Carmen Mondragón “Nahui Olin”, la musa mexicana olvidada

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/ 12 julio 2017

La fotografía de la película corre a cargo del cinematógrafo Hector Ortega Galindo.

Fue una mujer que se atrevió a brincar al vacío"...

Hace algunos años, José Emilio Pacheco tuvo una visión. El poeta vaticinó una época donde los pósters de Frida Kahlo iban a ser arrancados de las paredes. Las imágenes de la afamada pintora mexicana serían sustituidas por las de Nahui Olin. "La nahuimanía reemplazará a la fridomanía. Habrá postales, camisetas y gorras con las iniciales N.O., líneas de perfumes y productos de belleza", aventuró el Premio Cervantes.

El siglo XX murió sin hacer justicia a Carmen Mondragón. Hoy solo un puñado de académicos y excéntricos sabe que Mondragón fue rebautizada por Gerardo Murillo, conocido como Dr. Atl, con aquel nombre que hacía referencia al cuarto movimiento del sol de los mexicas. El volcánico pintor dio un nuevo nombre a su amante, una mujer que luchó durante 85 años para definirse a sí misma. "Nahui Olin debería ser una figura de culto. Es más importante que Frida Kahlo", dice Jaime Romandía, productor de Nahui, una película sobre la vida de esta artista que podrá verse en México en agosto de 2018.

"Fue una mujer que se atrevió a brincar al vacío", dijo el director Gerardo Tort, que dirige su primer largometraje desde 2009 después de hacer series históricas para la televisión. El equipo inició el rodaje en la Ciudad de México. El puerto de Veracruz también servirá de escenario a esta historia. Tort filmó el martes una pequeña secuencia con su heroína, protagonizada por Irene Azuela (El hotel de los secretos, Las oscuras primaveras). La secuencia se desarrolló en el Teatro del Pueblo, un hermoso auditorio enclavado en medio de un mercado en el centro de la capital mexicana. La construcción refleja los valores e ideales de México en los años 30. El sitio está decorado con murales de discípulos de Diego Rivera, cargados de socialismo y críticas al racismo y la opresión.

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Carmen Mondragón nació en 1893 en el barrio capitalino de Tacubaya. Fue hija de Manuel Mondragón, un importante general de Porfirio Díaz que tuvo un papel destacado en la Decena Trágica, el golpe militar de 1913 contra el presidente Francisco Madero, que se había opuesto al dictador. Antes del arranque del siglo XX, el militar se llevó a su familia a Francia cuando Carmen tenía tres años. En París perfeccionó un rifle semi automático de su invención. La pequeña Carmen se crió en Europa hasta los 12 años.

Tort y la guionista Marina Stavenhagen se apresuran en dejar claro que Nahui no es una biopic. El término utilizado para las películas biográficas es usado por desdén por la pareja creativa. “No es una película cronológica en la que se retrate toda su vida, pero Nahui vivió hasta muy mayor y murió muy abandonada por todos. Casi en la indigencia. Fue muy triste. Lo que quisimos explorar es cuántas Nahui hay dentro de esta mujer que murió a los 86 años”, cuenta Stavenhagen, que retomó una idea original de Miguel Bonilla.

La pasión fue el motor constante en la vida de Mondragón. A los 19 años abandonó la casa de sus padres para casarse con el pintor Manuel Rodríguez Lozano, integrante del movimiento conocido como Los Contemporáneos. Esa relación la introdujo inmediatamente en el mundo del arte. Figuró en varios de los murales de Diego Rivera. En uno encarnó a la diosa de la poesía erótica y en los de Palacio Nacional aparece como una mujer de la alta sociedad elegantemente ataviada. También fue modelo para Roberto Montenegro, Rosario Cabrera y para el fotógrafo californiano Edward Weston, entre otros.

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Pero todo cambió en 1921, cuando Mondragón acudió a una exposición de Dr. Atl. El flechazo fue uno de esos que solo son creíbles sí son escritos por la pluma de un novelista. Él tenía 47 años y ella 29. La atracción fue tan fuerte que obligó a Mondragón a dejar a su esposo para mudarse con Murillo a un convento del centro de la Ciudad de México. A sugerencia de Murillo, Carmen dio la espalda al abolengo e influencia de su apellido paterno para abrazar las raíces mexicas. Carmen se convirtió en Nahui Olin en 1922, el mismo año en que su padre moría desterrado en San Sebastián.

Julio Bracho interpreta a Dr. Atl. Jaime Romandía, productor en Cadareyta Films, asegura que este actor dio un excelente casting. “Nos gustó mucho la química que tuvo con Irene”, asegura Romandía, que es conocido por producir también las cintas del laureado Carlos Reygadas. Tessa Ia interpreta a Nahui en su juventud y Delia Casanova es la artista y poetisa en sus últimos años. La relación entre Nahui Olin y Dr. Atl fue la de un romance tórrido y extremadamente intenso que se extendió por cinco años. Pero Murillo nunca fue un hombre fiel y Mondragón no pudo controlar los celos de pequeña niña mimada educada en el Colegio Francés de San Cosme. Esta explosiva combinación dio lugar a un desgaste que pronto se tradujo en escandalosas escenas de gritos y amargos reproches públicos que se convirtieron en la comidilla para la élite cultural de la época.

En una memoria, Dr. Atl contó la vez que Mondragón puso fin a una pelea rompiéndole en la cabeza un frasco de pintura. Tras sentirse exhibida, Nahui Olin decidió poner fin a la relación dejando una carta pegada en la puerta de la casa del pintor. En ella aseguraba haberle sido infiel a su pareja con al menos 20 hombres. Y para rematar, le anunció que lo dejaba por un tenor italiano.

Los 20 fueron los años más fructíferos para Mondragón. Fue la década en la que se descubrió a partir del arte y el placer. Escribió e hizo varios dibujos y pinturas. Muchos de ellos autorretratos desnudos y escenas sugerentes en los brazos de varios hombres. El erotismo fue el eje de su obra. “Estaba muy orgullosa de su cuerpo y de su sexualidad”, explica Stavenhagen.

Aunque los cineastas abordarán esta relación formativa/destructiva con Dr. Atl, también prometen no dejar a un lado el romance más importante de Nahui Olin. Este fue con el capitán Eugenio Agacino, un militar que trabajaba en la Compañía Transatlántica Española. Este amor maduro —ella lo conoció cuando tenía 40— la llevó al mar de Veracruz y La Habana. Y fue el mar quien se lo arrebató con una tragedia. Tras la muerte del capitán, Nahui Olin se retiró de la vida pública y se refugió en una mansión de Tacubaya a pintar con sus gatos como única compañía.

La vida de Olin, según Tort, “fue un frentazo para la sociedad machista”. Los cineastas tienen ahora la compleja tarea de reducir una vida de película a menos de dos horas con un presupuesto de 1.7 millones de dólares. Todo para reivindicar una vida que ha sido aplastada por la pesada piedra del olvido.

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