Encarar un divorcio en la madurez es más difícil para las mujeres que para los hombres, señala un estudio
Un estudio que se basó en el consumo de antidepresivos entre personas de entre 50 y 70 años muestra que a las mujeres les cueste más que a los hombres poder adaptarse a los efectos de un divorcio o una ruptura en la madurez
LONDRES- Esta investigación, que fue publicada en ‘Journal of Epidemiology & Community Health’, muestra que el uso de esos fármacos entre las mujeres es más alto tanto antes como después de la separación y se reduce levemente pasado un tiempo, para después volver a repuntar.
El equipo liderado por Yaoyue Hu, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Medicina de Chongqing en China, señala que el mayor impacto psicológico para la mujer podría explicarse debido a que afronta más desafíos esenciales después de la ruptura, sobre todo si el cónyuge era quien tenía más peso económico.
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Así mismo, este nuevo estudio demuestra que el divorcio entre personas de más de 50 años y su posterior unión con otra pareja son tendencias en aumento en los países que tienen altos ingresos, por el envejecimiento de su población.
Además, la investigación indica que entre un 10 y un 15 % de la población mayor a los 55 años padece síntomas depresivos clínicos significativos.
Tomando en cuenta lo anterior, los autores quisieron llevar a cabo un análisis sobre el impacto del divorcio, la ruptura de una relación, el duelo o un nuevo emparejamiento en relación con el uso de antidepresivos.
PATRONES DE CONSUMO
Con este objetivo, Yaoyue Hu, Niina Metsä-Simola, Satu Malmberg y Pekka Martikainen autores del estudio “Trajectories of antidepressant use before and after union dissolution and re-partnering in later life: a prospective total population register-based cohort study”, analizaron los patrones de consumo de estos medicamentos entre 1996 y 2018 entre 228,644 finlandeses con edades de entre 50 a 70 años, que habían pasado por un divorcio, una ruptura o un duelo, algunos de los cuales volvieron a unirse en pareja.
Del total de las personas que participaron en la investigación, 85,031, es decir, el 37 % habían enviudado; mientras que 75,009, el 33 % estaban divorciados y por último 68,604, siendo el 30% se habían separado.
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En un promedio entre 2 a 3 años, 53,460 de los voluntarios iniciaron una nueva relación, en tanto que 31,238 lo hicieron después de una ruptura; 15,958 tras un divorcio y 6,264 tras fallecer su cónyuge.
Los autores notaron que más hombres que mujeres volvieron a emparejarse después de un duelo o una ruptura, mientras que no hubo diferencias marcadas en el caso de un divorcio.
CONSUMO DE ANTIDEPRESIVOS
De acuerdo a los datos analizados, los hombres y las mujeres enviudados incrementaron en un 5.5 y un 7 %, respectivamente, el uso de antidepresivos entre 4 y 1 año antes del fallecimiento, con un fuerte aumento en los 3 meses anteriores y los 3 posteriores. No obstante, que después disminuyó, se mantuvo más alto que antes de la pérdida.
De modo similar, el uso de antidepresivos registró un aumento en los seis meses previos al divorcio en un 5 % entre los hombres y un 7 % en las mujeres. Después bajó en ambos para estabilizarse al cabo de un año, manteniéndose más alto que antes del divorcio.
En lo que se refiere a la ruptura de una relación, las mujeres incrementaron el uso de antidepresivos en un 6 % en los 4 años anteriores, frente a un 3 % en los hombres, indica el estudio.
Un año después de la separación, el consumo de la medicación en ambos casos volvió al nivel que tenía 12 meses antes, y se mantuvo ahí entre los hombres, mientras que volvió a repuntar posteriormente en las mujeres.
Por otra parte, Hu, Metsä-Simola, Malmberg y Martikainen descubrieron que “la recuperación parcial y el aumento continuado del uso (de antidepresivos) parecen respaldar el modelo (sociológico) de recursos conyugales, que sugiere que perder a la pareja puede conllevar cambios estresantes en las circunstancias vitales (por ejemplo, una disminución de los ingresos del hogar o la pérdida de apoyo social) que persisten o se acumulan en el tiempo”y prosiguen explicando que “el modelo de recursos (relativo a las diferencias de estatus en la relación) parece aplicarse más a las mujeres que experimentan una separación que a sus homólogos masculinos”,
Además, los investigadores explican que la menor disminución del uso de antidepresivos entre las mujeres tras volver a emparejarse puede explicarse debido a que, de acuerdo con otros estudios, el matrimonio favorece más a la salud mental de los hombres que a la de las mujeres y que los varones maduros tienden a unirse en busca de apoyo emocional.
Así también, añaden Hu, Metsä-Simola, Malmberg y Martikainen que “las mujeres a menudo asumen mayores responsabilidades en la gestión de las relaciones interpersonales entre las familias mixtas, por ejemplo con los hijos de la pareja, lo que podría socavar su salud mental”.
Por último, los investigadores resaltan que, debido a que se trata de un estudio observacional que se basó en el análisis de datos, no pueden establecer una causalidad. Y reconocen las limitaciones de esta investigación, al carecer de un contexto como el número o la duración de las relaciones, así como de la red de apoyo u otras condiciones de vida.
Y concluyen que sus hallazgos “subrayan los desafíos de adaptarse a la disolución de una unión en la vejez y la necesidad de que haya apoyo”.
Con información de la Agencia EFE.