Lesiones, terapias y dolor: lo que hay detrás de las medallas

Vida
/ 5 agosto 2024

Los hombros ceden. Los ligamentos se rompen. Y, para algunos, los tornillos metálicos y las placas de titanio se convierten en un accesorio más en la búsqueda permanente del oro, la plata y el bronce.

Por: James Wagner

Mariana Pajón es una de las ciclistas de BMX más laureadas del mundo, y puede contar rápidamente algunos de los logros de su carrera: 18 campeonatos del mundo, dos medallas de oro olímpicas en carreras (en 2012 y 2016) y una de plata, en Tokio 2021.

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Pero la colombiana Pajón también puede enumerar las cifras dolorosas del costo de tanto ciclismo: 25 fracturas, 12 tornillos, ocho operaciones e innumerables roturas de ligamentos y tendones. El material médico que tiene en su brazo y rodilla izquierdos incluye tanto metal que solía viajar con sus radiografías. Abrir una puerta o servir un vaso de agua le duele.

“Mis articulaciones son de más de 80”, dijo Pajón, entre risas. Pero solo tiene 32 años.

Pajón, que lleva compitiendo desde los 4 años, no se lamentaba de sus lesiones durante una conversación reciente. Son una característica más en la vida de los atletas.

El desgaste natural degrada el cuerpo humano, incluso el de las personas más talentosas. Pero rendir a un nivel de élite, especialmente en deportes olímpicos de alto impacto como la lucha, el rugby o la gimnasia, conlleva más riesgos. Los hombros ceden. Los ligamentos se rompen. Y, para algunos, los tornillos metálicos y las placas de titanio se convierten en un accesorio más en la búsqueda permanente del oro, la plata y el bronce.

Pajón habló de “lo que uno tiene que entregar, incluido su cuerpo, para conseguir un sueño y para conseguir un resultado para tu país”.

“Se ve tan fácil y tan rápido. En París, una vuelta es de 35 segundos”, dijo, “y entregas tanto, pasas por tantos quirófanos, por tanto dolor, pero no es tan fácil”.

Es posible que los aficionados que la vean competir a ella, y a otros atletas, en los Juegos Olímpicos de París no se den cuenta de los dolores y molestias que han soportado para llegar a ese evento. Seguramente no verán las molestias que perdurarán mucho más allá de este verano, a veces durante el resto de la vida de esos atletas.

“Muchos deportistas olímpicos llevan su cuerpo al límite para ver hasta dónde pueden llegar”, afirma Kyle Dake, estadounidense de 33 años que ganó la medalla de bronce en lucha libre en la categoría de 74 kilos en Tokio y que compite en París.

Pasó años, dijo, “intentando encontrar las fronteras y los límites del cuerpo humano”.

“Encontré esos límites, y ahora sé adónde ir y adónde no”, continuó. “Pero es bastante sorprendente por lo que todos pasamos para intentar ser los mejores en nuestro deporte. No se lo recomiendo a todo el mundo”.

Debido a la naturaleza de sus deportes, atletas olímpicos como Pajón y Dake han soportado muchas situaciones. En las carreras de BMX, las bicicletas son rígidas, por lo que el cuerpo absorbe gran parte de la fuerza de los saltos. Pajón dijo que los ciclistas podían alcanzar más de 56 kilómetros por hora.

“Nosotros no tenemos suspensión”, dijo. “Lo que suspende son nuestras articulaciones: muñecas, codos, hombros, espalda, rodillas, tobillos. La técnica te ayuda a compensar eso. Pero es un deporte de alto rendimiento que llega a ser saludable, pero también no saludable”.

En gimnasia, las articulaciones están sometidas a una gran tensión constante. En el boxeo, los puñetazos golpean el cuerpo. En la lucha libre, los cuerpos se retuercen y se golpean contra la colchoneta. En el rugby 7, los jugadores se placan unos a otros, a menudo mientras corren a toda velocidad. En el hockey sobre césped, los palos aplastan los dedos con tanta fuerza que pueden llegar a amputarlos.

