Adictos a los videojuegos

ESTIMADA ANA:
Tengo 21 años y mis hermanos (de ocho y 11) y yo jugamos videojuegos con violencia. Mi mamá se enoja mucho y dice que nos va a afectar, que no es bueno que sigamos con esa temática y contenidos.

Yo no creo que en algo me vaya a afectar en mi salud mental, es más, me considero un joven tranquilo, hago deportes, tengo mucho contacto con la naturaleza porque uno de mis deportes favoritos es la bicicleta, estudio y voy bien de calificaciones, así es que no creo que realmente haya riesgo de algún tipo.

Por las edades de mis hermanos  mi mamá se siente desesperada. Yo ya soy mayor de edad y como le mencionaba, nunca me he sentido mal y creo que vaya a suceder, pero el caso de mis hermanos hasta a mí me preocupa.

Regresan de la escuela corriendo a ver quién gana el Xbox, se pelean por sus turno y hay días en que no quieren ni comer por estar jugando. No se diga a la hora de hacer tarea, a diario es la misma discusión, mi mamá les habla y ellos no hacen caso. Creo que uno de ellos ya ha reprobado algunas materias porque no estudia y deja la tarea para la noche, ya cuando está cansado.

Mi mamá se cansa de estarles hablando y nada que le hacen caso, por lo mismo, se cansa y ya no les dice nada.

Ahora sí ya me surgió la duda si realmente afecta en algo esa adicción a los videojuegos, pues lo veo claramente con mis hermanos. Me preocupa que en algo les vaya a afectar, pues son demasiado pequeños para procesar imágenes y escenas tan violentas. 

           HERMANO MAYOR
 

ESTIMADO HERMANO MAYOR:
Se han leído varias versiones al respecto, pero en tu caso, de acuerdo a lo que describes, llevas una vida normal y hay un equilibrio entre el juego, el deporte, el estudio y el descanso, vital en tu edad.

Pero lo realmente preocupante es el caso de tus hermanos pequeños. Las reglas dentro de la casa para estudiar, jugar y descansar, son básicas en los niños y es esencial que existan.

Si nosotros como padres no lo hacemos, ellos jamás podrán lograr tener unos buenos hábitos personales, de estudio o de higiene. Será imposible que al llegar a su adolescencia tengan el hábito de leer, de hacer la tarea en tiempo y forma, de hacer ejercicio y por supuesto, tengan tiempo para el esparcimiento y el juego al aire libre.

Nadie más que ella, con el apoyo de tu papá, será la encargada de llevar a cabo esa tarea, que aunque parezca difícil, puede lograrse. Y es que es un verdadero exceso que tu hermanos destinen tantas horas al juego violento y se olviden de sus responsabilidades y obligaciones.

Tema aparte es claro está, si les afecta o no en su salud física y mental. Hemos leído algunas versiones, una, por supuesto que afirma que pueden desarrollarse ciertas lesiones en los tendones de sus manos, además de cefaleas o migrañas por el número de horas dedicadas a este pasatiempo.

El IMSS y otros organismos, en varias ocasiones ha hecho la advertencia a los padres de familia para que controlen las horas que sus hijos pasan frente al televisión o bien con sus celulares o juegos personales, advirtiendo sobre esas posibles molestias.

Pero definitivamente, es nuestra obligación como papás vigilar, además de las horas, el contenido de los videojuegos que nuestros hijos utilizan. Un contenido violento, como se indica, es solo para mayores de edad y no deben de ser jugado por niños, pues se proyectan miles de imágenes no aptas para ellos, escenas que quizá no logran comprender y que probablemente en cierto momento les cause algún tipo de conflicto.

Pero, aún con todo lo anterior, una investigación realizada por un equipo de científicos de la Mind Research Network concluyeron que “jugar videojuegos hace que la corteza cerebral sea más gruesa, y también incrementa la eficiencia cerebral, sobre todo activa el área del cerebro encargada de la integración multisensorial, es decir la coordinación de la información visual, táctil, auditiva y fisiológica interna de nuestro cerebro , haciendo más eficiente las funciones tales como el lenguaje, el razonamiento y el pensamiento critico”.

Obviamente se refiere a videojuegos aptos para la edad de cada jugador, quizá juegos didácticos o con contenido educativo.
 
ANA