'La Lanza de Longinos'... el arma que atravesó el costado de Jesús y que Hitler quería para dominar el mundo

Vida
/ 17 abril 2019

El líder alemán quedó prendado del arma debido a la leyenda que afirma que el que poseyera la lanza tendría el destino del mundo en sus manos

Nadie desconoce que el inconmensurable poder del que dispuso Adolf Hitler durante varios años al frente de la Alemania nazi. Al mando de sus soldados, sembró el terror en todos aquellos que se atrevían a desafiarle. Sin embargo, lo que es menos recordado es que el mandatario sentía una obsesión enfermiza por las reliquias debido a que, según pensaba, su poder le ayudaba a mantener en alza su imperio. 

Según lo publicado por el diario ABC, fue una reliquia en particular la que llamó la atención del Führer, la reliquia asociada a un soldado centurión romano llamado Cayo Casio Longinos, quien atravesó el cuerpo de Jesucristo con una lanza, 'La Lanza de Longinos'.

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¿Qué se sabe de la lanza? Lo que se sabe de la lanza viene otorgado por los evangelios; según el Evangelio de San Juan -el único escrito por un coetáneo de Jesús-, un soldado romano atravesó su cuerpo con unalanza para certificar su muerte».

Y es que, al ser viernes, era necesario que los presos murieran rápidamente en la cruz para así evitar que agonizaran durante el sábado (día sagrado para los judíos). Por ello, los romanos quebraron las piernas de los dos crucificados junto a Jesús para asegurarse de que morían en un corto período de tiempo. Sin embargo, al llegar a Cristo, y como le vieron aparentemente muerto, le clavaron una lanza para certificar su fallecimiento.

Concretamente, y según San Juan: «Fueron pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua», (Capítulo 19, versículos 32-34).

Según varios evangelios, este soldado era un Centurión romano. «Se especifica que su nombre era Cayo Casio Longinos y que sufría una ceguera parcial que casi no le permitía ver. Pero la sangre de Jesús que le salpicó a los ojos cuando le clavó la Lanza obró un milagro, recuperando la vista en ese justo momento. El agradecido Longinos decidió convertirse al cristianismo», sentencia el historiador. A partir de este episodio, el paradero de la lanza se perdió de forma oficia

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La obsesión de Hitler por obtener 'La lanza sagrada'
Según relata Jesús Hernández en su libro, Enigmas y misterios de la II Guerra Mundial, Hitler dio con la lanza por casualidad en 1912, cuando no era más que un pintor fracasado que intentaba malvender sus acuarelas por los cafés de Viena.

La leyenda cuenta que un día, el joven Adolf, de tan sólo 23 años, entró en el conocido museo del Palacio Hofburg para refugiarse de una fuerte tormenta, y allí encontraría su destino.

"Deambulando por las salas, centró su atención en un objeto singular; sobre un manto de terciopelo rojo se le ofrecía la visión de una reliquia cristiana de gran poder místico perteneciente al tesoro imperial de los Habsburgo: la Lanza de Longinos”.

Al ver este artefacto histórico, Hitler permaneció más de una hora abstraído en sus pensamientos delirantes, nutridos por la visión de la lanza. El líder nazi sentía una obsesión enfermiza por las reliquias convencido de que su ‘poder mágico’ le ayudaría a mantener en alza su futuro imperio.

Asimismo, la lanza fue un talismán poderoso para Constantino el Grande, el primer emperador cristiano de Roma; para el rey franco Carlos Martel, que expulsó de Francia a los árabes en el siglo VIII; para Carlomagno y también para el sacro emperador romano Federico Barbarroja.

Según la tradición todos los que la habían poseído resultaron victoriosos. Estas cualidades místicas de la lanza de Longinos fascinaron al líder nazi, quien entre sus primeras órdenes como líder del Tercer Reich dio la de visitar el Museo Hofburg para buscar la famosa lanza.

En la actualidad, la Lanza de Longinos está de nuevo en el Museo Hofburg. Este artefacto, también conocido como «La Lanza del Destino», no fue el único objeto que Adolf Hitler trató desesperadamente de encontrar, sino que en su lista también se encontraban reliquias de tal calibre como el Arca de la Alianza o el Santo Grial. Sin duda, las obsesiones del líder alemán parecen más bien propias de un guión de las populares películas de 'Indiana Jones'.

Con información de ABC y La Neta Noticias

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