Hace 40 años Barney Clark recibió el primer trasplante artificial de corazón
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El dentista jubilado de Seattle sufría un deterioro del corazón que es mortal en un plazo muy corto
La noche de 1 y madrugada del 2 de diciembre de 1982 en la ciudad de Salt Lake City en Estados Unidos, un equipo médico realizó una intervención quirúrgica de tórax a un hombre para reemplazar su corazón, que sufría una deficiencia, por una prótesis permanente; siendo el primer trasplante artificial de corazón.
Solo un cirujano fue autorizado, el doctor William DeVries, presidente de la división de cirugía cardiovascular y torácica de la Universidad de Utah. Mientras que el paciente seleccionado fue Barney Clark, un dentista jubilado de Seattle. Sufría de un deterioro del corazón que es mortal en un plazo muy corto, pero a sus 61 años era considerado demasiado viejo para recibir un trasplante de un corazón humano.
La intervención, adelantada debido al “debilitamiento del ritmo cardíaco” en el paciente, comenzó a la media noche. A las 2:30 horas de la madrugada, el equipo anunció que retiró el corazón de Barney y para las 6:00 horas de la madrugada se colocó en su lugar una prótesis. La cirugía tuvo una duración de siete horas.
Aunado de la proeza técnica del trasplante, en el transcurso de la operación, los médicos tuvieron que afrontar un edema pulmonar y varias hemorragias internas del paciente. En medio de todo el proceso, se reemplazó el ventrículo izquierdo del corazón artificial que funcionó mal.
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UN COMPRESOR Y DOS TUBOS
Al final de la mañana, el equipo médico calificó la operación como un “éxito” pero señalaron un “moderado optimismo” con respecto a las posibilidades de supervivencia del paciente.
En la tarde, Barney Clark abrió los ojos, reconoció a su esposa y le informó al médico moviendo la cabeza que no estaba sufriendo. Rápidamente, los médicos lo pusieron a dormir para evitar cualquier tensión en los puntos de sutura.
El nuevo corazón fue bautizado como “Jarvik 7” en honor a su inventor. Si bien la operación marcó un hito histórico, el corazón todavía era un prototipo experimental y el dispositivo estaba lejos de ser ideal.
Esta prótesis de 300 gramos, que fue instalada en el pecho del paciente, estaba conectada a un voluminoso compresor de 170 kilogramos que funcionaba con la ayuda de dos tubos que salían del cuerpo del paciente, justo por debajo de su caja torácica.
El invento de Robert Jarvik no fue el primer corazón artificial en ser implantado en un paciente, pero si fue el primero destinado a funcionar de forma permanente y no solamente unas horas a la espera de un trasplante humano.
“Todavía hay un enorme trabajo por delante antes de que el uso de un corazón artificial se convierta en algo rutinario. Primero habrá que asegurarse de que funciona bien y luego encontrar la forma de reducir el tamaño del compresor”, dijo Jarvik, quien estuvo presente durante la operación.
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CONTRIBUCIÓN A LA HISTORIA DE LA MEDICINA
Este hito generó expectativas en un país en el que cada año morían 650 mil personas por enfermedades cardiovasculares y sólo se practicaban una centena de trasplantes de corazones humanos.
Cinco horas después de la operación, los médicos anunciaron que funcionaba normalmente y dos días más tarde afirmaron: “funciona de maravillas”. Barney Clark comienza a ser el mismo de siempre, dijo su familia.
“Yo no creo que él pensaba que la experiencia iba a funcionar. Su intención era aportar una contribución a la historia de la medicina”, explicó su hijo, Stephen.
A partir de ese momento, se sucedieron varias crisis graves y tres de ellas implicaron nuevas cirugías. En febrero, cerca de dos meses después del trasplante, el estado del paciente fue calificado como “bueno” y Barney Clark salió de la unidad de cuidados intensivos.
Pero el 22 de marzo, el hospital convocó una rueda de prensa. “El ambiente es pesimista”. Barney Clark murió al día siguiente a las 22:02 después del fallo de varios órganos vitales tras vivir 112 días con un corazón artificial. Según su esposa, siempre pensó que “valió la pena”.
(Con información de AFP)