Detrás del archivo de Roberto Bolaño

Vida
/ 14 noviembre 2016

Cuando habla de literatura latinoamericana, Valerie Miles lo hace con el peso que tiene la autoridad....

No sólo es desde hace más de diez años la editora de Granta en español —donde sacaron en 2010 una lista de las promesas de escritores jóvenes— sino que también publicó un libro de conversaciones con 28 escritores: en Mil bosques en una bellota, Miles habla con autores como Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes o Enrique Vila-Matas y Evelio Rosero y les pide que escojan las mejores páginas de la obra de cada uno. Fue directora editorial del catálogo internacional de Alfaguara y directora editorial de Emecé. Con este último sello introdujo a Bioy Casares y a Silvina Ocampo en el mercado español. (Trató de hacer lo propio con Borges pero en Planeta le dijeron: "Borges no vende").

Antes de publicar su próximo libro, espera terminar una tesis sobre Roberto Bolaño para doctorarse en el departamento de literatura comparada de la Pompeu Fabra. También tiene unas traducciones en marcha de autores de habla hispana que está pasando al inglés. Tiene que sacar adelante el siguiente número de la revista Granta en español (revista de la que es fundadora y editora desde el 2003, junto a Aurelio Major). Y, como si no bastara, tiene que seguir dictando sus clases de postgrado en traducción y creación literaria.

Una vez capoteadas esas labores, Valerie Miles (Nueva York, 1963) quiere poder dedicarle tiempo a ese proyecto: escribir un libro sobre su vida como expatriada en la época previa a internet. Vive en España desde hace casi 25 años y empezó trabajando como periodista para el suplemento cultural de La Vanguardia. Y quiere que su libro narre esa experiencia y las conversaciones literarias que tuvo con grandes autores contemporáneos en lengua inglesa: John Updike, Saul Bellow, Richard Ford, Paul Bowles, Henry Roth, Barry Gifford o Stephen King.

En 2013 fue la curadora, junto a Juan Insua, de la exposición Archivo Bolaño. 1977 – 2003 que se presentó en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y que también pasó por Madrid y Buenos Aires. La exposición fue el resultado de indagar en los papeles del escritor chileno: en sus cuadernos, sus libretas y hojas sueltas. Un archivo de casi 15 mil páginas originales que recoge anotaciones, poemas, dibujos y hasta obras inéditas. Allí encontraron el manuscrito de El espíritu de la ciencia ficción, novela hasta ahora inédita cuya está planeada en noviembre.

$!Detrás del archivo de Roberto Bolaño

Me reúno para hablar con ella de Bolaño, de ciencia ficción y literatura latinoamericana.

VICE: Richard Ford acaba de ganar el Princesa de Asturias de las letras, ¿cuál es tu relación con el autor de El periodista deportivo?

La relación empieza más por ser una expatriada americana aquí. Me tocó entrevistarlo cuando él vino a Barcelona para promocionar su libro Independende day. Y le pareció muy raro que hubiera una americana que le hiciera una entrevista para un medio español.

Tú ahí trabajabas en La Vanguardia...

Estaba en La Vanguardia en ese entonces. Pero al final no publiqué la entrevista allí sino que lo hice para una revista que se llamaba Metropolitan. Entonces, bueno, le pareció muy gracioso. Él estaba empezando a tener una relación con Francia como expatriado. Esto era en el 96, pre internet. Realmente cuando vives como expatriado no eres más que eso, no había fax. Entonces le pareció gracioso y quedamos en contacto. Me enviaba de vez en cuando una tarjeta postal. En algún momento me comentó que en Granta estaban publicando muchos escritores del español en inglés. Pero Bill Buford se había ido y todas las relaciones que él tenía se habían esfumado. Entonces necesitaba a alguien que pudiera ser un contacto para la revista. Pero lo que realmente querían era una edición en español. Y yo le dije que en aquel entonces yo no tenía ni conocimiento ni tampoco una infraestructura. Pero que me diera tiempo.

Un poco más tarde entré a trabajar en la edición, le llamé y le dije "mira Richard, si iba en serio lo que tú decías, ahora sí que puedo". Entonces me envió una tarjeta postal y me dijo bueno pues te voy a poner en contacto con ellos y tal. Y lo hizo. Empezamos a negociar y así fue.

A propósito de Granta, han pasado seis años desde que publicaron su lista de apuesta de escritores en español más prometedores. Faltan todavía cuatro años más para que vuelvan a sacar una lista, pero dime qué escritores jóvenes latinoamericanos te han asombrado últimamente. 


