la primer persona en recibir el Nobel contando con una obra construída únicamente por cuentos. "Durante muchos años pensé que los cuentos sólo eran un ensayo hasta que finalmente tuviera tiempo de escribir una novela", dijo la autora en entrevista con "The New Yorker". "Pero entonces descubrí que eran todo lo que sabía hacer, así que me conformé con eso".

"La vida de las mujeres" (1971), el único de sus libros considerado una novela, es en realidad "una colección de cuentos relacionados" protagonizados por el mismo personaje, Del Jordan, explica la misma Munro.

La autora, nacida en 1931 como la mayor de tres hermanos en una granja de la pequeña localidad de Wingham, en la provincia de Ontario, inventaba historias desde pequeña. "Tenía un largo camino hasta la escuela y mientras caminaba inventaba historias". Años después, Munro logró dominar el género del cuento como ningún otro autor, de acuerdo con el Comité Nobel y muchos críticos literarios y colegas. Para Franzen es simplemente "la mejor", para su colega y amiga canadiense Margaret Atwood "una figura sagrada de la literatura internacional".

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Y eso que Munro empezó tarde. Publicó su primer libro de cuentos, "Danza de las sombras felices", en 1968, con casi 40 años. Aprovechaba para escribir los escasos momentos que le dejaban sus tareas de ama de casa: mientras cocinaba algo, mientras sus hijos dormían o asistían a la escuela. "Tenía poco tiempo para escribir, no tenía tiempo para grandes proyectos. Me incliné hacia el cuento por motivos prácticos".

Sus cuentos, que pocas veces superan las 30 páginas, están inspirados en parte en la vida de Munro, en sus experiencias con un padre estricto pero amante de los libros y su difícil relación con la madre enferma de Parkinson. Tratan sobre mujeres, madres e hijas en Ontario, en el este de Canadá, que maduran, se enamoran y conocen los lados felices y trágicos de la vida.

"De este pequeño caudal, Munro nutre su trabajo hace 50 años", escribió Franzen. "Y justamente esa intimidad vuelve tan visible su madurez como escritora: miren lo que puede hacer con nada más que su pequeña historia: cuanto más vuelve a ella, más encuentra allí".

La obra de Munro, de más de diez libros de cuentos, ha generado numerosos análisis por parte de estudiosos de la literatura. Para su libro "Reading Alice Munro 1973-2013" ("Leyendo a Alice Munro 1973-2013"), el profesor Robert Thacker de la universidad canadiense de Calgary revisó una pila interminable de papeles de su archivo. "Tiene una imagen en su cabeza y trabaja sobre ella", concluye. "El resultado es que hay un borrador, y otro, y otro. Hay toda un caja sólo con inicios y muchísimos papeles con solo una, a veces dos o tres oraciones". Munro es perfeccionista. "Quiero que mis cuentos emocionen a las personas", dice.

La autora, considerada tímida y que evita la industria literaria lo más que puede, pasó su vida en Ontario, exceptuando algunos años en la costa oeste de Canadá. Hoy día vive en el pueblo de Clinton, de 3.000 habitantes.

Munro tiene dos hijas y su segundo esposo murió en abril de 2013, pocos meses antes de la noticia del Nobel. Su editor se lo había vaticinado años antes. "Y yo sabía que si ganaba iba a estar media hora terriblemente feliz, pero que luego iba a pensar: 'qué tortura'", confesó la cuentista. La suerte no reside en un premio, cree esta calvinista convencida. "La suerte es el trabajo duro", asegura.

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