Beltrones llega tarde y mal al asunto López Obrador
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Conocido por la precisión de sus palabras y el manejo de los tiempos, Manlio Fabio Beltrones parece haber llegado tarde y mal al asunto de la sobreexposición en radio y televisión del líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
Tarde, porque apenas la semana pasada se sumó a la crítica por las supuestas ventajas indebidas de López Obrador al protagonizar prácticamente la totalidad de los spots de Morena. Son actos adelantados de campaña, señalaron especialistas desde antes de las elecciones federales de junio. Eso está fuera de la ley, protestó desde junio el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani. Largos meses después, el líder del PRI Beltrones lo denuncia y acusa que Morena gastará este año unos 500 millones de pesos para promover la candidatura presidencial “de alguien que dice que quiere serlo”.
Mal, porque ¿a qué se refiere Beltrones? ¿A que Morena ha tomado a López Obrador como su rostro publicitario? Nada en la ley lo prohíbe.
A López Obrador se ha asociado la marca Morena y no hay ilegalidad ninguna. A partir de eso, produjeron los spots de expectativa, los de lanzamiento, sostenimiento, reactivación y, seguramente, producirán los de relanzamiento, reposicionamiento y sprint final. López Obrador es una marca en sí y Morena se sirve de ello con una estrategia lógica que les está funcionando. Obtuvieron una de las votaciones más altas para un partido naciente y el tabasqueño encabeza las encuestas rumbo a 2018. Buen producto, buena mercadotecnia, buena venta.
López Obrador—Morena terminarán apareciendo en 2015 en un millón 100 mil spots, en unas 2 mil 500 estaciones de radio y televisión. Serán alrededor de 9 mil horas (unos 375 días enteros). Y todo con financiamiento público. Eso les obsequia la reforma electoral que Beltrones ideó, operó y concretó en 2007.
Ocho años después, el PRI se da cuenta de que López Obrador ¡actúa en contra del espíritu de los tiempos oficiales! Beltrones alega que es una trampa a la ley. ¡Trampa! Si no se viola la ley, no hay trampa. ¡Trampa! Qué ambigüedad impropia de un político que no suele equivocarse en los conceptos.
Beltrones perfila ahora modificar la ley para frenar lo que juzga tramposo, abusivo, pero que no es sino el uso de una facultad.
Esboza un prohibicionismo extra a la de por sí restrictiva legislación electoral. Y quiere prohibirlo ya, para los comicios de 2016.
Tarde y mal, con palabras impropias de un estadista, como esa de que… el piso no está parejo. ¿Beltrones? Si no consigue modificar la ley, López Obrador se morirá de risa. Si lo logra, le dará parque fresco para proseguir con su exitosa retahíla sobre las desesperadas chapuzas de una asustada mafia del poder que, one more time, lo intenta detener con las peores artes.
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