‘Panoramas’, una evolución desértica
COMPARTIR
TEMAS
En su primera exposición, Karla Rangel encuentra la similitud entre las marcas del cuerpo y las del desierto, ambas como símbolo de una evolución consciente del pasado.
El desierto es para Karla Rangel materia evolutiva al igual que el cuerpo humano, ambos vistos como territorios desnudos que proyectan en sus llanos las marcas del tiempo como moretones, pecas, lunares o estrías que nos recuerdan quiénes fuimos y que estarán presentes en lo que seremos más adelante.
Esta es la primicia de “Panoramas”, primera muestra individual de la artista Karla Rangel que tiene como sede de su primera exposición individual al ático del Centro Cultural Casa Purcell, donde permanecerá hasta el próximo 30 de junio disponible para la visita del público.
“Me interesaba hacer analogías entre estos dos sitios porque al final el cuerpo también es un terreno o una extensión de tu propio entorno; el proceso ha sido para mí como una danza lenta, con un desarrollo muy pausado pero que ha sido muy necesario que yo lo hiciera de esta manera”, señaló Rangel para VANGUARDIA.
Parte fundamental para su proyecto fue la residencia artística que realizó en el Museo de Artes Gráficas durante 2015 bajo la asesoría de Olga Margarita Dávila y Daniel Alcalá, donde pudo afinar los detalles de este concepto que, como menciona antes, desarrolló de forma tranquila.
“Tenía una pequeña exploración de las analogías, pero ellos me ayudaron a situarla en mi, no tanto viéndolo como mi agenda, sino el darme cuenta de que yo soy y yo pertenezco a este territorio todo el tiempo”, dijo Rangel.
Al final su proyecto finalizó en seis piezas de gráfica digital hecha con yuxtaposiciones de símbolos impresas en papel fotográfico, pintura sobre vinil así como una serie de cerámicas, piedras areniscas intervenidas por mi a modo de petrograbados móviles y una serie de postales.
Al final su intención es la de explorar la identidad de General Cepeda con sus petrograbados e importancia en el marco prehistórico desde su persona.
Esto ya que tiene un año y medio trabajando con este tema, sin embargo su historia con el desierto se remonta a General Cepeda, municipio que desde su abuelo hacia atrás ha habitado su familia no solo como un hogar, sino como un lugar para la reflexión y el conocimiento.
“Para mi esta es una reflexión reciente. Mi abuelo siempre fue de caminar y caminar y explorar y llegar muy tarde por andar caminando, él solito descubrió piedras no en Narigua sino más allá, nos hacía collares de caracoles, encontraba chuzos y para mi siempre fue estar involucrada en todo eso, tenerlo en casa por así decirlo”, señaló la artista.
Aunque al principio las constantes visitas y exploraciones a General Cepeda con su padre (quien se contagió del gusto de su abuelo por el desierto) y su familia eran para ella algo común y cotidiano, desde que pudo apreciarlo de manera diferente, ella misma se ha vuelto adepta a los misterios del llano coahuilense.
“El andar por ahí es un modo de catarsis para él; a pesar de ser un campesino y de tener una educación básica y vivir allá, siempre tuvo los ojos muy abiertos para observar y descubrir, es muy interesante hablar porque se sabe los nombres de todos los pajaritos que vemos, sabe donde encontrar ciertas plantas, lee la hora con el sol y ahora todo esto forma parte de mi”, dijo Rangel.
Así es como se conforma “Panoramas”, una idea que además de ser investigación de campo, también es teórica y plástica donde hace comparaciones entre símbolos y marcas que son a partir de la genealogía y lo somático, con la intención de lograr además un resultado intimista.
El dato:
> La artista estudió en la Escuela de Artes Plásticas Rubén Herrera
> Obtuvo la beca PECDA y el Premio Ocelotl de la UAdeC en 2015
> Forma parte de la muestra “Semilla en el desierto” 2017
> La evolución continuará siendo un tema importante en su obra.