Alcaldes ensombrerados y obreros, bajo un sol a 40 grados por AHMSA y el investigado 'rey del acero' [Crónica]

Monclova
/ 4 junio 2019

Hace algunos días trabajadores de la siderúrgica tomaron las principales calles de Monclova para pedir justicia en el caso Ancira

El pasado miércoles 30 de mayo miles de personas marcharon por las calles de Monclova por la estabilidad de la empresa Altos Hornos de México. 

El movimiento fue una respuesta a las acciones implementadas por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por las investigaciones que se tienen a Pemex y a AHMSA por supuestas operaciones ilícitas. 

Trabajadores, políticos y ciudadanos salieron a las calles para formar lo que denominaron la “Marcha de la Unión”. 

El contingente caminó por el bulevar Harold R. Pape con dirección al norte, para llegar a la plaza del Magisterio. 

Se estima que cerca de 9 mil ciudadanos participaron en el movimiento. 

Aquí te presentamos una crónica realizada por Néstor Adame Santos.  

$!Alcaldes ensombrerados y obreros, bajo un sol a 40 grados por AHMSA y el investigado 'rey del acero' [Crónica]

Néstor Adame Santos 
Monclova, Coahuila, 1984
Es Licenciado en Letras Españolas por la UAdeC y Maestro en Filosofía e Historia de las Ideas por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha publicado cuento en la antología de microficciones Mínima (IMCS, 2018), en La Humildad Premiada, revista de la Licenciatura en de Letras Españolas y ensayo en la revista FILHA, de la Maestría en Filosofía e Historia de las Ideas. Puntos ciegos (Editorial Pape, 2014) es su primer libro de cuentos. Es director editorial de la Revista Contraluz de Zacatecas y docente de Lengua y Literatura en el Colegio María Montessori de Monclova.

Miércoles 30 de mayo del 19, vine al Coppel que está atrás de la alcaldía municipal a liquidar mi aparato de aire lavado. Si me paso un día me cobran mil pesos más. Contrario a lo que pensé, el Centro se encuentra como si se tratara de una localidad fantasma o en vías de convertirse en una. Se llevaron a todos a la marcha del otro lado de la ciudad y dejaron el Centro con miedo y premonición de lo que pudiera convertirse Monclova si el drama de los alcaldes fuera una realidad y terminaran por cerrar la industria acerera más importante del país.

Los alcaldes ensombrerados de la región centro de Coahuila, junto con un gran número de trabajadores, obreros y subsidiarios marchan en el bulevar Pape a favor de una empresa particular. Utilizan avenidas y espacios municipales para frenar el posible futuro paraestatal de la siderúrgica.

Pero, ¿cuál es el motivo de la marcha? "¡AHMSA, AHMSA!", gritan bajo el sol de 40º las esposas de los obreros. ¿Qué la marcha no es en apoyo al presidente de Altos Hornos, Alonso Ancira, recién aprehendido en Mallorca? "¡Ancira, amigo el pueblo está contigo!", repiten con puño cerrado los cascos amarillos. ¿Acaso los militantes de la marcha desconocen que al "rey del acero" se le investiga por una operación de compraventa de una planta de fertilizantes con un valor de 50 millones de dólares, adquirida por PEMEX, a casi 500 millones de dólares? "¡Duro, duro! ¡Se ve, se siente, AHMSA está presente!", babea el alcalde Paredes, apoyando ominosamente la causa acerera. ¿Seguro desconocen que con ese dinero Ancira, según apunta la investigación, habría engrosado su patrimonio inmobiliario, comprando como obrero con utilidades calientes, condominios en todo México? “#TodosSomosAhmsa, #MonclovaUnido”, twittean los jóvenes de colegio privado mientras caminan atrás de papi. “Todos dependemos de AHMSA, no hagas pedo, si se acaba AHMSA se acaba Monclova”. De ser así, ¿qué acaso se ha terminado la extracción de minerales, de fierro y carbón en las minas de carbón metalúrgico? “No eres un monclovense de verdad, ni a los Acereros le vas”. ¿Trump volvió a subir el pago del arancel para que el acero mexicano pueda entrar a Estados Unidos? “Pues entonces, vámonos, a la chingada de aquí, si no te gusta Monclova”. 

¿Apoco las dos plantas siderúrgicas de la ciudad han cerrado su producción, o la lámina rolada en caliente, la placa, la lámina rolada en frío, la hojalata y la lámina cromada ya no encuentran mercado internacional? “¡Viva México!” ¡Viva Monclova! ¡Viva AHMSA!, propina, por favor”. Chilla sin voz, sudoroso y patético Alfredo Paredes.

