La tableta de Salomón
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¿Un fraude genial o una evidencia tangible de la verdad histórica de la Biblia?
En una fecha no especificada del 2001, un renombrado arqueólogo israelí recibe una misteriosa llamada telefónica de un desconocido que lo invita a reunirse con él y con otro respetado y conocido científico. En la clandestina reunión, les muestran lo que parece una antigua piedra con una inscripción. Los expertos la examinan y se emocionan: lo que está escrito sobre aquella piedra, en hebreo antiguo, de ser auténtico, revela una maravilla histórica.
Parecía ser la evidencia tan buscada pero jamás encontrada, de que hace unos 3 mil años, en el centro de Jerusalén, realmente existió el lugar que la Biblia llama y describe como ‘La Casa del Señor’, el magnífico Templo del rey Salomón.
El templo fue construido para resguardar el Arca de la Alianza, el cofre sagrado que contenía, escritos en piedra, los 10 Mandamientos, es decir, la palabra del Dios de los judíos, más tarde adoptado como Dios de los cristianos y de los musulmanes.
El Templo de Salomón simbolizaba la residencia personal de Dios en la Tierra, junto a su pueblo y en la ciudad elegida por Él.
La Edificación del Templo
En el cuarto año de su gobierno, Salomón empieza a edificar la ‘Casa de Jehová’, y le toma siete años y medio terminarla. Decenas de miles de hombres trabajan en la construcción del edificio, que acaba costando mucho dinero por la gran cantidad de oro, plata y maderas preciosas que se usan en los detalles de la edificación.
Cuando el Templo queda terminado, Salomón ordena que el Arca de la Alianza, que contiene el Pacto entre Dios y el pueblo judío, sea colocada en uno de los cuartos interiores del edificio, y llama al pueblo a una gran celebración.
Salomón se arrodilla frente al templo, levanta su mirada, y se dirige a su Dios con estas palabras: ‘Ni siquiera el cielo entero puede contenerte,’ le dice Salomón a Jehová, ‘entonces, ¿cómo puede contenerte este templo? Pero, oh Dios mío, por favor, escucha a tu pueblo cuando venga a orar en este lugar’.
Al terminar Salomón de decir sus palabras, del cielo baja una luz brillante que ilumina todo el templo. Es una muestra de que Jehová ha escuchado, y de que está contento con el Templo y con el discurso de Salomón. Ahora el Templo, y no el Tabernáculo, es el lugar adonde el pueblo vendrá a adorar a su Dios.
El Templo se mantuvo en pie desde la época del rey Salomón, en el siglo X antes de Cristo, hasta que fue destruido por el ejército del rey Nabucodonosor de Babilonia en el 586 antes de Cristo.
De la Biblia a la tableta
El capítulo 12 del Libro de la Biblia ‘Reyes 2’, empieza diciendo que Joás de Judá, quien reinó un siglo después de Salomón, había ordenado recaudar fondos para hacerle reparaciones al templo.
Joás fue el octavo rey de Judá, el único que sobrevivió a una masacre instigada por su abuela paterna Atalía, que mató a todos los hijos de su difunto hijo, Ocozías de Judá.
“Todo el dinero consagrado que el pueblo suele traer al templo del Señor, (...) lo deben usar los sacerdotes para reparar los portillos del templo y todas las grietas que se hallen”.
La inscripción en la tableta, aparentemente del año 1000 antes de Cristo, describía las reparaciones hechas al Templo por el rey Joás, y terminaba diciendo:
“Reparé la construcción e hice los arreglos en el Templo y en los muros que lo rodean”.
La coincidencia entre la tableta y lo que dice la Biblia era más que intrigante.
Primeros estudios
Los dos expertos que habían sido invitados a observar las inscripciones talladas en aquella piedra, estaban sorprendidos. Pero persistía un cuestionamiento, ¿era la tableta auténtica o falsa? Para responder a esta pregunta los dos invitados pidieron que la tableta fuera analizada por expertos del Servicio Geológico de Israel.
Primero examinaron la pátina, la capa delgada que se forma a lo largo del tiempo en la superficie de una roca, piedra o cualquier pieza antigua, debido a la interacción de las sustancias químicas presentes en el aire, en el agua y en la tierra donde se haya encontrado el objeto.
