Síndrome de ‘burnout’: ¿el agotamiento laboral será la nueva pandemia de las oficinas?

Más allá de los pendientes, las sillas reclinables, las mesas de trabajo, juntas y el ambiente entre papeles y llamadas telefónicas, así como los estragos ocasionados por el confinamiento de Coronavirus, las oficinas cuentan con una pandemia: el agotamiento laboral o mejor conocido como “burnout”.

Más del 40% de las personas que cuentan con empleos de escritorio se sienten agotados, y esta cifra tuvo su pico máximo desde el inicio de la pandemia, de acuerdo con una encuesta publicada por el Future Forum.

La incertidumbre económica, el miedo a los recortes y la presión por volver al trabajo presencial se establecen como la suma de los malestares en el lugar de trabajo.

En cuanto a México, el estrés laboral tiene importantes afectaciones a la salud de los trabajadores, se llega a estimar que 7 de cada 10 empleados mexicanos sufren de esta condición. El país cuenta con un 75% de su población económicamente activa, ocupando el primer lugar a nivel mundial en estrés por el trabajo.

¿QUÉ ES EL BURNOUT?

El síndrome de ‘burnout’ o agotamiento laboral es un tipo de estrés relacionado con el trabajo, implicado en un estado de agotamiento físico o emocional; además de la ausencia de la sensación de logro y pérdida de identidad personal.

Según la organización de especialidades médicas, Mayo Clinic, señalan que otros trastornos como depresión y ansiedad, se encuentran detrás del burnout; aunque también puede afectar la salud mental y física del empleado.

Además, es clasificado como un síndrome de desgaste profesiones por la CIE-11, es decir, la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud.

Estar quemado se equivale al proceso duradero que se produce en el desequilibro entre las exigencias de las tareas y la capacidad de realización de las personas.

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¿CÓMO SÉ SI ESTOY EN “BURNOUT”?

Es posible que padezcas este síndrome sin que te des cuenta, estas 10 preguntas te darán la respuesta que buscas:

Si tu respuesta es “sí” en distintas preguntas, se recomienda que busques atención médica y ayuda psicológica, ya que tu salud mental y/o física podría deteriorarse mucho más.

El estado de agotamiento vital resultante tiene para la Organización Mundial de la Salud (OMS) las siguientes características:

⚫ Sentimientos de agotamiento o energía agotada;

⚫ Mayor distanciamiento mental del trabajo, sentimientos negativos o cinismo relacionados con el trabajo;

⚫ Reducción de la eficacia como profesional.

Como presión frecuente en la cabeza, exceso de sueño o insomnio, la falta de concentración, mareos, visión borrosa e incluso cambios en la voz son algunos de los signos relacionados con este síndrome, explicado por Eduardo Perin, psiquiatra especialista en terapia cognitivo-conductual del Ambulatorio de Ansiedad del Hospital de las Clínicas de la Universidad de São Paulo (USP), para National Geographic.

Aunque también menciona taquicardia, dificultad para respirar, temblores, sudoración, dolor en el vientre o pecho, desmayos, sensación de hormigueo en el cuerpo, sofocos y frío, como algunos otros síntomas.

Pero no solo lo físico son efectos de la enfermedad, en lo mental, principalmente el estrés, resuenan síntomas como volverse más irritable, desarrolla cierta aversión al trabajo, a los compañeros y a otros empleados, desánimo, falta de voluntad y cansancio exagerado.

UN “RESETEO” CONTRA EL ESTRÉS LABORAL

Después de dar el enorme paso del reconocimiento del síndrome y llevar a cabo las recomendaciones médicas y psicológicas, es necesario gestionar nuestras exigencias, ser conscientes de hasta dónde podemos llegar y, como un deportista, conocer los límites. Para así exigirnos, de acuerdo a nuestra capacidad, la adecuación de demandas para lograr más productividad y satisfacción.

Identifica las situaciones que te generan estrés y cuáles son las actividades que te ayudan a contrarrestarlo, estas permitirán disfrutar, evadir los problemas por un rato y permitir que la mente sea resiliente.

Además de hacerlo con nuestros cuerpos: conocer límites, reconocer los efectos, medir nuestra capacidad y lograr una adecuación, para concluir con los puntos de estrés y como “resetearlos”.

Así como no olvidar las secuelas de esas lesiones físicas y mentales.

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Y... ¿LAS EMPRESAS HACEN ALGO?

Pese a que existe un gran número de empleados “quemados”, las empresas no tiene estrategias. El 80% de las oficinas o trabajos no cuentan con estrategias para disminuir la afectación en su personal.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estrés laboral en México les cuesta a las empresas entre 5 mil y 40 mil millones de dólares al año.

“El estrés laboral no solo perjudica la salud del trabajador, sino que repercute a nivel organizacional y disminuye la productividad de una empresa”, explicó Fernando Anzures, especialista en estrés laboral para EFE.

Y sigue persistiendo, aunque en México existe la Norma Oficial Mexicana 035 donde establece que los empleadores deben procurar la salud mental de sus trabajadores a partir de diferentes acciones, más de la mitad de los colaboradores en el país considera que su centro de trabajo no emplea acciones suficientes en esta materia.

Aunque la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), estima que el 85% de las organizaciones del país no brindan las condiciones adecuadas para realizar el trabajo, no cuidan su talento, hay acoso y promueven trastornos que detonan en estrés.