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Como telón de fondo al drama político, la siderúrgica fuma inmutable, ruge al aire y eleva los índices de enfermedades cancerígenas y respiratorias. A AHMSA los habitantes de Monclova no la imaginamos con las siglas separadas, más bien la representamos con nombre propio, como si se tratara de un monstruo abominable y oxidado que ronca como oso pansa arriba. A ese gigante nuestros padres nos enseñaron desde niños a no tenerle miedo.

Cuando papá tenía tiempo, nos llevaba a mí y a mi hermano a la barda cacariza de AHMSA en la colonia “Loma” para ver de cerca los altos hornos. Él también trabajó en “la planta” y el reajuste del 91 le cayó de perlas a la familia. Días antes papá pensaba renunciar porque no podía seguirle el ritmo a dos trabajos y una familia con dos varones. Con la terminación hizo lo que Ancira, compró un inmueble en la colonia Primero de mayo y le puso portón eléctrico. Papá por la mañana era maestro de Máquinas y Herramientas en la ETI y en la tarde o noche (dependiendo el turno), se ponía el casco azul de técnico electricista en la sulfuradora del horno cinco. Por un tiempo dividió trabajos e identidades: en la secundaria le decían “el Tiger” (pensaba que, por felón pero era porque vestía las mismas garras) y en la planta “el Fantasma”, (pensaba que por esotérico, pero era porque se aparecía de repente). Papá nos contaba que en tiempo de frío coyoteaba la 3a en los planchones de acero. Mamá se asustaba porque era habitual que papá llegara accidentado de una mano, quemado de un pie o torcido del tobillo, quedando incapacitado con goce de sueldo y se gastara el cheque en CAPESA, la tienda de AHMSA donde nos compraba monitos de los Thundercats. Pero lo que realmente no sabía, era que papá junto con otros obreros se provocaban lesiones leves para tener días de incapacidad con goce de sueldo. Se lastimaban meticulosamente para no tener una lesión considerable, solo la necesaria para que el departamento de enfermería pudiera dar ciertos días de descanso. A los empleados de confianza no les quedaba más que sellarles la incapacidad laboral sin investigación. 

- Lo que hace uno por AHMSA, jefe.- le decía papá al superintendente que le firmaba los días del permiso.

- AHMSA, -repetía enojado — ¡Ahm´s a la chingada, cabrón! y veía cómo papá se alejaba rumbo al banco a cobrar el cheque de incapacidad. 

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Liquido con tres mil doscientos pesos el aire lavado en las tiendas Coppel, me dan un comprobante que dice, usted debe: 0.00. Estoy orgulloso por no tener nada que pagar, ya ni el Ancira, le digo a la cajera que sonríe, quizá sin entender. Salgo, el centro sigue solo, no tendría inconveniente que AHMSA cerrara y dejara a Monclova tal como está, semivacía y enfantasmada. Por más que me gustaría una ciudad así, sé que la siderúrgica no se detendrá. No importa todo lo que el Chairman de AHMSA, (en concepto de Octavio Paz), se la haya chingado, o utilizado para fines propios con convenios transnacionales, tal como Hernán Cortés lo hizo con Marina, el monstruo no dejará de gruñir. Al Mr. President lo cambiarán por un napo-sindicalista (rata venida a menos x rata en vías de), la empresa se depurará con deudas y posiblemente golpeará otra horda de reajustes como en los 90s, tendrán que aguantar el daño colateral los proveedores quienes también hicieron su agosto (menos viajes a Eagle Pass y a Laredo) y los casquetes amarillos se quedarán por un tiempo sin parar los sábados en las casas chicas, (se acabó el medio chivo).

Cuando termine la onda expansiva, la siderúrgica continuará forjando acero aprestar y el bridón. Los hornos retemblarán en sus centros la tierra al sonoro rugir del argón. Y los de olfato sensible imitaremos al capitán Kilgore en un Apocalypse Now: "¿You smell that?" mientras que con taza de café en la mano nos asomaremos por la ventana a respirar el olor del coque por la mañana. El tufo a sangre y a acero fundido correrá sin retrasos por la ciudad y no gracias al apoyo de las marchas o a los berridos de los alcaldes que se arrastraron por el pavimento. Para los que no pensamos irnos a la chingada de esta tierra ocre que nos tiene enganchados como el fumador de enfisema está del cigarro, le daremos un sorbo al café y una calada al cigarro para tomar aire y decir: "Smells like, victory”.

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