El clima, un rival más en el Abierto de Acapulco
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Uno de los primeros en comprobarlo fue Novak Djokovic, el principal candidato del torneo y número dos del mundo, que se notó cansado en su conferencia de prensa del lunes.
El Abierto Mexicano de Tenis, disputado a unos pasos de las playas de Acapulco, en el suroeste del país, presenta a los principales jugadores un rival inesperado: el clima, que no da descanso, se convierte en un obstáculo más para superar en un torneo ya de por sí complicado.
Con un promedio de 31 grados centígrados a lo largo de la semana, según los pronósticos del clima, y la cercanía del océano, el sol también juega en Acapulco.
Uno de los primeros en comprobarlo fue Novak Djokovic, el principal candidato del torneo y número dos del mundo, que se notó cansado en su conferencia de prensa del lunes. Antes de comparecer ante los medios, el serbio había entrenado a mediodía, bajo un sol abrasador.
"Es mi primera vez en México, tengo que ajustarme a la zona horaria, a las condiciones, pero siempre pensando que voy a hacerlo en mi mejor nivel", añadió el ex número uno del mundo.
Djokovic se sintió aliviado de que los partidos se jueguen por la tarde y por la noche. "Hay menos humedad, menos calor, entrené hoy bajo el sol y digamos que es mucho más placentero hacerlo de noche", expresó.
En cambio, el argentino Juan Martín Del Potro dijo a su llegada a Acapulco que el clima estaba "muy agradable". Pero, a diferencia del serbio, el sudamericano entrenó por la noche del martes y tiene más experiencia jugando en este tipo de ambientes.
Pero el calor no sólo afecta a los extranjeros. El mexicano Lucas Gómez, que fue eliminado en la primera ronda este lunes frente al joven croata Borna Coric, dijo que el clima sí influía de manera "definitiva" en los partidos.
"Las condiciones obligan a que el juego sea más lento, el día estuvo más caluroso de lo normal, hay que adaptarse", declaró.
Sin embargo, el austriaco Dominic Thiem, campeón defensor en Acapulco y ganador el domingo pasado en el torneo de Río, declaró que "no hacía tanto calor" como en Brasil.
"La característica de Río y de Acapulco es que en ambos además de calor hay humedad", lo cual cambia la forma de enfrentar los partidos, según el austriaco. Pero, a pesar de ello, Thiem aseguró que no le afectará.
Los últimos tres títulos del número nueve del mundo, en Buenos Aires (2016), Acapulco (2016) y Río (2017) confirman que Thiem no le tiene miedo al clima.
No es casualidad que en el abierto mexicano no se programen partidos ni por la mañana ni en las primeras horas de la tarde. El bochorno se vuelve insoportable, sobre todo bajo los rayos del sol.
Un factor más para hacer de este torneo uno muy "especial", como afirmó la tenista canadiense Eugenie Bouchard, es que la duración, de apenas seis días, obliga a que no haya tregua entre una ronda y la siguiente.
Ni el agua ayuda. En otros torneos, la lluvia suele ser un factor que impide que una competición de este tipo se lleve a cabo con normalidad. En Acapulco es el astro rey quien determina el porvenir del evento.
Si algo escasea en esta playa mexicana son las nubes. Ante la pregunta de cuándo fue la última vez que llovió, uno de los habitantes locales responde con ironía: "Hace un siglo”.