Coronavirus podría acabar con minicomerciantes de Saltillo

Saltillo
/ 29 marzo 2020

Pequeños vendedores sufren los estragos de la cuarentena; no todos sobrevivirán a la crisis

Nelly es conocida entre los locatarios del centro como “La China”, ella junto con su esposo a diario salen a trabajar en su puesto de abarrotes y verduras para llevar comida a casa.

“La China”, sincera, dice que no cree en la gravedad del COVID-19, pero sí tiene la certeza de que llegó para complicar la situación económica en todas partes; ya lo está padeciendo en carne propia, pues las ventas de su local bajaron más que nunca.

“Yo la verdad no creo, porque si esto fuera ya tendríamos a las autoridades multándonos por seguir abriendo, o cerrándonos los locales. No creo que en una pandemia nos dejen andar así a todos como si nada”, apuntó.

Pero las cuentas le hacen saber que la crisis es real, pues desde hace una semana las ventas en su negocio y en el de otros como el de ella, cayeron en más del 50 por ciento.

“Poco o mucho la venta va entrando y el hecho de que esté abierto le da una esperanza a la gente para que venga a comprar; toda esta semana casi no hubo nada, apenas hasta hoy se vio un poquito más de gente a comparación de los otros días”, dice.

Agrega que de seguir la situación, pocos comercios sobrevivirán.

Ella y su esposo deben trabajar para llevar el sustento a sus tres hijos, que aunque trabajan, el dinero que aportan es para el hogar, porque parte de las ganancias del local están destinadas al pago de la renta y a surtir más mercancía.

BAJAN VENTAS AL MÍNIMO

Simón Rodríguez también es un vendedor de elotes en el centro de la ciudad, que comenzó a sentir los estragos del coronavirus, pero no por estar enfermo, sino porque pasó de vender 30 elotes y papitas diarias a vender 3 en un día.

Asegura que ya no hay dinero ni para surtir la materia prima de su puesto, los 100 ó 200 pesos diarios se dividen en 2 partes: la primera para comprar pastas y frijoles para la comida, para su esposa, sus 8 hijos y él.

La segunda para hacer un guardadito, porque en cuanto se le terminen las papitas y el elote no sabe si podrá comprar más o deberá buscar un empleo en una fábrica.

 

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM