Activista chino, Harry Wu, muere a los 79 años
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El activista pasó 19 años en campos de trabajos chinos, conocidos como "Laogai", de los que salió en libertad en 1979.
El conocido activista chino Harry Wu, que reveló las condiciones y abusos en los campos de trabajo en China, murió de forma inesperada a los 79 años, cuando pasaba unas vacaciones con amigos en Honduras, informó hoy su fundación Laogai, con sede en Washington, sin revelar las causas.
"No conocemos detalles", dijo a dpa Ann Noonan, de la fundación Laogai. Wu no estaba enfermo.
"Su hijo viajará a Honduras para repatriar el cadáver y para que se le realice una autopsia", añadió.
El activista pasó 19 años en campos de trabajos chinos, conocidos como "Laogai", de los que salió en libertad en 1979, tres años después de la muerte del fundador del Estado comunista chino, Mao Tsetung, y fue rehabilitado.
Se instaló en 1985 en Estados Unidos y en 1992 fundó la sociedad de investigación Laogai. Como "superviviente del gulag chino" dedicó su vida a la investigación de las condiciones y abusos en los campos de trabajo y a revelar las violaciones de los derechos humanos que se cometen en China.
El activista volvió en varias ocasiones a su país para investigar en secreto la situación en los campos de trabajo, hasta que fue detenido en 1995. Fue acusado de espionaje y condenado a 15 años de prisión, pero al final fue expulsado tras la presión de Estados Unidos.
Escribió varios libros, fue distinguido con premios internacionales y participó en sesiones del Congreso.
Su trabajo denunció los trabajos forzados en los campos en los que también se fabrican productos para exportar. China abandonó en 1990 el concepto de "Laogai", que significa algo así como "reeducación a través del trabajo", y ahora define sus campos como meras prisiones.
En China existen también "Laojiao" en los que los presos son retenidos, incluso sin sentencia en su contra, durante hasta cuatro años. Hasta 2013, el país no eliminó esta forma de prisión preventiva.
Pero la fundación del activista denunció que pese a su abandono, la infraestructura del sistema Laogai sigue prácticamente intacta en el país: el Partido Comunista continúa gestionando una red de instituciones penitenciarias para condenados y detenidos sin sentencia judicial en las que los duros trabajos forzados y la adoctrinación política siguen a la orden del día.