Asesino condenado a muerte pide ser electrocutado y rechaza la inyección letal

Internacional
/ 1 julio 2020

Stephen Michael West, un preso estadounidense condenado a muerte, pidió a las autoridades cambiar el método de su ejecución dos días antes de la sentencia, que se llevó a cabo este 15 de agosto en el estado de Tennessee

De acuerdo a RT, en menos de un año, hay tres sentenciados a muerte que piden ser ejecutados en la silla eléctrica. Los reclusos argumentan que la inyección provoca una muerte más dolorosa y por eso la consideran una “tortura inconstitucional”.

Stephen Michael West, un preso estadounidense condenado a muerte, pidió a las autoridades cambiar el método de su ejecución dos días antes de la sentencia, que se llevó a cabo este 15 de agosto en el estado de Tennessee.

De acuerdo con el Departamento de Correcciones de Tennessee (TDOC, por sus siglas en inglés), West eligió ser electrocutado en lugar de someterse a la inyección letal. La ley estatal permite a los convictos cuyos delitos se cometieron antes del 1 de enero de 1999 seleccionar entre uno de los dos métodos.

Stephen fue trasladado en la mañana del martes al corredor de la muerte —la celda de los individuos que esperan su ejecución— en un lugar adyacente a la cámara donde se cumplió la pena. El condenado, que permaneció bajo observación las 24 horas del día, escogió la que será su última cena: un sándwich de tiras de carne con queso fundido y una porción de papas a la francesa. 

"En el principio, Dios creó al hombre. Y Jesús lloró. Eso es todo", fueron las últimas palabras de West, según el periódico The Tennessean. De esta manera, el reo hacía dos referencias a la Biblia: primero al Génesis y después al pasaje del Nuevo Testamento Juan 11:35, en que Jesús muestra empatía por el hombre mientras llora por la muerte de Lázaro antes de resucitarlo.

The Tennessean señala que el criminal, de 56 años, es la tercera persona en elegir la silla eléctrica en menos de un año. Los reclusos argumentan que la inyección provoca una muerte más dolorosa y prolongada y por eso la consideran una "tortura inconstitucional". Abogados de los presos, apoyados en estudios médicos, aseguran que el primero de los tres medicamentos que se suministran, el sedante midazolam, no mitiga el dolor que causan los siguientes dos fármacos, subraya el diario.

 

El crimen

West fue condenado a muerte en 1987 por el asesinato de Wanda Romines, de 51 años, y de su hija, Shella Romines, de 15 años. Ambas mujeres fueron atadas de manos y apuñaladas dentro de su residencia en 1986.

La menor de edad recibió 17 punzadas en el estómago, 14 de las cuales fueron "cortes tipo tortura", según el patólogo forense encargado. La adolescente fue violada antes de morir.

La defensa de West intentó esta semana detener la ejecución presentando dos solicitudes separadas. Sin embargo hoy, a pocas horas de hacerse efectiva la pena, la Corte Suprema de EE.UU. declinó la petición.

La ejecución se llevó a cabo en la Institución de Máxima Seguridad de Riverbend (Nashville). West fue declarado muerto a las 19:27 (hora local), informó el TDOC.

Con información de RT

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