Mariana Canepa: Día Mundial Contra el Cáncer
La fortaleza la acompaña a lo largo de toda la entrevista. Mariana Canepa, de 41 años, comparte con sinceridad su experiencia al vivir con cáncer de mama, con la esperanza de que esta charla sea un faro para las mujeres; si al compartir su historia logra que al menos una detecte el cáncer a tiempo, habrá cumplido su propósito.
Antes de lanzar la primera pregunta, Mariana ya tiene claro el mensaje que quiere dar: el cáncer de mamá está idealizado. Y lo explica: “La publicidad de este cáncer siempre muestra un listón rosa y a una chica con su mano formando un corazón en el pecho, lo cual romantiza la enfermedad, y de ‘rosa’ no tiene nada. Es una enfermedad difícil y muy dura. La publicidad debería mostrar, por ejemplo, un pecho con una mastectomía o a una persona sin pelo para crear conciencia de manera más realista”.
DONDE MARIANA PERTENECE
Como cualquier mujer con ambición, Mariana estudió la carrera de Mercadotecnia en el Tec de Monterrey para convertirse, a su temprana edad, en Gerente de Mercadotecnia de Mercedes Benz.
En su sangre lleva la moda, así que luego se fue a Brasil con la hermana de su papá para trabajar en su fábrica de ropa. “Ahí le encontré un sentido a la moda”, narra con ilusión.
Tras varios giros en el ámbito profesional, Mariana acabó donde pertenece: los medios. Estuvo por casi 10 años en las pantallas de TV Azteca, Tele Saltillo y RCG. “Lo disfruté bastante. Cuando trabajaba ahí, se me olvidaba el mundo entero; solo pensaba en mi realidad. Estoy aquí y en el ahora; no me importaba si me dolía la panza, si estaba enferma. Nunca había estado tan presente en un lugar”, cuenta con gran emoción.
UN CAMBIO DE DIRECCIÓN
Hace aproximadamente 2 años, en RCG, una doctora les habló sobre el cáncer de mama. Ahí, Mariana se dio cuenta de que tenía un “callito” en el pecho. “Tenía algo duro, pero no era una bolita. Nunca imaginé la posibilidad de tener cáncer; de hecho, fui al doctor y me dijeron que estaba perfecta, así que le di carpetazo al tema”.
Mariana se fue tranquila a Milán para cumplir otro de sus grandes sueños: realizar la Maestría en Comunicación de Moda y Medios Digitales. Sus papás fueron a visitarla, y ese “callito” ya se estaba empezando a hundir. “La parte de abajo de mi seno parecía estar metiéndose, así que se lo mostré a mi mamá. No era nada escandaloso, y ella me dijo: ‘bueno, ya te faltan unos meses; llegando a Saltillo lo revisamos’”.
Cuatro meses después, Mariana tenía planeado un viaje a Madrid con su mejor amiga. “Para ese momento, mi pecho ya estaba bastante hundido, además de que me sentía muy sensible y cansada; veía un comercial y lloraba”. Mariana sabía que algo no estaba bien, que algo estaba sucediendo. Por lo que canceló su viaje y regresó a Saltillo.
“Mi papá es doctor, así que le enseñé el problema y en dos segundos me dijo: ‘tienes cáncer’”, cuenta con dureza.
El cáncer de mama de Mariana ya se encontraba en una etapa avanzada; ya había hecho metástasis: estaba en su seno, axila y pulmón.
La Dra. Eva Lucía Willars Inman le dijo que no había manera de regresar a terminar su maestría, pues tenía que empezar el tratamiento de inmediato. “Y ahí fue cuando ‘me cayó el veinte’: esto está sucediendo”, narra Mariana.
SIN DIOS, NADA
Mariana terminó sus estudios en línea y fue lo que la mantuvo motivada en el sufrimiento de las quimioterapias. De hecho, su tesis trató sobre un brasier especial para personas que han pasado por una doble mastectomía.
Pero, ¿qué es lo que realmente la mantiene motivada mientras recorre ese largo camino? La respuesta es rápida y segura: “Dios”.
Con lágrimas en sus ojos, dice: “tengo claro que con Dios todo lo puedo. Hay veces en las que, obviamente, te quieres rendir; pero algo que me repito todos los días es: ‘si tengo miedo, no tengo fe’”.
“Hay una oración que a mí me encanta, es la oración del abandono, que dice: ‘Que se haga tu voluntad y no la mía’. De verdad he vivido una vida tan maravillosa, tan increíble, que si Dios me llama en este momento, ya estoy lista. Y si decide dejarme, también estoy lista”, dice Mariana con voz serena.
“NO ME DEJAN RENDIRME”
Vivir cualquier tipo de enfermedad no es una batalla que se lleva sola. A lo largo de su lucha, no ha habido un solo día en que le dejen de escribir, de mandar comida, globos y flores.
“Cuando tú te quieres rendir, tus seres queridos no te dejan. Esta batalla la estoy ganando, pero no es mi batalla solamente; es la batalla de todos nosotros, porque ustedes están detrás de mí”, expresa Mariana, dando una mención especial a sus papás, familiares, amigos y al Padre Mario.
EL PODER DE LA DETECCIÓN TEMPRANA
El cáncer de mama es más que solo una bolita en el pecho; puede manifestarse con enrojecimiento, comezón o, como en el caso de Mariana, con un hundimiento.
“Cuando veía fotos de casos de cáncer de mama, pensaba: ‘bueno, es solo una bolita, ¿no es algo tan grave?’. Sabía que era serio, pero no entendía la magnitud del impacto. Creo que deberíamos ser más auténticos y realistas en la publicidad que se hace, para que las mujeres tomen conciencia”, señala Mariana.
La detección a tiempo salva vidas y Mariana concuerda con esto. “A mí me diagnosticaron tarde, lo que implicó someterme a varias quimioterapias, cirugías, radioterapias y ahora estaré tomando pastillas durante al menos cinco años como parte del tratamiento. Si el cáncer se detecta a tiempo, evitas la necesidad de enfrentar toda la agonía que yo pasé”.
Cada mujer conoce su cuerpo; si notas algo inusual, acude al médico. Mariana destaca que, incluso si no te preocupas por tu salud, al menos lo hagas por tu bolsillo, ya que el tratamiento de esta enfermedad puede costar, como mínimo, seis millones de pesos.
VALORAR LO COTIDIANO
Pasó de estar en Milán viviendo su sueño, a verse rodeada de hospitales, sintiéndose física y emocionalmente peor de lo que nunca había experimentado en toda su vida.
“No te voy a decir que vivas como si fuera el último día, pero aprecia lo pequeño: aprecia el abrazo, la sonrisa, compartir una comida con tus papás. Después de la octava quimioterapia, que fue la última, me sentí súper mal. La comida ya no me entraba, entonces yo decía: ‘muero por comer rico, muero por un chocolate’. No voy a volver a dar la comida por sentado, porque ahora quisiera, pero no me la puedo comer. O ahora no puedo estar viajando, porque mi cuerpo se cansa. O sea, lo puedo hacer, pero no puedo. Son cositas que no valoramos y que damos por sentado, y de un día para otro pueden cambiar”, dice Mariana.
Esta historia nos hace recordar que todo es pasajero. La tristeza pasa, los problemas pasan, el dolor pasa; todo pasa. Y aunque el camino para Mariana aún no termina, sabe que Dios es quien tiene el control, y si Él permite una sacudida en su vida es porque quiere convertirla en una mejor versión de sí misma. El 4 de febrero fue el Día Mundial contra el Cáncer y Mariana nos invita a tomar conciencia.
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