Acabo de leer dos novelas que me dejaron deslumbrada. Una es de Carlos Fonseca, Coronel lágrimas y la otra de es de Mauro Javier Cárdenas, que se llama The Revolutionaries Try Again. Cárdenas es un escritor ecuatoriano pero escribió el libro en inglés y es un prodigio. Vive en Estados Unidos. Yo cogí el libro con unos prejuicios "y este quién se cree que es, escribiendo en inglés". Pues no. Cualquier prejuicio que yo hubiera tenido me lo desarmó completamente. Y terminé impresionada por la madurez de un escritor tan joven. Tardó 12 años en escribir el libro. Es su primera novela. Y estos dos escritores me han parecido impresionantes. Y los dos están escribiendo desde lugares muy diferentes.

Fonseca es un escritor costarricense pasado por Puerto Rico. Fue alumno de Ricardo Piglia en Princeton y ahora está en Cambridge estudiando y dando clases. Y me pareció absolutamente maravilloso. Es oulipiano. El de Mauro Javier Cárdenas es modernista, está en conversación con los autores del Boom pero llevándolo a otro sitio. Está matando a los del Boom pero en conversación con ellos. Se ve Joyce pasado por Bolaño, muy interesante. Pero en el caso de Fonseca es Oulipo: es Queneau, Perec, Calvino y Borges. Muy experimental.

Fuiste la curadora de la exposición Archivo Bolaño 1977-2003 en el CCCB ¿de qué manera estas exposiciones iluminan la lectura del escritor chileno? 


Sí, la verdad es que a raíz de la investigación que hice para la exposición he podido indagar mucho más en su forma de escribir. Porque antes de la exposición —como él hablaba mucho de los beat y estas cosas— la gente pensaba que Bolaño escribía muy rápido, como la literatura de los surrealistas: esta escritura automática, como Kerouac. Pues no. Cuando empecé a leer sus cuadernos y a ver cómo escribía y reescribía me di cuenta de que no. ¿Quién era el que decía? ¿Voltaire? Que la improvisación cuesta mucho tiempo, mucho trabajo. Te das cuenta de que este es el caso. Esas frases que parecen tan graciosas y ocurrentes, como escritas ahora mismo, son el resultado de muchas variaciones. Entonces esto para mi rompió este mito.

Luego, tampoco me había dado cuenta de hasta qué punto... Él era de estos que le gustaba dibujar. Mientras escribía o pensaba hacía dibujos o diagramas. Él lo habló alguna vez de pasada, dijo "yo siempre tengo un countrer, un reverso". Y este reverso a veces son poemas pero muchas veces son dibujos o diagramas. Sabemos de los dibujos en sus libros, pero no sabía hasta qué punto detrás hay mucha obra pictórica. Fue un hallazgo ver hasta qué punto hay figuras en la alfombra, para citar un cuento de Henry James, que habla de lo simbólico que son los dibujos en una alfombra persa. Y se puede aplicar esta idea a la obra de Bolaño.

Y la otra cosa, aunque se sabe perfectamente que Bolaño leía ciencia ficción, no sabía hasta qué punto había una influencia: por ejemplo Alfred Bester en Los hombres que asesinaron a Mahoma . Y evidentemente Philip K. Dick y sus ideas del tiempo. Porque lo que hace la ciencia ficción es jugar con el tiempo de otras maneras. Y Bolaño juega mucho con la idea de tiempo, con las ideas de morir y no morir. Y el eterno retorno. Y con personajes que se transforman y vuelven de una manera u otra: que mueren como en Sexto sentido . Y juega con muchas de estas cosas. Pero como sus novelas no son metafísicas ni fantasiosas, al principio no te das cuenta, pero está allí. Y estas son las cosas que leyendo sus notas y repasando sus cosas he podido saber. Y que era muy enamoradizo (risas).

Es curioso lo de Philip K. Dick, porque uno suele pensar en Borges o en Cortázar como las grandes influencias de Bolaño... 
Y son, evidentemente. Pero todos los escritores saben...esto es casi como el McGuffin.

¿De Hitchcock?


De Hitchcock y de Enrique Vila-Matas. Que hablas de esto esperando que nadie vea demasiado esto otro (y hace un gesto con los brazos de un lado y luego del otro). Hay muchos escritores que dicen "ay no, el que más me ha influido es este" porque no quieren que sepas que el otro fue importante. Entonces hablaba mucho de Borges y Cortázar —porque evidentemente están ahí— pero hay muchos otros escritores. Como Navokov, por ejemplo, que creo que era un escritor bastante importante en estos juegos temporales. Y escritores como Naked Lunch... Burroughs. Bolaño escribió un cuaderno que se llamaba Daily Burroughs , como si fuera el pan de cada día. O sea que era un escritor que leía con reverencia.

Y hasta qué punto utilizaba el cut up, ¿la utilizaba?


