Cruz Azul destroza al América 5-2 en el Clásico Joven
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La Máquina aprovechó la ventaja numérica tras la expulsión de Roger Martínez y vencieron 5-2 a Las Águilas
Todo parecía liquidado. Cruz Azul había dominado al América durante 35 minutos y con justicia ganaba, pero en cinco minutos y con dos tiros de larga distancia, las Águilas le habían dado la vuelta. Nada raro, es más, hasta normal en la historia reciente entre ambos equipos.
Pero no, esta vez no. La Máquina supo sublevarse a su fatídico destino para levantarse y golear 5-2 a su némesis predilecto. Su amor propio se combinó con una irresponsable llegada de Roger Martínez –que dejó al América con 10– para que esta vez el guión cambiara. Sí, Cruz Azul salió vivo del Clásico Joven y con muchos puntos destacables: la actitud del equipo, los tres puntos que lo mantienen en la carrera por la Liguilla, el primer triunfo de Siboldi –que corta una racha de 18 juegos sin ganar en la Liga– con los celestes y que por primera vez le mete cinco goles al América en un partido oficial.
Pero antes del éxtasis celeste vino el drama y la tragedia, tal como suele ser su identidad reciente. Apenas a los 16 minutos ya ganaba merecidamente con un testarazo de Julio César Domínguez y casi de inmediato Milton Caraglio tuvo el segundo, pero Guillermo Ochoa hizo una de esas atajadas de antología que lo distinguen.
El partido y el momento era de La Máquina; sin embargo, en un pestañeo todo esto se fue a la basura. Y es que así es Cruz Azul, tan endeble en muchos momentos. Al minuto 36, con un América que no había mostrado nada, llegó un disparo cruzado de larga distancia de Guido Rodríguez que superó la estirada de Jesús Corona para el 1-1.
Los fantasmas de siempre aparecieron y devoraron en ese momento a Cruz Azul, que cinco minutos después (41’) vio como Henry Martín le daba la vuelta al partido con la misma fórmula: un disparo de larga distancia.
Cualquiera que sepa la historia reciente entre ambos equipos esperaba la debacle cruzazulina y un ladrillo más a la hegemonía azulcrema. Pero vino la rebelión de los de Siboldi.
Apenas comenzó el segundo tiempo y Jonathan Rodríguez lo intentó de larga distancia, pero ahí estaba Memo Ochoa para tapar acertadamente. A esa llegada de La Máquina respondió América con un tiro de Roger que se fue por arriba y otro de Andrés Ibargüen que obligó el lance de Corona. El juego lucía nivelado, hasta que Roger perdió la cabeza y se fue expulsado por darle un codazo a Rafael Baca en una pelota dividida.
De repente supo que era el momento, sí, el momento para engancharse a la Liga y limpiar un poco su honor tantas veces mancillado, por el América.
Al minuto 53 llegó un tiro de esquina –el arma predilecta de este Cruz Azul– que cristalizó Pablo Aguilar para empatar el juego y desatar la euforia cruzazulina de las tribunas. Pero habría más, porque esta Máquina lucía como hace mucho no se le veía: con sangre y coraje en los ojos.
Cinco minutos después Roberto Alvarado le dio la vuelta al partido y generó un remolino del que América ya no salió vivo, porque al 62’ Orbelín se inventó una gran jugada personal para matar el juego con el 4-2-
Y Jonathan estuvo cerca del quinto, pero Ochoa lo evitó con un buen lance; sin embargo, el uruguayo no quitó el dedo del renglón hasta firmar su tanto; sí, el quinto fue de su autoría al 75’.
La fiesta estaba completa. Cruz Azul fue ese equipo arrollador que su gente quiere ver. Desapareció a un América que no supo sobrevivir con 10. Ahora falta ver qué vendrá adelante. La última vez que La Máquina goleó a las Águilas (Apertura 2014, 4-0) se quedó fuera de la Liguilla y el acérrimo rival festejó el título en diciembre. Pero la historia se puede cambiar y anoche fue la muestra de ello.