Después del parto
Después de dar a luz, muchas mujeres terminan con una barriga flácida y evidente, de la que algunas no logran deshacerse. ¿Qué las causa y cómo se puede combatir?
Tras la gestación y el parto los músculos abdominales se pueden quedar flácidos, debilitados y separados, de lo que resulta esa barriga protuberante tan característica de muchas mujeres que fueron madres —y que puede desarrollarse incluso cuando no hay sobrepeso. Es en realidad una condición médica que tiene nombre: se llama ‘diástasis de los rectos abdominales’.
Y vamos a comenzar por describirla palabra por palabra…
Diástasis es la separación que se observa en los músculos rectos del abdomen (ver más abajo la ilustración llamada diastasis recti).
El músculo recto abdominal (rectus abdominis) es un músculo par y aplanado, interrumpido por tres o cuatro intercepciones llamadas metámeras, que son ‘marcadores de músculos’ ubicados por encima del ombligo.
El ‘recto abdominal’ es un músculo postural, y como su función lo indica es muy importante para fijar la postura del cuerpo, pero es también muy útil para el trabajo de parto en el caso de la mujer.
Para decirlo en pocas palabras, es el músculo que se marca en la panza cuando se hacen los ejercicios apropiados para formar el ‘abdomen de lavadero’.
En fin, esos son los músculos rectos abdominales que provocan la diástasis o debilitamiento observado en barriga de las mujeres que han dado a luz.
Ese enrevesado nombre (‘diastasis de los rectos abdominales’) hace referencia precisamente a la separación (en tres o cuatro pares) de los músculos superficiales del abdomen.
La buena noticia es que hay ejercicios específicos que pueden ayudar a reducir la diástasis, no solo por una cuestión estética sino también para prevenir dolores de espalda, ya que, como se dijo, los rectos abdominales son los responsables de la buena postura del cuerpo.
Razones de la separación
El ‘músculo recto del abdomen’ o ‘recto abdominal’ es un músculo par, largo y aplanado, que va desde las costillas hasta el hueso del pubis. Es vertical y actúa como una especie de soporte o de corsé que le da apoyo al cuerpo y protección a la espalda.
A veces el hueco abdominal que se forma entre los músculos se cierra de manera natural tras el embarazo pero a veces se queda abierto (ver ilustración).
Durante el embarazo esos dos músculos paralelos se suelen separar en el medio para permitir el crecimiento del feto en el útero. Las hormonas y el trabajo de parto también pueden contribuir a esa separación.
Tras la gestación los rectos abdominales suelen volver a su posición original, pero a veces no lo hacen: se quedan estirados, debilitados y separados por un hueco que puede llegar a ser de hasta cinco centímetros.
Esa separación vertical le da muy poca contención al estómago y los órganos internos, por eso la barriga de muchas mamás tiende a sobresalir de una manera peculiar, distinta a la grasa que se concentra en la zona de la cintura.
Según los expertos, los músculos abdominales suelen regresar a su posición habitual de manera natural hacia las ocho semanas tras el parto.
Sin embargo, aproximadamente un tercio de las mamás siguen presentando diástasis de los rectos abdominales incluso un año después de dar a luz.
Más que un problema estético
El hueco resultante de la diástasis abdominal, sumado al debilitamiento de los músculos, aumenta el riesgo de sufrir dolores de espalda en la región lumbar y de adquirir malas posturas.
También crece el riesgo de que se produzca una hernia abdominal.
Por eso es importante tomar el control de la separación que se produce durante la gestación, para tratar de evitar una protuberancia excesiva del abdomen.
Hay varias técnicas y programas de ejercicios para realinear los músculos abdominales, pero es conveniente consultar con un fisioterapeuta.
Un espacio de uno o dos dedos entre los músculos abdominales, después de haber tenido un bebé, se considera normal.
Algunos entrenadores personales utilizan ejercicios llamados hipopresivos para ejercitar los músculos abdominales profundos.
La experiencia indica que, con los ejercicios apropiados, en menos de un mes la separación de los músculos abdominales se reduce a las condiciones de una barriga normal.
DIASTASIS RECTI
El ejercicio más básico para reducir la diastasis es el siguiente (se recomienda consultar con un fisioterapeuta)
1. Acuéstese boca arriba con las piernas dobladas, los pies planos sobre el piso y las manos entrelazadas detrás de la cabeza.
2. Levante los hombros y la cabeza y mire hacia el abdomen.
3. Respire de manera normal. Al inhalar note cómo el músculo se tensa. Mantenga la barriga contraída en esa posición entre 3 a 5 segundos, mientras exhala de manera normal y después relájese. Progrese hacia mantener la contracción durante 10 segundos antes de exhalar. Repita este ejercicio varias veces al día.
4. Usando la punta de los dedos sienta el borde de los músculos abdominales, por encima y por debajo del ombligo. Fíjese en cuántos dedos caben en el hueco entre los músculos.
5. Recuerde que un espacio entre los músculos, de uno a dos dedos, después de haber tenido un bebé se considera normal.
(BBC Mundo)