La vasija agrietada
COMPARTIR
“En lugar de preocuparte dónde te colocarás, coloca tu atención en donde te encuentras. Dale lo mejor de ti a cada instante.” Leandro Taub
En mis columnas pasadas, he buscado enfocarme en en ser más compasivos con nosotros mismos, bajar un poco nuestro listón de exigencia y dureza hacia nosotros y hacia los demás, y mi intención ha sido que juntos, hagamos un trabajo colectivo en el que vivamos a conciencia de que el nivel de perfección en el que nos estamos midiendo sólo nos genera ansiedad y no contribuye a nuestra felicidad, que no hay un estándar correcto, porque cada historia, cada experiencia y cada vida, es un viaje único, especial, diverso y maravilloso de descubrimiento.
"Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas estaba en muy buen estado, y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie que recorría el cargador desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero la otra tenía varias grietas por las cuales se escapaba el agua, de modo que, cuando llegaba, sólo tenía la mitad de su carga.
Los amigos del aguador se extrañaban de que no quisiera repararla, pues esa imperfección de la vasija le hacía perder dinero. Sin embargo, el aguador explicaba así su extraña decisión:
-Es posible que no entendáis mi manera de proceder, pero... ¿os habéis fijado en las flores tan bellas que crecen a lo largo del camino, justo donde se derrama el agua que sale de las grietas de la vasija? Sembré semillas a lo largo del camino por donde voy, y la vasija rota las ha regado de modo que he podido recoger las flores más hermosas."
“Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados. Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo por dejar de reír.”
Desconozco el autor de esta pequeña reflexión, pero quise compartírselas porque me parecia de las ocasiones no queremos soltarlo, ni dejarlo ir. olemos quedarnos con el: "n qui, han sido el motor de la persona en la qó sumamente asertiva. Solemos tapar o querer tapar nuestros defectos. No queremos que nadie sepa, conozca e identifique nuestras grietas. Queremos que todos vean nuestro “lado bueno” y nos sentimos culpables de ese lado malo y de las grietas que hemos vivido, por miedo a dejar de ser amados, aceptados e incluidos.
Anthony Robbins, es un coach y experto en el tema de autoconocimiento, reconocido a nivel mundial y se dedica a dar talleres, libros y proyectos de crecimiento personal. Desde que me adentré en estos temas, me ha impactado su forma de conectar con las personas y la manera en la que él permite que a través de él se vean a ellas mismas. Anualmente realiza un taller vivencial para 2mil personas en California que se llama “Cita con el destino”, el cuál recientemente ha sido documentado gracias a Netflix con el título de “No soy tu gurú” (https://www.tonyrobbins.com/documentary/), y en verdad les recomiendo que se regalen el tiempo de verlo. En este documental, el va compartiendo lo que se vive en este taller y muestra algunos de los casos de transformación. En la mayoría de estos casos, las personas llegan ahí buscando una respuesta para encontrarse y sanarse a sí mismos. Al vivir el taller, se dan cuenta que todas las experiencias de dolor y de sufrimiento de su vida, usualmente injustas e inmerecidas, han sido el motor de la persona en la que se han convertido. Robbins empuja a cada una de esas personas, a ver la experiencia dolorosa, cómo esa máquina interior que les ha dado el coraje, el empuje, la fuerza, para convertirte en quién hoy son y en lo que han logrado. Y es que en ocasiones, solemos quedarnos en la herida, la grieta, el sufrimiento… y no queremos soltarlo, ni dejarlo ir.
Todo ser humano tenemos grietas, grietas de la infancia, grietas de nuestra adultez. Unos han vivido unas grietas sumamente dolorosas que no tienen justificación ni lógica a razón de la mente. Pero a mayor el dolor, mayor la fuerza y el empuje. Esas grietas, que nos han causado dolor, son quiénes hoy nos hacen seres compasivos con quiénes sufren, quienes nos permiten regar agua y actos de bondad con personas que nos piden ayuda. Toda experiencia de dolor, puede ser usada para hacer redentor el sufrimiento de los demás y para darte esa fuerza del “sí puedo y lo haré diferente”. Las personas que más han vivido el sufrimiento en carne propia, tienen un motor interior, por el simple hecho de estar paradas hoy habiendo soportado por cierto tiempo ese sufrimiento.
Hoy te invito a examinar esas grietas, a identificar en qué te ha convertido esa grieta. Muy probablemente con rasgos positivos y negativos, pero hay que reconocer que esa grieta, es también quién hoy va regando semillas positivas en otros. Si va regando puras cosas negativas, examínate de qué forma te falta aceptar, perdonar, trabajar, liberar y sanar. No luches contra esa grieta, abrázala, acéptala, mírala… es parte de ti y de tu viaje.