Los geólogos vieron que la pátina formaba una capa continua en el frente de la piedra y en los huecos de las letras de la inscripción. Y encontraron los elementos químicos que buscaban en las proporciones esperadas
Eso significaba que las inscripciones habían sido grabadas en el pasado remoto, y que no habían sido alteradas.
Una vez confirmado que la roca era antigua, la siguiente gran pregunta era, ¿cuán antigua?
Más evidencias
Para la datación del carbono-14, se requería que ese elemento estuviera presente... y por suerte, la pátina contenía algunas partículas diminutas de carbono.
Los resultados fueron concluyentes: el carbono-14 fechó las inscripciones en 2,300 años.
Y un último descubrimiento ayudó a cerrar el caso: la pátina contenía diminutos gránulos de oro, precisamente lo que se esperaría en una piedra que hubiera estado expuesta a un incendio en una edificación que incluyera elementos enchapados en oro... como el Templo que describe la Biblia (la Biblia describe el Templo como un lugar deslumbrante, con paredes enchapadas en madera de cedro y oro).
En 2003, dos años después de la extraña reunión clandestina, el Servicio Geológico declaró oficialmente que la tableta era genuina.
Y el punto final era que la excepcional pieza estaba siendo ofrecida en venta al Museo de Israel, que albergaba muchos de los más grandes tesoros del país.
La otra opinión
Sin embargo, el museo necesitaba conocer algunos detalles, como por ejemplo, de dónde venía la tableta, que resultó pertenecer a Oded Golan, dueño de la más grande colección privada de antigüedades de Israel.
Al examinar la tableta, varios lingüistas dijeron que era una falsificación, pues encontraron en la misma expresiones que no eran propias del hebreo de la época del Templo de Salomón.
Otros expertos señalaron que se sabía tan poco del hebreo antiguo, que era imposible asegurar si la tableta era de esa época.
Yuval Goren, geoarqueólogo y director del Instituto Arqueológico de la Universidad de Tel Aviv, dijo haber encontrado evidencia de que un equipo de sofisticados falsificadores parecía haber creado la pieza en cuestión.
Goren descubrió que la composición de la pátina del revés de la tableta era distinta a la del frente.
Y además encontró en la pátina del frente algo muy extraño: fósiles marinos diminutos, como si la pátina se hubiera formado en el fondo del mar, pero el Templo de Salomón no estaba cercano a la costa.
Conclusiones parciales
Las conclusiones de la Autoridad de Antigüedades sobre la tableta de piedra fueron completamente distintas a las vertidas por el Servicio Geológico. Algunas de esas conclusiones fueron…
> La pátina de la piedra había sido fabricada artificialmente.
>Las partículas de carbón, que produjeron la convincente datación de carbono, habían sido agregadas a mano.
>Los fragmentos de oro que sugerían que la tableta había sobrevivido al fuego en una época antigua, eran un astuto toque de los falsificadores.
Así que ahora surgía otra pregunta: si realmente había un excelente equipo de falsificadores tras los hallazgos arqueológicos, ¿cuántas de las piezas encontradas en los años anteriores podían ser falsas? ¿habría llegado alguna de ellas a los museos?
Sin final
En diciembre de 2004, Oded Golan, el poseedor de la tableta, fue acusado de falsificar antigüedades.
El juicio se extendió hasta 2012, no obstante Golan fue absuelto de todos los cargos y el juez ordenó que le devolvieran todas las piezas que le habían confiscado.
Pero las dudas no se acallaron.
Chaim Cohen, de la Universidad Ben Gurion, escribió en 2009, que si se llegaba a comprobar que se trataba de un fraude, “era la falsificación más brillante de todas las que se habían hecho en la historia de la arqueología”.
Mientras que Ronny Reich, una autoridad en la materia, señaló que la inscripción le parecía auténtica, “pues me resulta difícil creer que un falsificador (o un grupo de falsificadores) pueda saber tanto de todos los aspectos —físicos, paleográficos, lingüísticos y bíblicos— como para introducirlos a la perfección en la falsificación de la tableta de Salomón”. (Redacción BBC)