Contaminación por fracking: ¿quién pagará el costo?

Politicón
/ 3 abril 2018

Resultaría oportuno que este tipo de desechos fueran confinados en un lugar cercano al sitio de la explotación

Reducir el impacto ambiental de nuestra actividad es, muy probablemente, el mayor reto que nuestra especie enfrenta en este momento, pues tras experimentar múltiples facetas de eso que llamamos “desarrollo” es evidente que nuestra presencia en el planeta es todo, menos inocua.

Y uno de los aspectos que mayores impactos genera en el ecosistema es el de la producción de energía pues, en la medida que la población mundial crece, la demanda de ésta se multiplica.

Por ello, las “fuentes alternas” de energía se han convertido en el objetivo fundamental de amplios esfuerzos de investigación, a fin de garantizar en el futuro próximo que podamos abastecernos de fuentes “limpias” de energía que, además, no dependan de los hidrocarburos.

Por desgracia, la tecnología no ha evolucionado lo suficiente como para garantizarnos el abasto necesario al costo más bajo posible y, adicionalmente, la energía basada en combustibles fósiles sigue siendo más barata de producir, razón por la cual seguirá consumiéndose de forma preferente, aún cuando su impacto ambiental sea mayor.

Tal afirmación es cierta, sobre todo, en casos controversiales como el de la técnica del “fracking” utilizada para la explotación de yacimientos de gas, técnica que, como se ha anunciado ya, será utilizada en nuestra entidad, concretamente en el municipio de Hidalgo, en donde la empresa Lewis Energy iniciará un proyecto de exploración en breve.

El uso de la referida técnica, según se ha documentado ampliamente, genera residuos tóxicos que deben ser contenidos, tratados y confinados a fin de evitar que se conviertan en una amenaza para los mantos freáticos, para los cuerpos de agua superficiales o para el mismo suelo.

El proyecto que se iniciará en el municipio de Hidalgo, según se ha dado a conocer a través del Clúster de 
Energía de Coahuila, generará desechos que no serán confinados en la zona donde se realizará la explotación de gas shale, sino que serán transportados a Ramos Arizpe para ser confinados en el Centro Integral de 
Manejo, Tratamiento, Aprovechamiento y Disposición Final de Residuos Industriales y Peligrosos (Cimari).

Sin duda, es preferible que exista el compromiso de la empresa contratada para el proyecto de tratar los residuos peligrosos conforme a las normas ambientales, pues de otra forma tales desechos podrían terminar en cualquier lugar, convirtiéndose en una fuente de contaminación y de riesgos sanitarios para toda la población.

Sin embargo, sería deseable que tales desechos no tuvieran que trasladarse a través de todo el territorio del Estado, con el riesgo que eso implica, ni que tuvieran como destino final un confinamiento cuya operación ha sido reiteradamente cuestionada a lo largo de su existencia.

En este sentido, resultaría oportuno que los proyectos de este tipo fueran concebidos teniendo en cuenta la necesidad de confinar los desechos que generen, de manera preferente, en un lugar adyacente o cercano al sitio de la explotación. Aunque lo ideal, desde luego, sería que no fueran autorizados a menos que se garantizara que no tuvieran un impacto ambiental indeseable.

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