Con sufrimiento, River es finalista en el Mundial de clubes

Fútbol Internacional
/ 16 diciembre 2015

Más de 15,000 hinchas argentinos alentaron al campeón sudamericano en el Nagai Stadium de Osaka.

River Plate jugará la final del Mundial de clubes de fútbol al derrotar hoy por 1-0 al Sanfrecce Hiroshima de Japón con un gol salvador de Lucas Alario, héroe de un equipo que sufrió más de lo esperado para derrotar a un durísimo rival.

El equipo argentino se enfrentará el domingo en la ansiada final en Yokohama al ganador del partido que jugarán mañana el poderoso Barcelona de Leonel Messi y el Guangzhou de China.

Más de 15,000 hinchas argentinos alentaron al campeón sudamericano en el Nagai Stadium de Osaka, quienes deliraron luego de que Alario con un cabezazo marcara el único tanto del partido en el minuto 72. El delantero ya había sido fundamental para el conjunto de Buenos Aires para la obtención de la Copa Libertadores.

River, que era el favorito para ganar el encuentro, por momentos se vio sorprendido por la aceitada estrategia defensiva que desplegó el conjunto japonés, que durante el primer tiempo contó con varias ocasiones para abrir el marcador, convirtiendo a Barovero en figura.

River arrancó el encuentro con la posesión de la pelota, aunque sin generar demasiadas situaciones de peligro. Cerca del primer cuarto de hora, un disparo de Ponzio fue rechazado por el arquero Hayashi, pero su excesivo rebote no pudo ser capturado por ningún futbolista de River.

En el minuto 24 fue Kraneviter quien buscó el arco rival, elevando la pelota muy por encima. Enseguida, Barovero salvó lo que pudo haber sido la apertura del marcador para el Sanfrecce, cuando un grueso error de Alvarez Balanta dejó solo a Minagawa con el portero argentino, quien con su mano derecha rechazó la pelota de manera estupenda.

Cuatro minutos más tarde, después de que el árbitro bloqueara con su cuerpo la carrera de Ponzio, se produjo un contraataque veloz del conjunto local, que finalizó con un centro del brasileño Douglas, de buena actuación, que no pudo ser conectado por muy poco por Minagawa.

 

De inmediato, en otro contragolpe veloz, Chajima exigió de nuevo a Barovero, que desvió de gran forma su potente derechazo.

Para entonces, el equipo local, luego de un comienzo cauteloso, había emparejado el partido y tenía las opciones más claras de gol. En su anhelo por producir un fútbol ofensivo, el conjunto sudamericano no se escalonaba bien en defensa, dejando claros que eran aprovechados por los rápidos atacantes japoneses.

En simultáneo, ninguno de los volantes riverplatenses encontraban la forma de generar peligro para el arco rival, ya que, en especial Pisculichi y Ponzio, estaban muy imprecisos con la pelota y eran neutralizados por el prolijo dispositivo defensivo del Sanfrecce, que alineaba cinco hombres en la última línea.

A los 40 de la primera mitad, y luego de que el defensa Maidana provocara con su quedo posicional que la delantera local no cayera en fuera de juego, nuevamente Minagawa obligó a una salvada extraordinaria de Barovero, quien volando hacia su izquierda alcanzó a desviar un tiro que parecía introducirse en el ángulo.

Al finalizar el primer tiempo, la sensación era de preocupación y sorpresa para el favorito River, ya que si bien había tenido más la pelota (61 por ciento), no había logrado pergeñar jugadas de peligro. Fue el Sanfrecce Hiroshima quien mereció irse ganador.

En el segundo tiempo, el partido fue perdiendo intensidad, cayendo en un vacío de calidad alarmante, lo que determinó que ambos entrenadores realizaran modificaciones con el afán de producir llegadas.

Pero ni los ingresos del croata Mikic en el local, ni de Lucho González y Viudez en River sacudieron del letargo a sus equipos, que siguieron hundiendo al encuentro en el tedio.

Pero a los 72 minutos, luego de una defectuosa salida del arquero Hayashi tras un centro de Viudez, Lucas Alario, que hasta entonces apenas había tenido escasa participación en el juego, marcó de cabeza el ansiado gol para el equipo visitante.

El tanto envalentonó a River, que comenzó a jugar sin el nerviosismo y la imprecisión que había demostrado hasta entonces. En el minuto 80, luego de una buena combinación entre González y Mercado, nuevamente Alario inquietó al arquero Hayashi, pero su disparo mordido salió apenas desviado.

Los minutos finales discurrieron con el equipo local buscando el empate, en simultáneo con un River que por primera vez se mostró más sólido en su juego.

 

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