Cómo ser testigo o jurado en el juicio contra "El Chapo"... ¡y no morir en el intento!

Nacional
/ 10 noviembre 2018

Esta semana comienza el proceso en Brooklyn contra el capo del Cártel de Sinaloa

Más de 10 mil  páginas de documentos, mil 500 horas de grabaciones, armas utilizadas en los asesinatos, acusaciones de narcotráfico en varios países. Evidencias muy claras para condenar a cualquiera en un juicio ajustado a derecho. Pero la clave para poder mantener en la cárcel de por vida a Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo", el poderoso capo del cartel mexicano de Sinaloa, está en los 40 testigos y los 12 jurados. Cincuenta y dos personas que tienen una navaja raspándoles sus gargantas.

Los primeros alegatos del juicio está previsto que se presenten este martes 13 en la corte federal en Brooklyn, en Nueva York. Día difícil para cualquiera que pretenda embarcarse en una misión como la de juzgar al máximo narcotraficante del mundo. Los jurados no estarán presentes en estas primeras audiencias. El juez Brian Cogan quiere preservar su identidad hasta último momento. Poco y nada se sabe de ellos. De acuerdo a los fiscales, entre los 12 que determinarán la sentencia hay un hombre y una mujer que hablan español y otro hombre que trabajó como funcionarios de penitenciarías.

"El Chapo" sólo se puede enterar de lo que está sucediendo por boca de sus abogados, aunque éstos también tienen visitas restringidas. Permanece desde hace dos años, cuando fue extraditado desde México, en la zona de máxima seguridad del Centro Correccional Metropolitano de Nueva York, más conocido como South 10, el lugar más inexpugnable de Manhattan que algunos comparan con Fort Knox, el cuartel militar donde se guardan las reservas de oro del gobierno estadounidense.

Los fiscales aseguran que Guzmán representa un "peligro extremo" para los ex aliados, rivales y compinches que testificarán en su contra. Y que si se conociera su identidad, los sicarios del Cártel de Sinaloa, que lideró "El Chapo" durante veinte años, probablemente busquen la manera de eliminarlos o, al menos, callarlos.

Los documentos que se presentaron hasta ahora en la Corte, fueron todos censurados para evitar filtraciones. El informe de cien páginas que contiene las bases de la acusación de los fiscales y la descripción de los posibles testigos fue entregado a los abogados defensores con más de la mitad del texto tachado. Y para dar a conocer el contenido de lo que quedó legible –es habitual que ante cualquier juicio se conozca públicamente la acusación- se necesita la autorización del juez. Uno de los abogados de "El Chapo", Eduardo Balarezo, se queja desde ese momento porque la falta de información "obstaculizará la capacidad de la defensa para investigar las afirmaciones de estos testigos e idear una defensa en su contra".

Algunos de los que estarían dispuestos a dar testimonio se encuentran cumpliendo condenas en cárceles de Estados Unidos o están a punto de ser extraditados desde México y ya fueron trasladados a lo que se conoce como "unidades de custodia de protección" ante el gran riesgo que corren sus vidas. Otros forman parte del programa de protección de testigos que se encuentran en lugares secretos y con identidades cambiadas. Todas esas personas, además fueron obligadas a cortar cualquier tipo de vínculos con familiares y amigos "a fin de mantener el máximo nivel de protección".

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La selección del jurado por la que pasaron más de cien personas también fue llevada a cabo bajo el máximo secreto. En Estados Unidos es obligatorio el servicio de asistencia en los juicios orales para cualquier ciudadano. Son elegidos al azar mediante un sorteo y luego pueden ser excusados si se encuentran imposibilitados de asistir a las sesiones durante los meses que dura el juicio o si hay alguna incompatibilidad como la de tener algún tipo de "filiación prejuiciosa" del acusado.

