Ambulantes de Saltillo rentan porches y cocheras para vender sus productos

Vendedores del mercado de la Guayulera rentan cocheras de viviendas para ofrecer sus productos a los escasos visitantes que transitan por este sector.

En la calle Pedro Anaya, donde usualmente, desde hace décadas se instala este tianguis, algunos porches de casas habitación exhiben desde ropa, ferretería, aditamentos para celulares, gorras, cosméticos, perfumería y hasta comida.

Los dueños de algunos de estos negocios dijeron que la desesperación a la que los ha llevado la crisis económica por el cierre de este tradicional mercado ambulante, los ha obligado a alquilar las cocheras de algunas casas en esta arteria comercial, con el fin de ofrecer sus artículos.

“Estamos muy disgusto porque nos dieron en la torre a todos, el negocio es de mi papá que es una persona mayor y no lo han dejado ponerse, entonces optamos por venir a buscar una cochera para vender, de perdido, un poquito y solventar los gastos de mis papás…”, dijo la vendedora de un puesto de ferretería y plástico.

Don Gabino Morales vendía hierbas medicinales a bordo de su triciclo en el mercado de la Guayulera, ahora se la vive parqueado en una esquina de la calle Pedro Anaya, por donde ya no pasa gente.

“Desde ahora que se quitaron los mercados hemos andado batallando, es que como yo vivo de la yerbería en los mercados, hemos andado sufriendo para sacar para comer y todo. Ojalá y se ponga el mercado pronto”.

Don Gabino no tiene pensión y con lo que saca de vender sus yerbas mantiene a sus dos nietos, hijos de su hija que es madre soltera.

Y aunque en algunos medios se ha ventilado que la reapertura de este mercado rodante será el próximo 13 de junio, hasta el momento los comerciantes no han recibido ninguna notificación oficial.

INFORMACIÓN E INQUIETUD

“Ahorita se ha manejado información en radio, en face, a nosotros no nos ha llegado una notificación oficial”, dijo Juan Muñiz Zúñiga, el coordinador de este mercado en el que se instalan más de 500 vendedores.

La que se ha enfermado de estrés y nervios porque no la dejan vender sus juguetes y su joyería en la vía pública, es doña María Rodríguez.

“Hasta nos hemos enfermado, yo ya van dos veces que voy con el médico, estamos mal. A ver si ya nos apoyan… los recibos, los pagos”.

Yazmín es madre soltera de dos niños y tiene una fonda de comida, pero con eso de que no hay mercado sus ventas han ido en picada.

“Muy mal amigo, no tenemos trabajo y de aquí vivimos nada más, si no trabajo…”.

Los inspectores del municipio ya le llamaron la atención por poner dos mesas de esas de coca – cola afuera de su pequeño restaurante de menudo, chiles rellenos y caldo de res.

“Es nada más para que la gente vea que estoy vendiendo, viene Presidencia y nos quita. Todos la estamos pasando mal, todos, pero yo que de aquí dependo, ¿se imagina?, ya es mucho”.

Casi tres meses encenrrada duró doña Nelis Sánchez Martínez, hasta que ayer sábado se atrevió a salir con su puesto de bonetería y ropa seminueva en una cochera que una señora de la cuadra le alquiló.

“Mi esposo trabaja en un super, pero también los suspendieron”.

Su familia se ha mantenido con los 800 pesos que cada 15 días le depositan a su marido en una tarjeta electrónica para la compra de despensa.

En la colonia donde vive les dieron unas despensas y el pastor de la iglesia Segunda del Nazareno, a donde asiste Nelis, también les brindó algún apoyo alimentario.

Los oferentes se dijeron molestos tras casi tres meses de encierro en los que el gobierno apenas y les ha hecho llegar dos o tres despensas básicas que no les duran ni una semana.

“Ahorita la situación está muy crítica por lo mismo que no hay dinero. Nosotros como comerciantes nunca tenemos un guardadito porque vivimos al día. La gente del mercado vive al día, vendes ora, comes bien”, dijo Alberto Martínez, un vendedor de aparatos electrónicos.

Alberto le pidió permiso a una vecina para colocarse con su merca en un porche.