Abre el Museo de la Revolución Americana en EU

Vida
/ 17 abril 2017

La tienda de George Washington hizo las veces de cuartel general, dormitorio y oficina durante la Guerra de la Independiencia. Hoy, es una de las joyas de la corona del Museo de la Revolución Americana, que abrirá sus puertas el 19 de abril.

Mientras los representantes de las 13 jóvenes colonias discutían sobre si declarar o no su independencia de la Corona británica, George Washington se preparaba para la guerra. Las batallas de Lexington y Concord habían puesto de manifiesto que sería una larga y ardua contienda. Así, en la primavera (boreal) de 1776, envió a su ayudante Joseph Reed a Filadelfia para que encargara dos tiendas de campaña a un guarnicionero.

Bidones, vajillas de estaño o hervidores de agua fueron algunos de los utensilios de los que hizo acopio el entonces comandante del Ejército Continental, calculando que él y sus tropas iban a pasar mucho tiempo en el campo de batalla. Al final, la guerra contra los soldados británicos duró otros siete años más, con ofensivas desde la primavera hasta entrado el invierno. La tienda de George Washington hizo las veces de cuartel general, dormitorio y oficina durante la Guerra de la Independiencia. Hoy, es una de las joyas de la corona del Museo de la Revolución Americana, que abrirá sus puertas el 19 de abril.

El edificio de ladrillo y estilo clasicista se erige en el centro histórico de la ciudad, allí donde los debates sobre el futuro de las colonias fueron especialmente acalorados. Entre otros, mostrará al público mosquetes, uniformes o curiosidades como el primer periódico en el que se publicó la Declaración de Independencia. También podrán verse los botones de metal que llevaban los soldados en sus abrigos, en los que por primera vez se leía la inscripción "USA". Pero sin duda, lo más codiciado es la tienda de George Washington.

Aquel fue "el primer Despacho Oval", afirma Scott Stephenson, corresponsable de la colección. Según explica, no ha sido fácil hacer accesible los miles de visitantes que esperan tener durante años un objeto tan sensible a la luz. Para preservarlo se hará como con la famosa bandera del Museo de Historia Americana en Washington: se accederá por grupos y sólo se iluminará brevemente. Podrá verse tras un cristal antigolpes durante dos minutos, una vez concluida la proyección de un video sobre la Guerra de la Independencia.

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Seguramente, el resultado sea un poco decepcionante para quien esperara poder contemplar con más calma, o incluso tocar, el "cuartel" de 4,5 por 6 metros de George Washington, quien después se convertiría en el primer presidente de Estados Unidos. "Era uno de los pocos lugares donde Washington podía ser él mismo", afirma el historiador del museo, Philip Mead. "Una vez entro en una tienda, no salgo tan rápido", escribió Washington en marzo de 1776.

Protegido por la lona blanca con el borde dentado y ribeteado en rojo escarlata, el general vivió en aquella tienda los altibajos de la guerra. "No tengo ninguna duda de que este Ejército inevitablemente morirá, se disolverá o se dispersará si no se produce un gran cambio repentino de envergadura", pensaba el entonces comandante. Años más tarde, cuando se acercaba la victoria pero aún quedaba para conseguirla, escribió: "Estamos al límite: ahora o nunca. Nuestra liberación debe llegar". Y llegó: en 1783, la batalla de Yorktown puso el fin definitivo a la guerra.

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Tras la revolucionaria lucha, en la que, según Stephenson, la tienda recorrió centenares de campamentos, su periplo tampoco paró. El hijo adoptivo de Washington se la legó a su hija Mary Custis Lee, casada con el general Robert Lee, quien lideraría a los confederados en la Guerra de Secesión (1861-65). Fue confiscada por diversas tropas y almacenada en la institución Smithsonian hasta que finalmente regresó a Lee, que la vendió para apoyar con el dinero a las viudas de los soldados confederados.

La experta textil Virginia Whelan, quien ya preservó un chal de Mahatma Gandhi y el abrigo que Franklin D. Roosevelt llevaba durante la Conferencia de Malta (1945), se ha encargado de su restauración. Y para quienes no puedan ver la original, el museo ha preparado una réplica que expondrá en muestras temporales itinerantes. Al fin y al cabo, a los comisarios del Museo de la Revolución Americana les interesa más contar lo que sucedió que el hecho de admirar un objeto en particular, señala el historiador Mead.

Algo en lo que la museografía parece hacer bastante hincapié. Así, en lugar de llenar las salas de exposición con objetos, el recorrido muestra a través de la reconstrucción de escenas y de videos el transcurso de la guerra y cuál fue el papel de las mujeres, nativos, esclavos, franceses y soldados alemanes. Todos ellos fueron clave en la despedida definitiva de los británicos. No en vano, aquel fue, por definirlo en términos actuales, el primer "Brexit" de la historia.

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