Si bien ya están elegidos y las doce personas del jurado aceptaron la peligrosa tarea, el juez aplazó por unos días el juramento que se les toma para que evitar arrepentimientos de último momento. El abogado Jeffrey Lichtman, otro integrante de un enorme equipo de profesionales neoyorkinos de primer nivel que defienden al "Chapo", mencionó el caso de una jurado que lloró ante el juez porque dijo que temía no poder soportar la atención que recibiría si se revelaba que ella era parte del panel. Pero, finalmente, quedó entre los elegidos después de que la defensa argumentara que si se la excusaba "sentaría un mal precedente, de que los jurados podrían eludir su deber con algunas lágrimas".

Pero el temor de jurados y testigos no es sólo por lo que vieron en las películas. En octubre de 2016, Vicente Bermúdez Zacarías, un juez mexicano que aprobó la extradición de Guzmán, salió a correr en su ciudad de origen, Metepec, y pocos minutos más tarde cayó muerto con un disparo en la cabeza. Los fiscales también informaron que en 2009 el padre de dos hombres de Chicago que estaban colaborando con las autoridades estadounidenses con información sobre las actividades de Guzmán fue secuestrado y asesinado cuando se encontraba visitando a unos parientes en México. "El Chapo" está acusado de ordenar la muerte de miles de personas mientras lideró el Cártel de Sinaloa. Además, del ingreso ilegal de más de 200 toneladas de cocaína a Estados Unidos y la fuga de dos cárceles mexicanas, la primera en un carrito de la lavandería y la segunda por un sofisticado túnel que construyeron ingenieros mientras eran apuntados por sus sicarios.

A pesar de todo esto, los abogados argumentaron ante el juez que "El Chapo" ya no representa una amenaza para nadie porque es imposible que se pueda comunicar con sus hombres desde la cárcel en la que se encuentra. Ahí permanece encerrado en una celda durante 23 horas al día. En la hora restante, está obligado a hacer ejercicios y una vez por semana se le permite recibir visitas de sus abogados y de sus hijas mellizas de 7 años.

También, una vez al mes se le permiten dos llamadas de quince minutos con su madre y su hermana, que obviamente son grabadas. Excepto esos momentos, está "totalmente aislado del mundo afuera de su deprimente celda", escribió el abogado Balarezo en un informe al juez. Teniendo en cuenta esas "condiciones extremadamente restrictivas", el letrado dijo que es imposible que Guzmán pueda mandar instrucciones a sus socios para que "neutralicen" a algún testigo. "De hecho", argumentó, salvo que el gobierno esté sugiriendo que el equipo que trabaja en su defensa podría transmitir las órdenes de Guzmán, no hay ninguna forma realista en la que "pueda hacer algo en contra de los testigos". El juez no se conmovió y mantuvo todas las restricciones.

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Tampoco se dejó llevar el magistrado por la actitud aparentemente pacífica que "El Chapo" mostró en su, hasta ahora, única aparición en el juzgado. Este hombre de baja estatura, regordete, vestido muy sencillamente, de ojos pequeños e incisivos, pasó la mayor parte de la hora que duró su audiencia mirando hacia el infinito, mientras escuchaba la traducción del procedimiento a través de audífonos. Sólo salió de su abstracción dos o tres veces cuando depositó la mirada en su esposa, Emma Coronel Aispuro, una ex reina de belleza mexicana, que se presentó a la sala con un saco blanco con incrustaciones de brillantes que producían reflejos en la pared de la luz del sol que entraba por la ventana. Una semana antes, la defensa había pedido al juez Cogan que en "un gesto humanitario" se le permitiera a Guzmán abrazar a su esposa en la corte antes de escuchar los alegatos. "Un abrazo, con la baranda del juzgado entre ellos, no representaría de ninguna manera una amenaza a la seguridad", escribió el abogado. El juez tampoco se conmovió ante este pedido.

Lo más probable es que la defensa ahora se encargue de presentar una larga serie de amparos y de pedidos de nulidad del juicio. Pero está descartada cualquier posibilidad de que "El Chapo" se convierta en un "testigo protegido" a cambio de que entregue toda la información que tiene sobre el narcotráfico en buena parte del mundo.