Claro, sí, sí, sí. Mucho. Y además también Mellville. Mellville es un continuo y Twain también es súper importante. Bolaño era omnívoro. También leía los griegos. Y una de las cosas que quizás, como era tan autodidacta —un escritor que se había apartado de todos y estaba ahí en Blanes— no me daba cuenta de que es que realmente lo que leía lo tenía absorbido. Porque tenía una tendencia a citar. Swinburne y luego K. Dick. Y luego alguien de ciencia ficción y luego Arquiluoco. Y dices "claro, los está citando porque se sabe la cita". No, no. Todo esto estaba leído, digerido y regurgitado a su manera. No es muy bonito decirlo así. Pero es que no estaba simplemente citando para parecer listo. Sino que realmente detrás estaban todas esas lecturas.

Háblame un poco de El espíritu de la ciencia ficción, ¿qué trabajo tuviste tú ahí?
Sí, la novela fue encontrada en los papeles de él y realmente no había que hacer nada de trabajo. Porque era una novela ya terminada.

¿Y por qué no se había publicado antes?


Bueno, es una novela terminada, firmada y dedicada. Y estaba escrita a mano. Bolaño era muy pobre, no tenía ni una máquina de escribir, no tenía recursos. Tenía una máquina de escribir manual. Entonces esta novela la escribió a mano y se quedó en sus cuadernos. Y seguía escribiendo, seguía escribiendo, seguía escribiendo. Y nadie le hacía ni caso: se presentaba a agentes, a editoriales y ni caso. Con lo cual él seguía escribiendo y escribiendo. Para cuando ya empezó a publicar. Ya estaba con otras cosas. La novela quedó en el pasado.

¿De qué año es la novela?


Es del 84. Firmada en 1984. Y entonces él seguía adelante, escribiendo otras cosas. Y para cuando logró publicar con Porta ( Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce ), él ya tenía lista La literatura nazi en América. La envió porque era lo más nuevo que tenía y fue la primera vez que recibió respuesta. Pere Gimferrer (Seix Barral) fue el primero en responder diciendo que quería publicar el libro. Y no fue sino hasta tres semanas después que Jorge Herralde (de Anagrama) dijo que también estaba interesado. Entonces como ya estaba vendido a Gimferrer, Bolaño le escribió a Herralde diciendo que tenía muchas otras cosas. Y le mando al cabo de unas semanas o un mes Estrella distante.

Y a estas alturas Bolaño iba hacia adelante. Llevaba 20 años escribiendo. El espíritu de la ciencia ficción es una novela de cuando Bolaño era joven. Como muchos escritores que dicen que tienen novelas de cuando son jóvenes. Ahora, quizás él no la publicaría, nadie sabe. Pero bueno, como tiene lectores que quieren leer su obra ahí está. Lo que pasa es que claro, una obra de juventud de Bolaño vale mucho más que la de muchos otros escritores. (Risas).

¿Por qué?


Porque Bolaño es un escritor nato, es buenísimo. Entonces esta novela es tronchante. Es divertida porque es Bolaño joven. Cuando todavía se atrevía.

¿Decías que era un prototipo de Los detectives salvajes? ¿De qué trata la novela?


La novela versa sobre dos amigos que son chilenos, expatriados en México. Uno se llama Jan y el otro Remo que es el alter ego de Bolaño cuando joven —antes de Arturo Belano—. Entonces Jan y Remo viven en un ático en el DF, van a un taller de poesía, conocen a otro poeta y entablan una amistad. Hay muchas fiestas en la azotea, mucha gente en la calle Bucareli, se enamoran, hay gemelas, hermanas, está Alcira Soust Scaffo —Auxilio Lacouture en Amuleto—. La novela tiene todos los elementos de Bolaño.

La historia es: un escritor de ciencia ficción ha escrito una novela, un periodista le está haciendo una entrevista. Y ahí cuenta la novela que versa sobre un pabellón de la Universidad desconocida , que está en Chile. Entonces empiezas a ver cómo en la obra de Bolaño está todo interconectado. Es como encontrar una pista para entender ciertas cosas de su obra. La parte divertida que tiene la novela es que a Jan le gusta mucho escribir cartas. Y le empieza a enviar cartas a los escritores de ciencia ficción norteamericanos porque piensa que ellos podrían ayudar a hacer algo para detener las intervenciones de Estados Unidos en Latinoamérica

(Risas). 

¿Crees que se viene un apogeo de la ciencia ficción?


Yo sí que lo creo. Lo digo en este número de Granta. Fíjate cómo todo el mundo hablaba de estos escritores freakys pero ahora son todos profetas. Ahora se los toman en serio. Porque ellos tenían la visión, veían lo que se avecinaba. Ojalá hubiésemos escuchado un poquito más. Ahora los demás piensan que no eran tan freakys sino adelantados. Adelantados en pensar el tiempo, pensar las matemáticas. Estaban pensando cosas muy serias y ahora estamos donde ellos ya estaban escribiendo. Por eso hemos querido hablar de esto en el número de Granta, porque la ciencia ficción se está volviendo a pensar. Yo leía Ursula Le Guin con devoción, me gustaba mucho escritores como CS Lewis —no lo de Narnia— y a muchos otros escritores. Con lo cual a mí me alegra mucho ver esto. Y que Bolaño sea parte de esto. Es que es increíble. Está más vivo que nunca.

Hace unos años, para una entrevista en televisón, dijiste que 2666 era uno de los tres mejores libros de literatura en español, ¿por qué?


Mira, lo estaba pensando el otro día. No sé si es verdad o no. O si simplemente es una cosa mía. Yo leí la novela de Claudia Salazar, Sangre de la aurora, y me pareció una novela muy impactante. Porque ella se adentra en las historias de las mujeres, muy poco contadas. Yo pensé: "la auténtica revolución de la literatura latinoamericana será cuando las mujeres empiecen a escribir y a hablar". Porque es como un lugar muy poco leído y muy poco narrado. Porque sí hay mujeres, tienes algunas, pero la mayoría siempre han sido escritores, hombres. Mira el Boom sin ir más lejos. ¿Dónde están las mujeres?

Pues el hecho de que un hombre ponga sobre la mesa que cientos y cientos y cientos de mujeres y sus cuerpos están en tumbas en el desierto olvidadas y nadie está haciendo nada. Y que no lo hemos ni siquiera escrito. Para mí esto demuestra que el poder no siempre puede salirse con la suya. Y el papel de la literatura es eso, decir: "yo lo voy a narrar". Y narrándolo queda el testimonio. De alguna manera esta novela dignifica a estas mujeres. Y si no fuese por esta novela sería simplemente "bueno pues ya lo sabemos, qué pena". ¡Qué pena no! ¡Es un horror! Y menos mal que alguien lo haya narrado.

Y por eso cuando piensa en Claudia, pienso que Bolaño ya ha soltado la liebre y ha dicho "pues mira, hay cosas que contar que son dilemas morales de primera magnitud que tenemos que tratar". Y Claudia ha hecho esto en Perú, dijo "vamos a entrar a las zonas de Los Andes donde ha muerto muchísima gente pero que nadie habla de las mujeres... del cuerpo de la mujer como campo de batalla". Por eso creo que 2666, aparte del hito estético y literario que puede tener, tiene este elemento que es muy importante.

Martin Caparrós dijo en una entrevista hace un par de meses, para un periódico mexicano, que hoy la lectura de América Latina pasa por la formula Bolaño + Narco, ¿coincides?


No. Creo que Bolaño ha levantado una polvareda. Lo que sí es que la literatura latinoamericana —lo que me encanta— es que no le teme a la política. Esto es maravilloso. Porque hay una urgencia. La literatura latinoamericana se preocupa por el poder, pero no está perdida en el narco. Veo Coronel lágrimas y Fonseca ha llegado a oulipo siguiendo una tradición que Bolaño también trabajaba. Pero no pasa por narco, no tiene nada que ver. Tampoco Mauro Javier Cárdenas toca temas de narcotráfico.

No estaría de acuerdo. No creo que acapare todo. Es muy fácil decir que cualquier cosa experimental pasa por Bolaño y no es así. Lo que pasa es que Bolaño ahora es tan grande... y yo creo que el estilo suyo, lo hace parecer muy fácil, que anima a la gente a escribir. Hay escritores así: que inspiran a los escritores a escribir más. Y no tiene un estilo imposible, como Borges o García Márquez.

Intentas escribir como Borges y no es más que parodia. Porque nadie puede escribir como Borges, es imposible. Te puede inspirar, pero no puedes internar escribir como él. Lo mismo con García Márquez porque él cierra completamente un camino, termina con él. Pero Bolaño no: a pesar de tener ese estilo tan característicamente suyo, no es un camino cerrado. Te puede invitar a internar emularlo. Y esto sí estaría de acuerdo con Caparrós: todo pasa por Bolaño.

(Risas).

¿Cuánto crees que el afán de escribir, con la muerte encima, haya influido en su prosa?


Ha creado un mito. Porque además esta enrome pelea que hay entre todo el mundo, anima a la lectura. Porque si el público dice "si hay tanto de qué pelear, ¿qué estamos perdiendo?" entonces aún más gente quiere leerlo. Porque tienes como dos niveles de fama: la del escritor que escribe tan bien e influye tanto a todo el mundo, pero luego tienes el otro nivel que es como un melodrama de televisión. Tiene como cinco viudas y todos peleándose y tiene viudos. Entonces claro, entra en revistas de corazón pero también en revistas de literatura. Acapara absolutamente todo.

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