Diez años de "The Hurt Locker", el primer y único Oscar femenino de dirección

Cine
/ 26 junio 2019

    "The Hurt Locker", que se alzó con un total de seis galardones, incluido el de mejor película, es un drama íntimo protagonizado por Jeremy Renner sobre desactivadores de explosivos en Irak.

    Son 91 años de historia, pero únicamente cinco mujeres han conseguido alzarse con una nominación a la mejor dirección en los Oscar. Y de esa reducida lista, únicamente Kathryn Bigelow se llevó la estatuilla dorada por "The Hurt Locker", una película de cuyo estreno se cumple ahora una década.

    "The Hurt Locker", que se alzó con un total de seis galardones, incluido el de mejor película, es un drama íntimo protagonizado por Jeremy Renner sobre desactivadores de explosivos en Irak, que arrojaba luz sobre la complejidad de esas funciones en pleno campo de batalla mientras dejaba claro lo absurdo de la guerra.

    El galardón a la mejor dirección de Bigelow se lo entregó Barbra Streisand, que previamente había recordado al público que existía la posibilidad de que una mujer hiciera historia en esa categoría por primera vez. Y al abrir el sobre, la mítica artista no pudo evitar adelantar el resultado: "El momento ha llegado".

    "Este es un momento único en la vida", dijo Bigelow sobre el escenario, desde donde se acordó de sus compañeros nominados -incluido su exmarido James Cameron, por "Avatar"- y se despidió con un mensaje para las tropas estadounidenses "que arriesgan su vida a diario en Afganistán, Irak y en todo el mundo".

    Aquello supuso la cima, hasta ahora, en la carrera de Bigelow, que también se llevó el Bafta, los premios a la mejor dirección del Sindicato de Directores y Productores de EU, así como el Critic's Choice (la mayor asociación de críticos del país) por su labor en el filme, una obra bendecida de forma unánime por la crítica aunque con poco tirón entre el público (apenas 17 millones de dólares en Estados Unidos).

    Poco tiempo después volvería a contar con el reconocimiento de la Academia gracias a "Zero Dark Thirty" (2012), un nuevo trabajo de trasfondo bélico con su guionista de confianza -Mark Boal- y con el que luchó de nuevo por el Oscar a la mejor película.

    Su trabajo más reciente es "Detroit" (2017), un drama sobre el racismo que recreaba los disturbios que sacudieron a esa ciudad en 1967, y por ahora la realizadora, que cuenta con títulos como "Point Break" (1991) o "Strange Days" (1995), no tiene más proyectos anunciados de forma oficial.

    Desde la cima alcanzada por Bigelow, únicamente Greta Gerwig se apuntó al club de mujeres nominadas a la mejor dirección, en su caso por "Lady Bird" (2017).

    Anteriormente lo consiguieron Lina Wertmüller ("Seven Beauties", 1975), Jane Campion ("The Piano", 1993) y Sofia Coppola ("Lost in Translation", 2003), una cifra que no es del gusto de la Academia de Hollywood, que se lanzó en los últimos años a luchar por la diversidad e incluir entre sus miembros a muchas más mujeres.

    Las razones que explican esas constantes ausencias son sencillas de explicar: las mujeres apenas dirigieron el 8% de las películas de mayor recaudación de 2018 en EU (según un estudio del Centro para el Estudio de las Mujeres en Televisión y Cine) y la mayoría de los miembros votantes de la Academia viene dando la espalda a los títulos dirigidos por mujeres si no cuentan con una gran campaña publicitaria detrás.

    Eso explica que en la pasada edición de los Oscar, películas muy bien recibidas por la crítica pero pertenecientes a los círculos independientes como "Private Life", de Tamara Jenkins; "Zama"; de la argentina Lucrecia Martel; "The Rider", de Cholé Zhao; "Leave No Trace", de Debra Granik, o "You Were Never Really Here", de Lynne Ramsay, fueran ignoradas.

    "Esta radical falta de representación es improbable que sea remediada por los esfuerzos voluntarios de unos pocos individuos", dijo Martha Lauzen, autora del estudio citado. "Sin un esfuerzo a gran escala proveniente de estudios, agencias de talento, sindicatos y asociaciones, es improbable que veamos un cambio significativo", agregó.

    Para Lauzen, la distancia entre ese 8 % y "algo parecido a la igualdad es sencillamente demasiado grande”.

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