City Climb, te invita a contemplar Nueva York sin muros, vidrios ni barandas
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City Climb es la nueva atracción en el 30 de Hudson Yards, uno de los edificios más altos de Nueva York, que ofrece a los visitantes una perspectiva de la ciudad única sin muros, ventanales ni barandas de por medio.
Los escaladores reciben arneses ligados a rieles que usan para subir por escaleras al aire libre, desde un primer puesto de observación conocido como el Cliff hasta la plataforma más alta, el Apex, a 387 metros (1.271 pies) de altura, sobre la Décima Avenida.
En la plataforma más alta, pueden asomarse por el borde y observar el Empire State.
City Climb funcionará llueva, nieve o haya sol. Solo dejará de funcionar si las temperaturas bajan de los menos cinco grados Celsius (23 Fahrenheit) o si las condiciones climáticas son peligrosas.
Al comenzar la escalada, sentí un nudo en el estómago apenas crucé un ingreso a una “Zona Restringida” y me asomé al Cliff. Mis manos se entumecieron por el frío mientras subía 161 escalones por el borde exterior de la distintiva cima triangular del edificio.
Miré hacia abajo, donde las personas que caminaban por la plaza del Hudson Yards parecían hormigas.
Cuando llegamos al Apex, la guía Barbato nos dijo, “Bienvenidos a la cima del mundo”.
Acto seguido, se tiró hacia atrás, con los brazos extendidos, y quedó colgando, sostenida por sogas que evitaban su caída.
“Coloquen los tobillos en el borde, doblen las rodillas e impúlsense hacia afuera”, dijo uno de los guías.
Seguí las instrucciones y llegó el momento de abrir los brazos.
No sabía si quería hacerlo, pero todos me miraban. Pensé en la época hace casi 20 años, cuando era estudiante universitario y fuimos con unos amigos a hacer saltos bungee. No me animé y siempre lo lamenté.
Me solté.
No fue tan duro como me imaginaba. Siempre y cuando no pensase en que caería a la calle. Es una caída de nueve segundos, una muerte segura.
Barbato dijo que la escalada atrae a gente aventurera, que quiere demostrarse a sí misma que puede superar su temor a la altura.
“Exploradores urbanos que buscan algo interesante qué hacer en la ciudad”, expresó. También anticipó la visita de “gente que quiere superar obstáculos”.
“Esta será una experiencia maravillosa, que le cambia la vida mucha gente”, pronosticó.
Luego de lo que pareció una eternidad, fueron en realidad 30 o 40 segundos, así el arnés y me enderecé. No le temo a la altura, pero la respeto. Y cuando pisé firmemente la plataforma, sentí que había hecho algo especial.