Dios hizo para sus criaturas el acto del amor, de modo que mediante él perpetuaran la especie, gozaran la dicha de su unión, se acompañaran mutuamente y juntos hallaran el camino de la felicidad
Hizo el galán lo que en estos casos se acostumbra hacer: puso tierra de por medio. Se fue al Potrero. A nadie había dicho que vivía allá, de modo que nadie iría a buscarlo
Se veían a las escondidas; ella, por temor a la patrona; él, por pena de lo que dirían sus amigos. Se encontraban en la alameda o en el cine, lugares propicios ambos al discreteo
El recién casado llegó con su dulcinea a la puerta de la habitación del hotel donde pasarían su noche de bodas. El muchacho, nervioso, no atinaba a meter la llave en la cerradura