En los deportes ecuestres, las caídas de los caballos maltratan el cuerpo de los jinetes. El estadounidense Boyd Martin, de 44 años, se ha sometido a 22 operaciones y ha sufrido 19 fracturas de huesos, y en su cuerpo tiene cinco placas, dos tornillos y una barra de metal.

“Cuando me levanto por la mañana, me duele mucho el cuerpo”, afirmó Andrew Knewstubb, neozelandés de 28 años, jugador de rugby 7 que se colgó la medalla de plata en los Juegos de Tokio. Para competir en París, superó dos roturas del ligamento cruzado anterior y una infección en la rodilla izquierda (Nueva Zelanda fue eliminada en cuartos de final este año).

En el comedor de los atletas de la Villa Olímpica de París, Knewstubb dijo que le impresionó ver tantas formas y tamaños de cuerpo diferentes, pero también las cicatrices de lesiones y operaciones.

La carrera de Pajón podría ser una de las más dramáticas en términos de magnitud de dolencias y pura fuerza de voluntad (o terquedad) para seguir adelante. Por nombrar algunas:

Se lesionó el brazo izquierdo en un entrenamiento en su ciudad natal, Medellín, en 2008, en el que sufrió una grave fractura abierta. El daño afectó incluso a las arterias y requirió dos placas para su reparación.

Se rompió las costillas y sufrió magulladuras en el riñón en un accidente en 2012. Pajón considera que esa fue su lesión más peligrosa.

Está la lesión en la rodilla izquierda de 2018, cuando su ligamento cruzado anterior explotó después de que su pie se golpeara contra el asfalto tras un salto. Las complicaciones durante esa operación y la recuperación fueron tantas que se planteó retirarse.

Y está la lesión en el codo derecho de 2019, cuando se dislocó la articulación y se rompió todos los ligamentos, y empeoró porque siguió compitiendo. Necesitó tres cirugías el año pasado, la última incluso en diciembre, para poder competir en París.

“Habían cosas que hubiera podido ser mucho más responsables: unas buenas recuperaciones o no darle tan duro al cuerpo desde tan joven”, afirmó Pajón. “Pero mi intensidad y mi obsesión por ganar y por ser la mejor y por entrenar, bueno, hay que tener un límite también y pensar en un futuro”, añadió. “Pero es que de joven uno no piensa en eso. Yo lo di todo”.

Aunque la lucha libre siempre será dura físicamente, Dake afirma que los avances en tecnología, entrenamiento y medicina podrían evitar algunas lesiones y ayudar en las recuperaciones.

“Antes era saltar en un contenedor de basura con hielo adentro y ya estaba”, dijo Dake, quien calcula que se ha roto todos los dedos al menos una vez y las costillas al menos cuatro veces, además de la escápula. También ha sufrido dos operaciones de pie y reconstrucciones de un hombro y una rodilla.

“Ahora es mucho más sofisticado y se puede adaptar a las necesidades de cada persona”, afirmó. “Es genial que ahora estemos en un momento en el que, si lo necesitas, puedes encontrar a alguien que te ayude, y eso hace que la vida sea mucho más agradable en el deporte”.

Pajón dijo que había aprendido a usar más protección al montar y a calentar más. Instó a los jóvenes a no cometer los mismos errores que ella. Se ha apoyado en personas como su marido, Vincent Pelluard, exciclista olímpico de BMX y su actual entrenador, y en su entrenador mental, Jonathan Bustamante, para superar los momentos más difíciles.

Pero también dijo que había aprendido a aceptar el dolor que siente cada día. Afirmó que, aunque no parezca una atleta cuando corre debido a sus lesiones, y aunque su cuerpo cruja al subir las escaleras, todo ha valido la pena. Quiere seguir compitiendo.

“Entregué mucho para conseguir mucho”, dijo, “y no lo cambio por nada”.

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