Despertó el campeón goleando al América
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Con golazos de Zelarayán e Ismael Sosa, los felinos demostraron porqué son los actuales monarcas del futbol mexicano
El campeón volvió a escena. Apareció en la tercera fecha, cargado de balas y con ambiciones altas. Tigres le metió cuatro a un América indeciso y expuesto, y le hizo precio.
El 4-2 final fue un retrato de lo que pasó en el campo y fue la diferencia entre un equipo más sólido y agresivo y uno que estuvo de oferta por defectos tácticos y abrumado.
Tigres ganó bien y su primera victoria en el torneo llegó con dobletes de Ismael Sosa y Lucas Zelarayán, pero se quedó corto, sobre todo en la primera mitad donde pudo hacer añicos a una expresión americanista devaluada y mal parada.
Oribe Peralta y Bruno Valdez anotaron los transitorios empates para las Águilas. Apenas dos oasis dentro de un partido controlado mental y futbolísticamente por los felinos. Para América fue la segunda derrota en fila y que con 6 goles en contra en un par de partidos confirmó que aún no logra despertar de la pesadilla de la última Final perdida.
1-0
Tigres jugó un primer tiempo a lo campeón. Y quizás con un mayor contenido técnico-táctico que cuando lo fue en Navidad. Le provocó un auténtico bullying futbolístico al América. Lo controló y lo superó. Definitivamente, lo quebró.
Antes del cumplirse el minuto de juego, Tigres ya daba aviso de lo que estaba decidido a construir, pero también exhibió la puntilla de lo que luego sería el carnaval defensivo de las Águilas.
1-1
Ismael Sosa tiró una pared con André-Pierre Gignac, el francés le regresó el balón con ventaja y el argentino definió cruzado para dejar sin chances a Agustín Marchesín.
El 1-0 casi desde el vestidor fue apenas un anuncio de lo que vendría después, donde el dominio, superioridad y hostigamiento de Tigres fue una constante.
Sin embargo, Oribe Peralta, casi de la nada, se fabricó un gol en medio de la tempestad. A los 18, perforó a los centrales de Tigres con un cambio de ritmo fulminante y tocó el balón a un costado ante la salida desesperada de Enrique Palos, reemplazante del lesionado Nahuel Guzmán.
2-1
El 1-1 era en ese entonces más mentiroso que el plan con el que Ricardo La Volpe quiso engañar a Ricardo Ferretti.
Entre su intención y las improvisaciones, La Volpe colocó a Osmar Mares como lateral izquierdo, Miguel Samudio como volante-carrilero por el mismo sector y le dio confianza al jovencísimo Edson Álvarez para jugar de volante central –junto a William Da Silva-, una posición que no desconoce, pero que no es su puesto natural.
Pero la receta del América, disfuncional y confusa, fue un bocado para Tigres, que rompió el molde adversario por las puntas –con intratable Jürgen Dann- y con toques rápidos y precisos que orillaron a la defensa americanista a exigirse y a desordenarse.
2-2
Es por eso que no extrañó que en media hora, Tigres ya había golpeado ocho veces las puertas de Marchesín con ganas de festejar. Gignac, Javier Aquino, el mismo Sosa con un tiro en el poste y Pizarro se repartieron clarísimas oportunidades, pero sin poder acertar.
El que sí acertó a los 35’ fue Lucas Zelarayán, quien clavó un golazo de tiro libre para justificar un resultado y poner las cosas en su lugar.
3-2
Un cabezazo de Bruno Valdéz al 49’ ilusionó al América. Fue un 2-2 en el amanecer del complemento, donde para ese entonces, La Volpe ya había corregido su ingenuidad. Quitó a Mares, retrasó a Samudio a su posición natural e ingresó un contención nato como José Guerrero.
4-2
Pero Tigres tiró abajo el maquillaje del resultado y con nuevos goles de Zelarayán (55’) y Sosa (83’) enterró cualquier posible resurgimiento del América. Le clavó las dos últimas estocadas que confirmaron su superioridad.