"Los fiscales ya dejaron en claro que van por todo", analizó para el New York Times, David Markus, un fiscal que en 2006 negoció la declaración de culpabilidad de Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los hermanos colombianos del Cartel de Cali. "Para el Chapo, no hay ninguna oferta sobre la mesa, y si va a recibir cadena perpetua en el juicio o de al menos 25 años si se declara culpable, seguramente lo vamos a ver en todas las audiencias vigilando a sus abogados". Aunque habrá muchas oportunidades para que se intente desvirtuar el procedimiento.

"El Chapo" no solo enfrenta cargos en Brooklyn, sino también en otros seis distritos federales. Su equipo legal podría cuestionar la jurisdicción y trasladar el proceso a otro juzgado más proclive a darle mejores condiciones de encarcelamiento. También podrían argumentar que su extradición no cumplió con los procedimientos adecuados. O podrían dilatar cambiando de abogados en el medio del juicio. En Florida y Texas hay poderosos "narcoestudios" de abogados especializados en defender traficantes y que entre sus defendidos se cuentan varios posibles testigos contra Guzmán.

También aparece el complicado proceso iniciado por el gobierno estadounidense para incautar 14.000 millones de dólares que es la cifra calculada por los peritos de la fortuna que acumuló "El Chapo" desde que pasó de ser un simple campesino con un pequeño cultivo de marihuana al hombre más buscado del mundo que mataba a sus adversarios con una pistola engalanada con incrustaciones de diamantes. "Si le impiden a Guzmán acceder a todos sus fondos, más de un abogado va a pensar dos veces si lo defiende cuando es muy probable que nunca cobre un solo dólar por su trabajo", dijo Benjamin Brafman, uno de los abogados estrella de Manhattan a un canal de noticias local.

Por supuesto, la defensa también va a intentar desacreditar a "una larga camarilla de testigos cooperativos", miembros de los carteles colombianos, socios del Cártel de Sinaloa, transportistas mexicanos de la cocaína, "coyotes" que pasaban las drogas por la frontera y distribuidores dentro de Estados Unidos. Ellos son los que tienen información sobre los asesinatos de rivales, funcionarios del gobierno y jueces, así como de los sobornos pagados a los políticos.

En un principio, se creía que uno de estos testigos claves iba a ser Vicente Zambada Niebla, el hijo de Ismael "el Mayo" Zambada García, principal socio de Guzmán y heredero del liderazgo en Sinaloa. Zambada hijo fue arrestado por el ejército mexicano en 2009 y extraditado a Chicago, donde se suponía que enfrentaría un juicio como el encargado de la logística del Cartel para el contrabando de drogas a esa ciudad. Pero el proceso fue dilatado desde entonces porque sus abogados alegaron que no podía ser enjuiciado en Estados Unidos debido a que había trabajado como informante de la DEA, la agencia antidrogas. Después de una larga investigación, los fiscales de Chicago determinaron que si bien Zambada se había reunido en algunas ocasiones con agentes de la DEA, no había ningún acuerdo entre ellos. Pero, en 2014, la agencia gubernamental anunció en forma sorpresiva que el narcotraficante no iría a juicio porque se había declarado culpable de los delitos por los que fue acusado y estaba trabajando como informante. Se especula que Zambada está viviendo en algún pequeño pueblito con identidad falsa, protegido por agentes federales y no está obligado a testimoniar contra su ex jefe.

Nadie se imagina que "El Chapo" podría negociar y terminar en una situación similar, con documentos falsos y trabajando en un McDonalds o un Strarbucks de un pueblo perdido del medioeste. Una eximición de todos los cargos también aparece como altamente improbable. Aunque en Brooklyn hay una larga tradición de juicios contra mafiosos locales que terminaron con muchos muertos y capos festejando en un restaurante italiano con champagne. El juicio formal, con "El Chapo" observando a todos con sus ojos de acero, podría durar unos tres meses si no hay demasiadas dilaciones. Pero sus consecuencias seguramente se extenderán mucho más en el tiempo. Por años, la policía judicial tendrá que sostener un sofisticado y costoso operativo para mantener con vida a jurados y testigos.

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